Que empiece el juego

La soluci¨®n alcanzada ayer entre PP, PSOE y Ciudadanos para que el socialista Patxi L¨®pez presida el Congreso de los Diputados es una buena noticia, acompa?ada de un acuerdo sobre la atribuci¨®n de puestos en la Mesa de la C¨¢mara. Aunque los t¨¦rminos de ese acuerdo no est¨¢n del todo claros, demuestra que los partidos empiezan a leer de forma inteligente los mensajes lanzados por los ciudadanos en las urnas del 20 de diciembre: otra forma de actuar y probar si la cultura del pacto responde mejor a las necesidades y los intereses generales.

Es la primera vez desde la Transici¨®n que el presidente del Congreso no pertenecer¨¢ a la fuerza pol¨ªtica m¨¢s votada, lo cual puede considerarse un ¨¦xito de los socialistas, pero tambi¨¦n es cierto que nunca el m¨¢s votado tuvo un grupo parlamentario tan reducido como el actual. La clave del pacto ha sido el acercamiento entre PSOE y Ciudadanos, que al sumar m¨¢s diputados que el PP (130 entre ambos) dejan a este partido sin opciones para un candidato propio, aunque con una presencia de peso de los populares (tres puestos) en la Mesa de la C¨¢mara.

Podemos obtiene dos puestos en ese ¨®rgano, pero fracasa en su prop¨®sito de obtener cuatro grupos parlamentarios, pretensi¨®n que forzaba al m¨¢ximo la normativa vigente. Se entienden los problemas de Pablo Iglesias para compensar los apoyos recibidos de grupos territoriales aliados, pero llevarlo a la exageraci¨®n de distribuir 69 diputados en cuatro grupos transmite la idea de una mala gesti¨®n de los buenos resultados obtenidos en las urnas.

La metodolog¨ªa utilizada para conseguir este primer acuerdo permite llegar a la fecha programada para la constituci¨®n del Congreso sin retrasos y con una soluci¨®n funcional. Cosa distinta es que esa misma metodolog¨ªa y estos mismos participantes anticipen necesariamente cu¨¢l ser¨¢ el pacto para el futuro Gobierno. Cualquier especulaci¨®n sobre f¨®rmulas y soluciones a partir del acuerdo parlamentario podr¨ªa llevarnos a enga?o.

Como hemos se?alado en otras ocasiones, corresponde ahora al PP, como fuerza pol¨ªtica m¨¢s votada, explicar c¨®mo pretende conseguir la investidura de su candidato a la jefatura del Ejecutivo. Esto a¨²n no ha sucedido y es el primero de los pasos que deben darse, una vez formado el Parlamento. Puede ser que haya llegado a la conclusi¨®n de que le faltan votos ¡ªcomo le ha ocurrido respecto a la presidencia del Congreso¡ª o que se guarde ases en la manga. En cualquier caso, ha llegado la hora de que la fuerza m¨¢s votada ense?e las cartas. El PP tiene que explicar cu¨¢l es su proyecto pol¨ªtico y con qui¨¦nes pretende llevarlo adelante para conducir el futuro Gobierno de Espa?a.

Solo la constataci¨®n del fracaso del PP permitir¨ªa dar opci¨®n a estrategias alternativas, que igualmente deber¨ªan ser explicadas debidamente por quienes lo intenten. Y todo esto no debe plantearse como si se tratara de pasos rutinarios que pueden darse dilatando los tiempos todo lo que se quiera. Adem¨¢s de los problemas generales del pa¨ªs, la constituci¨®n de un Gobierno y de una mayor¨ªa inequ¨ªvocamente independentistas en Catalu?a obliga al Estado a preparar sus instituciones sin dilaci¨®n alguna.