Solo agua

Los j¨®venes diputados radicales que acaban de ocupar por primera vez su esca?o en el Congreso dieron un espect¨¢culo medi¨¢tico en el hemiciclo para demostrar que ha entrado en el Parlamento el aire nuevo de la calle, pero, sin duda, por muy sobrados que vayan por la vida, van a sentir un gran impacto psicol¨®gico cuando vean que aquel camarero macarra, plagado de tatuajes, que les atend¨ªa en el bar de Lavapi¨¦s, ha sido sustituido por un ujier uniformado con botones dorados. El diputado radical subir¨¢ a la tribuna para tomar la palabra y aunque lleve el pelo rasta o la camiseta sudada, el ujier con esmerados ademanes a la antigua pondr¨¢ a su alcance una copa de agua junto con una servilleta de hilo en bandeja de alpaca. Esa copa de agua suele tener un efecto demoledor. Cuidado con ella, amigos. Recordad lo que le sucedi¨® a Santiago Carrillo. Lleg¨® al Congreso de los Diputados con la memoria viva de la Guerra Civil despu¨¦s de 40 a?os de exilio y de una clandestinidad con riesgo de haber sido pasado por las armas si lo hubiera trincado la brigada social. En la primera sesi¨®n de las Cortes democr¨¢ticas todos esperaban de Carrillo una actitud corrosiva y revanchista, pero el agua clara del ujier produjo su efecto: le hizo creer que por fin hab¨ªa alcanzado la victoria por el simple hecho de poder expresarse con libertad, cuando en realidad lo hab¨ªa anulado. Los j¨®venes diputados de la izquierda radical podr¨¢n lanzar desde la tribuna del Congreso las mismas palabras ardientes que han pronunciado en las asambleas de barrio, en las aulas universitarias o en manifestaciones callejeras, pero poco a poco el agua que van a tomar a sorbos en medio de la soflama m¨¢s incendiaria har¨¢ su trabajo. Realmente el ujier es el bombero que acudir¨¢ a la tribuna a apagar tanto fuego, tanto ardor, tanta c¨®lera, con un vaso de agua.

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