Ante la crisis del PSOE
Los l¨ªderes socialistas deben resolver sus problemas internos por el bien de Espa?a y del propio partido

Las elecciones del 20 de diciembre dejaron maltrecho el sistema bipartidista que ha predominado en Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas y castigaron muy duramente a los dos partidos que se han alternado de forma continuada en el poder. Aunque fue el PP el que mayor p¨¦rdida de votos y esca?os sufri¨®, tambi¨¦n el Partido Socialista se anot¨® una fuerte derrota, apenas paliada por el hecho de que se mantuvo como segunda fuerza pol¨ªtica.
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Sin embargo, mientras en el PP ese fracaso est¨¢ siendo digerido internamente ¡ªpor el momento¡ª sin ruido, en el PSOE se ha desatado un conflicto intestino que amenaza con a?adir al castigo impuesto por los electores una pena complementaria, resultado de la incompetencia e insensatez de los propios dirigentes socialistas.
En algunos momentos, el espect¨¢culo que est¨¢n dando los l¨ªderes del PSOE, como ha reconocido alguno de ellos, no solo est¨¢ socavando la posibilidad de que puedan llegar a plantear un Gobierno para el cambio, sino que est¨¢ poniendo en peligro la propia supervivencia de un partido con m¨¢s de 100 a?os de historia.
Cuando m¨¢s falta hace sensatez ante la adversidad, m¨¢s desorientado y fr¨ªvolo se muestra el partido que ha gobernado en la Espa?a democr¨¢tica durante m¨¢s de dos d¨¦cadas y ha realizado el mayor cambio pol¨ªtico de la historia de este pa¨ªs. Nada tenemos en contra de las luchas por el poder dentro de un partido, pero es preciso acertar en el momento y las circunstancias en que se libran para que no acaben perjudicando a los intereses de todos.
Lo primero es leer bien los resultados desde 2011 y forjar un proyecto que ilusione a los ciudadanos
Para hacer frente a su crisis, el PSOE debe, en primer lugar, leer cuidadosamente los mensajes de los electores desde 2011, y especialmente el del pasado 20 de diciembre, para buscar una respuesta capaz de volver a ilusionar, en torno a un proyecto progresista moderno, a los ciudadanos: estos consideran ¡ªlas urnas lo dejaron claro¡ª que el PSOE no tiene actualmente ese proyecto, y lo condenaron de forma inequ¨ªvoca a permanecer en la oposici¨®n.
Desde estas p¨¢ginas hemos defendido la legitimidad de que se intente conformar una mayor¨ªa alternativa en el caso de que el primer encargado de formar Gobierno, Mariano Rajoy, fracase. La irresponsable actitud de Podemos, estableciendo una l¨ªnea roja indiscutible en su absurda reclamaci¨®n del derecho de autodeterminaci¨®n, hace imposible cualquier especulaci¨®n sobre una mayor¨ªa de izquierdas, ya de por s¨ª muy dif¨ªcil de administrar para un partido socialista con 90 diputados.
El descarte de esa alternativa no significa, no obstante, que el PSOE carezca de poderosas cartas a jugar en esta confusa e inquietante coyuntura. Y es precisamente en esta situaci¨®n cuando m¨¢s se echa de menos un partido unido y con una estrategia bien definida. Hace menos de dos a?os, el PSOE eligi¨® l¨ªder y candidato a la presidencia del Gobierno. En condiciones muy dif¨ªciles, Pedro S¨¢nchez ha cumplido dignamente con la labor que se le encomend¨®, alternando errores con algunos aciertos que se han visto indiscutiblemente eclipsados por los malos resultados. Si el partido cree que ya no es la persona adecuada y entiende que se requiere un relevo, si esa es la posici¨®n de la mayor¨ªa, que se habiliten los mecanismos para la toma de decisiones y se proceda. Pero si no es as¨ª, si asistimos a escaramuzas, a tanteos y pulsos para comprobar el estado de fuerzas de cada cual, es necesario ponerles fin y restablecer cuanto antes la unidad en torno al l¨ªder existente. Es insostenible un liderazgo al que se ha atado las manos y privado de los instrumentos para encarar con autoridad la dif¨ªcil fase en que se encuentra la pol¨ªtica espa?ola.
Para evitar una deriva autodestructiva hace falta un partido unido y una estrategia bien definida
Nadie fuera del PSOE est¨¢ autorizado a decidir qui¨¦n debe dirigirlo. Son los militantes o los votantes los que tienen en su mano poner y quitar candidatos, siguiendo los protocolos internos. Para debatir estas cuestiones, est¨¢n los ¨®rganos de direcci¨®n. Sin embargo, es necesario llamar la atenci¨®n sobre la deriva autodestructiva en la que podr¨ªa entrar el PSOE si no se resuelven estas luchas que, lejos de solucionar los problemas, los multiplican de forma exponencial. Sobre todo en un momento en el que ha irrumpido un nuevo partido, Podemos, que busca la hegemon¨ªa de la izquierda con movimientos t¨¢cticos capaces de absorber tanto a los votantes de la izquierda radical como a los socialdem¨®cratas.
La pregunta urgente que deben hacerse los socialistas es si existe o no alg¨²n candidato alternativo que mejore la confianza del partido con los ciudadanos, si est¨¢ disponible y si tiene los suficientes apoyos en un hipot¨¦tico congreso. Si es as¨ª, que quien sea d¨¦ un paso al frente con todas sus consecuencias. Si no, todos los dirigentes deber¨ªan apoyar de forma un¨¢nime y decidida al actual secretario general y darle la oportunidad de manejar la situaci¨®n, con acuerdos razonables con fuerzas situadas a su derecha, a su izquierda y en la periferia.
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