El nuevo ciclo pol¨ªtico: pacto y reforma
Consolidar el respeto por las reglas de juego, configurar un Gobierno estable y poner en marcha la renovaci¨®n constitucional son tres pasos sucesivos e inevitables a los que debe enfrentarse el Parlamento surgido del 20-D
Hace cuatro a?os Espa?a se hallaba en una encrucijada de la que no parec¨ªa encontrar salida. La crisis econ¨®mica hab¨ªa devenido en crisis social y pol¨ªtica, y el pa¨ªs se precipitaba hacia un escenario que ser¨ªa definido por muchos como de ¡°tormenta perfecta¡±. Cuatro a?os despu¨¦s, ese diagn¨®stico fatalista queda muy atr¨¢s, cada vez m¨¢s distanciado ¡ªcon la grav¨ªsima excepci¨®n del secesionismo catal¨¢n¡ª por una realidad que en muchos aspectos ha conocido un intenso proceso de cambio.
En el ¨¢mbito econ¨®mico, una recuperaci¨®n que ha cobrado fuerza trimestre a trimestre ¡ªir¨¢n 10 con el cuarto de 2015¡ª aleja los dos severos episodios recesivos sufridos entre 2009 y 2013, ganando al tiempo m¨¢rgenes muy considerables de competitividad internacional. Es cierto que la alargada sombra de los efectos sociales de la crisis y de las pol¨ªticas de ajuste sigue muy visible: sobre todo, el desempleo, todav¨ªa en una cota intolerable, m¨¢xime cuando el paro de larga duraci¨®n y entre los j¨®venes alcanza asimismo niveles inasumibles, y el problema de una ahondada desigualdad de rentas y de oportunidades, con lo que ello supone de foco no solo de justificado malestar social, sino incluso de potencial cuestionamiento de todo el sistema. Pero tambi¨¦n es verdad que la situaci¨®n calamitosa de la econom¨ªa espa?ola con que comenz¨® la anterior legislatura parece ahora ya muy lejana: de engrosar la enfermer¨ªa del sur de Europa, hoy se sit¨²a como la cuarta econom¨ªa m¨¢s pujante de la eurozona (solo por detr¨¢s de Irlanda, Luxemburgo y Eslovaquia).
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Por su parte, el conjunto de la sociedad est¨¢ demostrando una fortaleza en la respuesta m¨¢s que notoria. Al destapar la corrupci¨®n, al poner de manifiesto el defectuoso funcionamiento de instituciones, al dejar al descubierto debilidades del modelo productivo, la crisis ha tensado la capacidad de respuesta de una buena parte del cuerpo social. Un intenso proceso adaptativo y de renovaci¨®n es el resultado. Se ha aguzado el esp¨ªritu cr¨ªtico ante la ineficiencia y ante las carencias. Hemos incorporado una nueva conciencia moral p¨²blica m¨¢s estricta, menos permisiva, m¨¢s exigente de ejemplaridad. Es muy notorio el dinamismo de la sociedad civil, dando vida a multiplicados foros, c¨ªrculos y plataformas de creaci¨®n de opini¨®n. Hay un rechazo generalizado ¡ªsobresaliente en el contexto europeo¡ª de actitudes xen¨®fobas y violentas. Los cambios en las pautas familiares son muy profundos, sin que la instituci¨®n de la familia haya dejado de desempe?ar funciones solidarias y de cohesi¨®n social fundamentales.
En el propio ¨¢mbito pol¨ªtico, las novedades no han dejado de sucederse en los ¨²ltimos meses, impulsadas por el propio dinamismo del cambio social. La comparecencia de nuevas formaciones pol¨ªticas y los movimientos adaptativos de los partidos m¨¢s asentados han promovido un proceso no menor de renovaci¨®n generacional y de comunicaci¨®n con la sociedad, a la vez que se han adoptado medidas que han puesto coto a las lagunas legales que favorec¨ªan la financiaci¨®n irregular. En poco tiempo ha quedado muy distante el ¡°no nos representan¡±, y tambi¨¦n se desvanecen muchos s¨ªntomas de fatiga de nuestra democracia que justificaban el clamor por una urgente reorganizaci¨®n de las reglas de juego. Ahora, el creciente inter¨¦s por la cosa p¨²blica y la mayor participaci¨®n electoral revelan una cierta recobrada confianza de los ciudadanos en la pol¨ªtica, tal y como refleja su propio activismo, y una demanda de cambio institucional formal que responda al cambio social y pol¨ªtico.
