Los refugiados de Am¨¦rica
La crisis de los cubanos en la frontera con Nicaragua es una prueba de que Castro debe dar pasos en la apertura del r¨¦gimen

La crisis desatada por la presencia de 4.500 refugiados cubanos en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, que tratan de llegar a EE?UU, ha colocado a los Gobiernos de Centroam¨¦rica ante un dilema muy similar al que se ha vivido en Europa, al tiempo que plantea interrogantes sobre la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de pa¨ªses que normalmente son origen y no destino de la emigraci¨®n y sobre el mismo proceso de apertura en Cuba.
En primer lugar, lo m¨¢s importante de todo el problema es la crisis humanitaria, y en este aspecto resulta muy positiva la iniciativa ¡ªnegociada por M¨¦xico, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panam¨¢ y Belice¡ª que permitir¨¢ a los refugiados cubanos quedar liberados del bloqueo que sufren en la frontera con Nicaragua. El papel de Managua en esta crisis, con la negativa a permitir que atraviesen su frontera estas personas y con la expulsi¨®n de otros 1.100 cubanos resulta, cuanto menos, inaceptable. Si se trata de refugiados pol¨ªticos, Nicaragua est¨¢ obligada a admitirlos en virtud de los tratados internacionales firmados. Y si no los reconoce como tales y considera que son emigrantes econ¨®micos habr¨ªa que recordar a Daniel Ortega que su pa¨ªs tiene cientos de miles de emigrantes en EE?UU ¡ªmeta final de los cubanos¡ª, y que no es coherente reclamar un trato justo para unos y negarlo para otros en funci¨®n del pasaporte.
La segunda cuesti¨®n importante hace referencia a la situaci¨®n en Cuba. Los refugiados tratan de entrar en Estados Unidos ante el temor de que con la normalizaci¨®n de relaciones entre Washington y La Habana dejen de ser considerados refugiados pol¨ªticos. Al a?o de anunciarse la normalizaci¨®n, el r¨¦gimen de Ra¨²l Castro apenas ha dado pasos que permitan atisbar una apertura. La situaci¨®n de la oposici¨®n sigue siendo la misma, igual que la pol¨ªtica de derechos humanos. Castro debe entender que no puede exigir a cambio de nada y que debe dar pasos concretos.
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