?Flexibilidad con el d¨¦ficit?
El nuevo Gobierno deber¨ªa tener la oportunidad de negociar un nuevo programa de estabilidad
La delicada situaci¨®n de la econom¨ªa europea y la fase de crecimiento peculiar de la econom¨ªa espa?ola (el PIB aumenta pero el empleo estable se resiste) exige un esfuerzo de claridad en el ¨¢mbito pol¨ªtico. En los ¨²ltimos d¨ªas Bruselas ha enviado dos mensajes que, en apariencia, son incompatibles. Por una parte se ha sugerido que la administraci¨®n Juncker ser¨¢ m¨¢s flexible respecto a la exigencia del d¨¦ficit p¨²blico, debido a las excepcionales circunstancias en Alemania (refugiados) y Francia (terrorismo); por otra, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, acaba de recordar que Espa?a tiene que cumplir con su objetivo de d¨¦ficit y que el presupuesto de 2016, aprobado forzadamente por el equipo saliente de Rajoy, no cumple con los objetivos de austeridad comprometidos.
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Quiz¨¢ solo sea un malentendido que convendr¨ªa aclarar de inmediato. Si Juncker y Dijsselbloem no sintonizan acerca de la flexibilidad presupuestaria como v¨ªa para favorecer el crecimiento y el empleo, deber¨ªan confrontar y resolver sus diferencias y abandonar el juego del poli bueno y poli malo. En beneficio del entendimiento pol¨ªtico y de la claridad econ¨®mica deber¨ªa aceptarse el principio de que un nuevo Gobierno tiene derecho a exponer ante Bruselas un nuevo programa de compromisos que sea m¨¢s realista que el actual. Ya se sabe que el Gobierno espa?ol ha excedido el d¨¦ficit en 2015 y que no podr¨¢ bajarlo al 2,8% del PIB este a?o. Vale m¨¢s negociar realismo que imponer entelequias.
La claridad que cabe pedir a Bruselas hay que pedirla tambi¨¦n en Espa?a. No solo el problema de Catalu?a aprieta; tambi¨¦n presiona la necesidad de un plan real y racional que mantenga la tranquilidad en los mercados. Cuando un pa¨ªs tiene el volumen de deuda que equivale a su PIB, no puede permitirse el lujo de demorar la formaci¨®n del Gobierno y la definici¨®n de sus par¨¢metros de estabilidad.
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