El sombrero de Pharrell Williams ya es historia
Una publicaci¨®n francesa repasa piezas ic¨®nicas de la moda a trav¨¦s de los personajes que las han inmortalizado
Cuando Pharrell Williams apareci¨® en la ceremonia de los Grammy 2014 luciendo un enorme sombrero dise?ado por Vivienne Westwood ¡ªque antes estren¨® su marido Malcolm McLaren¡ª revalid¨® su estatus de nuevo icono de la moda. El sombrero, que deb¨ªa m¨¢s al armario de la Polic¨ªa Montada del Canad¨¢ que a los destellos punk de la pareja, ha pasado a formar parte de esas piezas privilegiadas convertidas en objetos de culto. Williams, transformado en emperador de opereta por Karl Lagerfeld, confirmaba el reinado de las estrellas del pop en el mundo de la moda en el siglo XXI.
El sombrero de Williams forma parte de la publicaci¨®n francesa Iconic, de Sandrine Lajus y Rapha?lle Orsini (Ediciones La Martini¨¦re), que relee objetos que el tiempo ha convertido en testigos privilegiados, materia de estudio y exposiciones, asociados al momento hist¨®rico que los ha visto nacer y a la personalidad que los ha proyectado. Despu¨¦s del impacto de la cazadora Perfecto de Marlon Brando en la pel¨ªcula Salvaje ¡ªresucitada d¨¦cadas despu¨¦s por John Travolta en Grease¡ª y de la cazadora incandescente y roja de James Dean en Rebelde sin causa, Ryan Gosling, el nuevo rebelde urbano destinado a suceder a Steve McQueen, inmortalizaba su cazadora de sat¨¦n como el uniforme del h¨¦roe solitario y m¨¢rtir en Drive. En cuanto a las hero¨ªnas modernas, la aparici¨®n de Audrey Hepburn como la burbujeante se?orita Holly Golightly enfundada en un vestido negro en Desayuno con diamantes sepultaba de un plumazo los trajes chaqueta rosas y amarillos que luc¨ªa Doris Day. El vestido creado por Givenchy se convirti¨® en objeto de referencia en esa convergencia feliz entre personajes y pieza de moda.
Del impermeable de los soldados en la Primera Guerra Mundial hasta su conversi¨®n en icono, la gabardina patentada por Burberry ha realizado un largo y lluvioso recorrido. Aunque Humphrey Bogart le dio su primer pasaporte para la eternidad en Casablanca, con la modelo Kate Moss la trench sellaba una nueva alianza de elegancia, rebeld¨ªa y sensualidad. Unas d¨¦cadas antes, otro sex symbol, Brigitte Bardot, aportaba a la moda sus cualidades. El estilo BB fue imitado por las j¨®venes de todo el mundo como se?al de ruptura con sus progenitores.
Entre las p¨¢ginas del Vogue y la cr¨®nica negra, el traje de chaqueta color rosa de Chanel de Jackie Kennedy codificaba el estilo de la primera dama junto con sus sombreros Pillbox y su collar de perlas de tres vueltas. El magnicidio de John F. en Dallas hizo entrar el vestido con las manchas de sangre en el museo de la historia del siglo XX y el nombre de Chanel, en el de las grandes tragedias contempor¨¢neas. Otro acontecimiento hist¨®rico, dos d¨¦cadas despu¨¦s, la boda del pr¨ªncipe Carlos y Diana, dejaba para la cr¨®nica rosa, un traje de novia que ni los creadores m¨¢s inspirados de la factor¨ªa Disney habr¨ªan imaginado. Nunca un vestido trajo tanta cola y tanta atenci¨®n medi¨¢tica. La pareja David y Elizabeth Emanuel transform¨® a la princesa de Gales en una gran tarta nupcial. Al d¨ªa siguiente de la ceremonia miles de copias del vestido se propagar¨ªan por todo el mundo.
Mucho antes que Yves Saint-Laurent y Armani permutaran los g¨¦neros, el esmoquin de Marlene Dietrich en la pel¨ªcula Marruecos rubrica para siempre esa alianza victoriosa de moda y ambig¨¹edad. El juego masculino-femenino desde entonces no dejar¨¢ de transgredir los c¨®digos del vestir con la ayuda del cine. La actriz Diane Keaton y su aparici¨®n en Annie Hall romp¨ªa las reglas del cl¨¢sico glamur hollywoodense. Keaton dio una nueva vuelta de tuerca a la moda mezclando elegancia y excentricidad y haciendo de su estilo poco convencional un icono estil¨ªstico.
Entre estas piezas ic¨®nicas las gafas de sol de Marcello Mastroianni, patentadas en pel¨ªculas como La Dolce Vita, se?alan la emergencia del Made in Italy. Si Mastroianni representa ese estilo cool fijado desde el viejo continente, al otro lado del Atl¨¢ntico, Steve McQueen, en camiseta blanca o traje, encarna el cool imperecedero de la joven Am¨¦rica.
La versi¨®n femenina de esa modernidad sin fecha de caducidad es Jane Birkin, la petite anglaise, quien impusone su forma de vestir: pantalones vaqueros y zapatillas de basket de la marca Converse como s¨ªmbolos de un icono siempre en libertad.
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