El populismo agot¨® su ciclo
Se est¨¢ acabando la ola que naci¨® con la revoluci¨®n cubana y se extendi¨® por Am¨¦rica Latina
Cuando en 1959 estall¨® la revoluci¨®n cubana, la Am¨¦rica Latina entr¨® en un ciclo hist¨®rico que, bajo la sombra de la guerra fr¨ªa, abri¨® un dram¨¢tico cap¨ªtulo de enfrentamientos. De un lado, la magia rom¨¢ntica de la revoluci¨®n; del otro, los golpes de Estado, en nombre del orden y la salvaci¨®n del mundo democr¨¢tico. En 1964, Brasil ¡ªla joya de la corona¡ª cay¨® en el militarismo y luego, uno a uno, fueron derrumb¨¢ndose unos y otros, con las solitarias excepciones de Colombia, Venezuela y Costa Rica. Algunos Estados viv¨ªan viejas dictaduras (Stroessner en Paraguay, Trujillo en Dominicana, los Somoza en Nicaragua), pero el resto fue arrastrado en esa dial¨¦ctica. Aun a los pa¨ªses de mayor tradici¨®n democr¨¢tica, como Uruguay y Chile, se los llev¨® la marea en 1973.
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Sobre la d¨¦cada del ochenta, se vislumbraba un agotamiento de la guerra fr¨ªa, una declinaci¨®n de la acci¨®n desestabilizadora de la izquierda marxista, apoyada desde la URSS y Cuba, tanto como de las intervenciones de la CIA para enfrentar los reg¨ªmenes revolucionarios. El militarismo estaba en su ocaso. Y as¨ª, en 1978, retornan Rep¨²blica Dominicana y Per¨², en 1983 lo hace Argentina ¡ªluego del derrumbe del r¨¦gimen militar por la derrota de las Malvinas¡ª, en 1985 Brasil y Uruguay, para culminar en 1989 con Chile y Paraguay.
La utop¨ªa revolucionaria se hab¨ªa desvanecido con la cristalizaci¨®n de la revoluci¨®n cubana; a su vez, la ¡°redenci¨®n¡± militarista hab¨ªa dejado una siembra de dolores, fracasos y enconos. Alumbr¨® un tiempo de esperanzas. Naci¨® el Mercosur con la idea de integrar a los pa¨ªses del Atl¨¢ntico sudamericano. Los centroamericanos consolidaron su Sistema de Integraci¨®n. La CAF, comunidad andina, ensanch¨® su ¨®rbita. La democracia ya no era discutida ni tampoco la econom¨ªa de mercado, con pol¨ªticas m¨¢s abiertas. Se abri¨® un fuerte debate entre ¡°desarrollismo¡± y ¡°neoliberalismo¡±, planteado en t¨¦rminos m¨¢s dogm¨¢ticos que reales, porque la tendencia privatizadora solo se expres¨® en su versi¨®n ortodoxa en Argentina y Chile.
En Argentina, Mauricio Macri es? el primer presidente, en un siglo largo, que no es radical ni peronista
Desgraciadamente, la democracia, que parec¨ªa llegar para siempre, fue bastante m¨¢s esquiva. Cayeron numerosos presidentes, v¨ªctimas ya no de irrupciones militares pero s¨ª de una indeseable inestabilidad. Irrumpi¨® el populismo y la formaci¨®n Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra Am¨¦rica (ALBA), que reuni¨® a Bolivia, Ecuador, Nicaragua y varias islas caribe?as, bajo el liderazgo de Venezuela y Cuba. Se trataba de un grupo cuyo discurso antinorteamericano apareci¨® como un retorno nost¨¢lgico. Brasil y Argentina se le sumaron, en la simpat¨ªa, en la diplomacia y en los negocios. Se levantaban banderas de izquierda, detr¨¢s de las cuales hab¨ªa de todo y hoy se advierte de modo dram¨¢tico: un autoritarismo opresivo en Venezuela, un Gobierno de confrontaci¨®n y aislamiento en Argentina, una fuerte complicidad de Brasil con todo ese grupo heterog¨¦neo. La bonanza de los precios del petr¨®leo y las materias primas (la d¨¦cada dorada de 2003 a 2012) marc¨® el apogeo de estos reg¨ªmenes m¨¢s cercanos al fascismo que a la proclamada izquierda.
Hoy el viento volvi¨® a cambiar. El ciclo de los grandes precios ha terminado. En Venezuela, el voto popular ha sido abrumador en contra del r¨¦gimen y el ej¨¦rcito, hasta ahora soldado tranquilo, puso el l¨ªmite para que no se consumara el fraude anunciado por las amenazas de Maduro, la prisi¨®n de los l¨ªderes opositores y el cercenamiento de la prensa. En Argentina, la elecci¨®n la gana el ingeniero Mauricio Macri, primer presidente ¡ªen un siglo largo¡ª que no es radical ni peronista. Anuncia una econom¨ªa m¨¢s abierta y una intervenci¨®n racionalizada de un Estado exhausto. Brasil asiste al derrumbe moral del Gobierno del PT, a ra¨ªz de un juicio penal que ha abierto la caja de Pandora de una gigantesca corrupci¨®n en Petrobras, usada por el partido de Gobierno como un barril sin fondo para sostener su estructura y por empresas contratistas como fuente de negocios espurios.
La cohabitaci¨®n venezolana ser¨¢ dif¨ªcil, entre un presidente autoritario, acostumbrado al abuso, y un Parlamento con m¨¢s de dos tercios opositores. En Argentina, Macri, sin mayor¨ªa parlamentaria, deber¨¢ lidiar con la oposici¨®n enconada de la expresidente, tan airada con la derrota que ni siquiera asisti¨® al traspaso de mando. Brasil, por su parte, est¨¢ navegando sin rumbo, con una se?ora presidente cuestionada y una mayor¨ªa parlamentaria que empieza a fragmentarse.
El futuro no est¨¢ a¨²n claramente dibujado. Pero no hay duda de que la ola populista agot¨® su ciclo.
Julio Mar¨ªa Sanguinetti fue presidente de Uruguay.
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