Mou, Abram¨®vich y ¡®La amenaza fantasma¡¯
Imaginen un futuro inmediato con Putin en el Kremlin, Trump en la Casa Blanca, Mourinho en la otra casa blanca y Montoro otros cuatro a?os m¨¢s en Hacienda
![José Mourinho en Stamford Bridge; el portugués deja el Chelsea de Abramovich](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3C4MPMIFN3L65PW5F4LETWPPC4.jpg?auth=e439d46b325872ffd70c9c22bbd5bef3f473ea94c4237ad459c2656cb9671e94&width=414)
Grandes se?ales hab¨ªa en los cielos profetizando graves convulsiones mundiales en 2015. El fatum se ha cumplido: el petr¨®leo se hunde, la Reserva Federal sube los tipos de inter¨¦s y Jos¨¦ Mourinho abandona el Chelsea, de mutuo acuerdo, dicen, pero despu¨¦s de haber consumido las reservas de paciencia de la afici¨®n, de sus propios jugadores y del propietario Abram¨®vich. Mourinho agosta cualquier brote de fraternidad, alegr¨ªa o entendimiento inteligente en un radio aproximado de 10 kil¨®metros a la redonda de su persona. Exuda discordia de la misma forma que Rajoy genera estupor y Solbes anestesia el entorno con los efluvios de un poderoso somn¨ªfero. La capacidad disolvente de Mou destruye la convivencia en beneficio de la confrontaci¨®n insensata, porque s¨ª. Por eso su espejo es Perfectus Detritus, el personaje central (roba todas las vi?etas del episodio La Ciza?a de Asterix). A partir de los midiclorianos (gracias, delirios de La amenaza fantasma) de Mou el Pent¨¢gono podr¨ªa fabricar el gas nervioso definitivo, capaz de sembrar el caos en las filas enemigas.
Pero ya est¨¢ bien de mirar a Mou. No puede negar su personalidad, igual que Del Bosque no podr¨ªa insultar a su peor enemigo ni harto de bele?o negro. Es hora de prestar atenci¨®n a otros personajes, tan extravagantes como el propio Jose (sin acento, por favor, como Aznar). Ah¨ª tenemos el caso de Roman Abram¨®vich, multimillonario ruso construido con privatizaciones de patrimonios p¨²blicos de la URSS, experto en tropezar dos veces en la misma piedra. Despidi¨® a Mou en 2008, pero lo volvi¨® a contratar a pesar de que conoc¨ªa su car¨¢cter y sus poderes disolventes. Prescindi¨® de los servicios de Guus Hiddink, pero ahora volver¨¢ a contratarlo, porque est¨¢ dominado por el v¨¦rtigo que conduce a repetir la mediocridad en un bucle eterno. Los grandes clubes europeos (los que disponen de m¨¢s dinero) rara vez innovan con los entrenadores; el ¨²ltimo descubrimiento fue Pep Guardiola y ahora agota las esencias de su sistema en el Bayern.
La amenaza fantasma (episodio 1 de Star Wars) no est¨¢ citada en vano. Con Mou libre, merodeando en torno a los clubes con m¨¢s de 300 millones de presupuesto, la probabilidad de que aterrice de nuevo en el Real Madrid quiz¨¢ sea baja (Florentino P¨¦rez asegur¨® p¨²blicamente ¡°ahora no¡±), pero es superior a cero y, desde luego, superior a la que existe de que Ben¨ªtez supere una temporada. Como Mou dej¨® a medias las tareas de desmantelamiento quintacolumnista de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol y existe una misteriosa conexi¨®n berserker entre el entrenador portugu¨¦s y una parte de la afici¨®n madridista, no debe descartarse la posibilidad de que Mourinho retorne a la capital de Espa?a, Jorge Mendes mediante. Otro personaje, por cierto, al que conviene prestar atenci¨®n.
El horror, dir¨ªa el coronel Kurtz, existe. Imaginen un futuro inmediato con Putin en el Kremlin, Trump en la Casa Blanca, Mourinho en la otra casa blanca y Montoro otros cuatro a?os m¨¢s en Hacienda. Imaginen un futuro as¨ª y tiemblen... despu¨¦s de haber re¨ªdo.
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