El comercio domesticado
FOTO: Mariela Apollonio
La idea de ¡°domesticar¡± los comercios es un recurso cada vez m¨¢s habitual entre los empresarios due?os de hoteles, bares y restaurantes espa?oles. Con esa estrategia, se establece una cercan¨ªa con el cliente no desde el servicio o el producto que va a consumir sino desde el espacio en que este se ofrece o expone. Internacionalmente, el rey de la ¡°domesticaci¨®n¡± es la cadena de cafeter¨ªas norteamericana Starbucks. Estos locales est¨¢n amueblados con unos pocos sillones orejeros -?cu¨¢ndo ha podido sentarse en uno?- para invitar a charlar c¨®modamente, leer o mirar el correo electr¨®nico y despreocuparse por el precio de su caf¨¦ multiplicado por cuatro. En Estados Unidos donde era dif¨ªcil encontrar buen caf¨¦, esa cadena ten¨ªa un sentido pero en Espa?a, donde en el bar de la esquina adem¨¢s te dan conversaci¨®n e informaci¨®n, qu¨¦ sentido puede tener un lugar donde le ponen tu nombre a tu caf¨¦? El ¨²nico sentido es el de ofrecer un lugar c¨®modo, cercano, amigable y cool en el que parecer relajado. Algo as¨ª como tener, por un rato, una casa bonita, c¨®moda, moderna y ordenada.
En Espa?a, el grupo Tragaluz manda en la ¡°domesticaci¨®n¡± de los restaurantes. La empresa barcelonesa es propietaria de una cadena de locales singulares con un gran ojo para la cocina y enorme tacto para la arquitectura. Tomate, Agua, Bar Lobo o Pez Vela todos sus negocios ofrecen confort dom¨¦stico. Es su f¨®rmula para relajar la pijer¨ªa del ambiente cosmopolita. Y no les falla. Tal vez por eso, la ¡°domesticaci¨®n¡± de los locales comerciales se est¨¢ extendiendo m¨¢s all¨¢ de los caf¨¦s y los restaurantes para alcanzar las librer¨ªas (La Central de Callao en Madrid, con bancos, cafeter¨ªa y butacas para leer), y hasta los talleres. En Valencia, el arquitecto Hugo Momp¨® transform¨® un local oscuro en una casa para vender bicicletas. Lo hizo restando, limpiando y recurriendo a la madera, el material por antonomasia a la hora de definir el confort dom¨¦stico.
La tienda Bullit Cyclery ocupa un local largo en la calle Burriana del ensanche valenciano. El local era oscuro, con los techos bajos y muy compartimentado y Momp¨® hizo lo que hubiera hecho cualquier buen arquitecto: transformarlo en un lugar amplio y luminoso. Lo hizo derribando el falso techo, tirando los tabiques interiores y recuperando el patio posterior. Desnudo, el local se llen¨® de luz. Hasta ah¨ª, la receta de la limpieza y la resta no suele fallar. Pero Momp¨® a?adi¨® algo m¨¢s. Le quiso dar a la tienda de bicicletas car¨¢cter dom¨¦stico, ¡°la calidez de un sal¨®n donde sentarse, una cocina en la que trabajar y un patio al que salir¡±, explica.
Como verja encarg¨® lo que, a falta de r¨®tulo luminoso, constituye hoy el reclamo de la tienda: una carpinter¨ªa coloreada de acero galvanizado. En el interior, el suelo es de madera de abeto, el mismo material que ha servido para construir el mostrador y las mesas de trabajo. El resultado es un paso m¨¢s en la ¡°domesticaci¨®n¡± del espacio comercial. Cercan¨ªa familiar y comprar como en casa. Antes estos valores los atribu¨ªamos a los vendedores. Hoy los leemos en los espacios y las decoraciones. ?Qu¨¦ dice eso de nosotros?
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