Memoria horrorizada
La ciudad siria de Madaya ha sido condenada a morirse de hambre no por una guerrilla enloquecida, sino por un Gobierno perfectamente racional y fr¨ªo
¡°La gente se desmoronaba de hambre. La vida se redujo a tratar de encontrar comida. El horror de lo que se vivi¨® en esa ciudad es casi inimaginable. La gente com¨ªa hierba, cola de carpintero, herv¨ªa el papel de las paredes, los cinturones de cuero, ?los libros...! "Se cambia gato por pegamento", rezaba un cartel. Nadie ten¨ªa fuerzas para enterrar a los muertos¡ Una madre s¨®lo pudo arrastrar a su hijo hasta el alf¨¦izar y all¨ª lo dej¨®. Hubo epidemias de disenter¨ªa, de tifus¡±.
¡°Los asediadores no quer¨ªan meramente tomar la ciudad. El objetivo era sellarla y matar de inanici¨®n a toda la poblaci¨®n civil, ni?os incluidos. Esta decisi¨®n estaba motivada por el odio (¡). Y a ella se aplicaron con rigor casi cient¨ªfico¡±.
Los dos p¨¢rrafos anteriores describen (en la pluma de Jacinto Ant¨®n) el sitio de Stalingrado en la II Guerra Mundial, un cerco que todav¨ªa hoy provoca espanto. Pero esos mismos p¨¢rrafos podr¨ªan describir perfectamente el sitio de la ciudad siria de Madaya y de otras poblaciones a las que tropas regulares del gobierno de Bachar el Asad han sometido y est¨¢n sometiendo hoy d¨ªa, ante nuestros ojos, a la maldici¨®n, no ya del hambre, sino de la inanici¨®n.
Que el cerco haya llegado a donde ha llegado es una muestra de nuestra inhumanidad y de la inhumanidad de nuestros dirigentes
En el momento de empezar el asedio, Madaya ten¨ªa 42.000 habitantes, muchos de ellos refugiados huidos de la guerra en zonas rurales. La ciudad est¨¢, dicen los mapas, a 25 kil¨®metros de Damasco y a 11 de la frontera de L¨ªbano, es decir al alcance de cualquiera que pudiera haberle llevado alimentos y medicinas, incluso en taxi. Pero Madaya fue condenada a morirse de hambre no por una guerrilla enloquecida sino por un gobierno perfectamente racional y frio que utiliza la inanici¨®n, ¡°con rigor casi cient¨ªfico¡±, contra los civiles, como una simple estrategia militar. Un gobierno que se ha negado sistem¨¢ticamente a que Naciones Unidas abriera un peque?o corredor humanitario y que solo cuando la prensa internacional (fundamentalmente brit¨¢nica) ha logrado obtener fotos y ha decidido colocarlas en primera p¨¢gina, avivando la memoria horrorizada, ha aceptado, ya veremos hasta qu¨¦ punto, abrir una peque?a puerta .
La cuesti¨®n es por qu¨¦ la comunidad internacional no es capaz de impedir hechos como ¨¦ste. Como queda dicho, el autor de esta salvajada no es una guerrilla en la que resulte dif¨ªcil encontrar un interlocutor o a la que no se pueda presionar. Aqu¨ª se trata de un gobierno, dictatorial, desde luego, pero con el que la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo mantienen relaciones diplom¨¢ticas, que est¨¢ organizado en ministerios, direcciones generales, ventanillas y negociados, que tiene unas fuerzas armadas regulares y que pretende formar parte de una salida negociada a la guerra civil que asola el pa¨ªs desde hace cinco a?os. La situaci¨®n en Madaya y las consecuencias de la estrategia de cerco por inanici¨®n practicada extensamente por Bachar el Asad, han sido perfectamente conocidas desde el primer momento por todos los gobiernos del mundo civilizado.
Cierto que la comunidad internacional piensa que el gobierno de El Asad puede ser ¨²til en la lucha contra Daesh, el movimiento terrorista que provoca pesadillas en Occidente, pero aun as¨ª, nada puede explicar que se permita la reducci¨®n por hambre de poblaciones civiles. Que el cerco de Madaya haya llegado a donde ha llegado es una muestra de nuestra inhumanidad y de la inhumanidad de nuestros dirigentes, del terrible desaliento en el que nos movemos los ciudadanos y de la terrible indiferencia con la que nuestros dirigentes calculan lo que consideran nuestros intereses.
Antes de cerrar p¨¢gina lean la descripci¨®n de la OMS de lo que supone la inanici¨®n: ¡°El individuo primero adelgaza, la piel se vuelve seca y cuelga floja, los m¨²sculos se desgastan. El cabello pierde brillo, el pulso se hace m¨¢s lento. Postrado en la cama, la persona comienza a presentar hinchaz¨®n en pies y piernas. Sufre diarrea. Los ni?os quedan a menudo gravemente afectados, desarrollan marasmo nutricional, abombamiento del abdomen y decoloraci¨®n de le piel. Sufren trastornos psicol¨®gicos y mentales. Desarrollan a menudo infecciones que provocan su muerte y si la infecci¨®n no se produce, esa muerte llega por la misma diarrea y colapso vascular¡±. En todo esto se tardan varias semanas.
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