Contar, pese a todo
Andr¨¦ Breton dec¨ªa que la belleza debe ser convulsiva. Yo digo que el periodismo tambi¨¦n
Carta de la semana: Contar, pese a todo
A Mart¨ªn Caparr¨®s, gracias por su art¨ªculo Contra el p¨²blico. Gracias por ser uno de los componentes de la banda de bandidos que ruborizan. Gracias por lo sangu¨ªneo de su pluma. Andr¨¦ Breton dec¨ªa que la belleza debe ser convulsiva. Yo digo que el periodismo tambi¨¦n. A los j¨®venes que se inician en este oficio se les podr¨ªa decir: al¨¦jate del software, impr¨¦gnate de barro. Impr¨¦gnate y, cubierto de ¨¦l, sac¨²delo. Solo as¨ª te prestar¨¦ mi m¨¢s fiel atenci¨®n.
Francisco Garc¨ªa Castro. Estepona (M¨¢laga)
Sexismo, planta tercera
Al hilo del reportaje Adi¨®s a las mu?ecas, publicado en el n¨²mero extra de Navidad de El Pa¨ªs Semanal el pasado 13 de diciembre, me gustar¨ªa contarles esta historia: sucedi¨® en unos grandes almacenes ubicados en la madrile?a calle de la Princesa. Al llegar a la planta tercera, comenz¨® el desfile de personajes televisivos convertidos en merchandising infinito. Fue persiguiendo a mi hijo cuando llegamos a una zona en la que encontramos una clara divisi¨®n entre juguetes de ni?o y de ni?a. El rosa para ellas y el rojo y similares para ellos. Sin embargo, hab¨ªa un espacio de nadie donde hab¨ªa lavadoras de juguete y aspiradoras infantiles. Para ilustrar las cajas de estos juguetes, en todos los casos aparecer¨ªan ni?as. Mi hijo juega con coches aunque le encanta una cerdita que vive en un paisaje del Tour de Francia. No quiero ser purista, pero si desde peque?os hay lugares comunes que se asignan a las ni?as, estamos sembrando semillas de dudoso fruto en el futuro.
Nacho Caballero Botica. Madrid
Cuesti¨®n generacional
Nac¨ª en 1958, como Prince, a quien El Pa¨ªs Semanal dedicaba su portada del pasado 13 de diciembre. Pas¨¦ los primeros 12 a?os de mi vida en un pueblo madrile?o donde las familias eran casi aut¨®nomas. Un par de cabras en un hatajo comunal, las gallinas y el cochino en el corral, los productos de la huerta arrendada al cura que no la quer¨ªa trabajar y algunos jornales al a?o procedentes del marqu¨¦s surt¨ªan nuestras necesidades. La primera estufa de fundici¨®n, para sustituir a la lumbre baja, entr¨® en mi casa en 1965, el agua corriente y el gas butano no llegaron hasta cuatro a?os despu¨¦s. Ahora leo en la biblioteca p¨²blica, me desplazo en bicicleta, mi ropa dura varias temporadas, mis comidas son frugales, no fumo, ni bebo alcohol, no tengo congelador, ni tel¨¦fono m¨®vil, ni Internet, pero s¨ª una televisi¨®n de tama?o regular y v¨ªdeo porque me gusta el cine, una minicadena para o¨ªr m¨²sica, me encanta Purple Rain, de Prince, apenas viajo fuera de mi ciudad, mi sueldo es el base. Hago todo lo posible por reducir mi consumo, es la ¨²nica medida efectiva para no agredir al entorno natural y social. Mis compa?eros y familiares dicen que soy un bicho raro y aburrido, que carece de ambiciones y que no sabe disfrutar de la vida.
Luis Fernando Crespo. Alcal¨¢ de Henares (Madrid)
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