Dicho de otro modo: una realidad cambiante ¡ªen todas sus dimensiones: econ¨®mica, social, pol¨ªtica, cultural¡ª ha ido por delante, a pesar de no contar siempre con el empuje de un liderazgo firme, de los procesos de cambio formales, exceptuando, eso s¨ª, la abdicaci¨®n del rey Juan Carlos, que sirvi¨® para dar inicio simb¨®lico a ¡°un tiempo nuevo¡±. La democracia, en todo caso, es quien sale ganando con una sociedad m¨¢s atenta a los intereses colectivos, m¨¢s participativa y m¨¢s exigente con quienes la representan.
Hemos incorporado una conciencia moral, menos permisiva, m¨¢s exigente de ejemplaridad
De ah¨ª la enorme importancia de las elecciones que acaban de celebrarse y de la nueva composici¨®n del tablero pol¨ªtico, cuando adem¨¢s la fuerza desestabilizadora del independentismo en Catalu?a ha adquirido una potencia inusitada. Espa?a, en suma, se halla en una coyuntura crucial para alumbrar una reforma pol¨ªtica de gran calado, con una sociedad que la exige y est¨¢ preparada para afrontarla. Esa ha de ser la tarea prioritaria de la nueva legislatura.
Para el C¨ªrculo C¨ªvico de Opini¨®n, tal inevitable reforma pol¨ªtica deber¨ªa cubrir tres etapas sucesivas. Desde ahora mismo, un gran pacto pol¨ªtico entre los principales partidos que ratifique la unidad de Espa?a y la necesidad de respetar la Constituci¨®n y las leyes para cualquier reforma de las mismas.
Acto seguido, tras la formaci¨®n de un Gobierno estable, el lanzamiento de una reforma pol¨ªtica profunda y amplia, consensuada y discutida, que aborde los numerosos problemas de ineficiencia institucional en las Administraciones P¨²blicas, en la justicia, en el funcionamiento de los partidos pol¨ªticos, en la ley electoral, en la gigantesca y anquilosada clase pol¨ªtica, en el desaforado aforamiento, en el burocr¨¢tico funcionamiento del Congreso y del Senado, en la fiscalidad y en la financiaci¨®n, en la econom¨ªa sumergida y en tantas cosas y dimensiones tantas veces denunciadas.
La abdicaci¨®n del rey Juan Carlos sirvi¨® para dar inicio simb¨®lico a ¡°un tiempo nuevo¡±
El corolario ¡ªo tercer paso¡ª tiene que ser, inevitablemente, un conjunto de reformas constitucionales que renueven el marco jur¨ªdico de la Constituci¨®n de 1978. Parte esencial de ello, pero ni mucho menos ¨²nica, ser¨¢ una nueva articulaci¨®n territorial del Estado que ofrezca una alternativa al actual dilema catal¨¢n entre la independencia y el statu quo. Una aut¨¦ntica reforma constitucional que, finalmente, deber¨¢ ser refrendada en refer¨¦ndum en toda Espa?a, lo que quiere decir tambi¨¦n en Catalu?a, integrando de nuevo as¨ª a la ciudadan¨ªa catalana en un proyecto com¨²n.
Solo entonces, y creemos que solo as¨ª, podremos recobrar la legitimidad y la calidad de la convivencia de que hemos disfrutado durante los ¨²ltimos 40 a?os, un tiempo que ha acogido, en su conjunto, el periodo m¨¢s fruct¨ªfero y positivo de la historia moderna de Espa?a. Espa?a, los espa?oles, est¨¢n preparados para ello. Estamos seguros de que, tambi¨¦n esta vez, la sociedad impulsar¨¢ las obligadas reformas para afrontar con solvencia este nuevo reto hist¨®rico.
Fernando Vallesp¨ªn es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Delgado, catedr¨¢tico de Econom¨ªa, en representaci¨®n del C¨ªrculo C¨ªvico de Opini¨®n, del que son socios fundadores.
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