Creatividad sin extravagancia para reinventar las joyas

Fran?oise van den Bosch fue una joyera holandesa que en los 33 a?os que dur¨® su vida supo darle la vuelta a la orfebrer¨ªa de su pa¨ªs. De ascendencia noble e hija de una familia adinerada, se interes¨® por los materiales tradicionalmente alejados de la alta joyer¨ªa. Por eso, cuando repentinamente muri¨® en 1977, sus amigos decidieron crear una fundaci¨®n que defendiera la investigaci¨®n y el descubrimiento en la orfebrer¨ªa. Adem¨¢s de organizar exposiciones y conceder becas, esa fundaci¨®n otorga un galard¨®n bienal desde 1980. En su ¨²ltima edici¨®n, el premio ha reca¨ªdo por primera vez en un joyero espa?ol, Marc Monz¨® (Barcelona, 1973).

Hace a?os que los joyeros reivindican sus creaciones firmando piezas que valen por s¨ª mismas m¨¢s que por el valor de sus materiales. Esa toma de conciencia hab¨ªa encasillado la alta joyer¨ªa con los metales nobles y los altos precios y asociaba la orfebrer¨ªa de vanguardia con los materiales inesperados, la creatividad y los precios m¨¢s accesibles. Por eso sorprende que cuando la imaginaci¨®n y la descontextualizaci¨®n parecen haberles ganado la batalla a los metales y las piedras preciosas en la joyer¨ªa, la Fundaci¨®n Fran?ois van der Bosch haya reconocido como mejor orfebre europeo a un espa?ol que trabaja, fundamentalmente, con oro y piedras preciosas. Un profesional con una trayectoria basada en la sutileza que, lejos de apostar por la extravagancia ha elegido la delicadeza para actualizar la joyer¨ªa.

El artista minucioso

Formado en la Escuela Massana de Barcelona, Monz¨® es, en su ¨¢mbito, muy reconocido. Hace una d¨¦cada recibi¨® el Premio JORGC, que concede el Colegio Oficial de Joyeros, Orfebres, Relojeros y Gem¨®logos de Catalu?a, y hoy es director creativo de la nueva joyer¨ªa Misui de la capital catalana. Como artista lleva casi 20 a?os realizando exposiciones individuales en galer¨ªas de Jap¨®n, Reino Unido, Holanda, Alemania, Portugal y Espa?a. Y sus joyas han sido adquiridas para las colecciones permanentes del Stedelijk Museum de Hertogenbosch, el Museo de Artes Decorativas de Barcelona, la National Gallery de Australia o el CODA de Apeldoorn, en Holanda.

El premio Fran?oise van den Bosch concede 5.000 euros al joyero ganador y 2.000 euros m¨¢s para adquirir alguna de sus piezas para la colecci¨®n de la fundaci¨®n. Adem¨¢s, organiza sendas muestras ¡ªuna en Holanda y la otra, en este caso, en Barcelona¡ª de la obra del artista premiado.

Monz¨® es un creador minucioso. ?l justifica su gusto por la peque?a escala y por la sobriedad por ¡°una inclinaci¨®n personal que le lleva a relacionar lo valioso con lo peque?o¡±. Eso le conduce a juzgar la precisi¨®n en la ejecuci¨®n como una condici¨®n indispensable para el trabajo bien hecho. Seguramente por eso, las suyas son joyas que no se exhiben. Alej¨¢ndose de la ostentaci¨®n es como reinventan la joyer¨ªa. Lejos de imponerse, deslumbran m¨¢s por su finura que por sus brillos.