La cara B de Europa
El asunto central es c¨®mo resolver un problema que es una amenaza en cualquier lugar de Europa
Qu¨¦ ocasi¨®n tan buena para demostrar alguna de las muchas virtudes que adornan a Europa. Los refugiados. Ellos solos han sido capaces de decirnos lo que somos. Ahora nos toca a nosotros, los ciudadanos mejor protegidos del mundo, decidir qu¨¦ queremos ser y qu¨¦ queremos que sean nuestros vecinos.
Empezamos: Dinamarca, el pa¨ªs donde todos quer¨ªamos vivir. El primer sitio donde se aboli¨® la esclavitud; el primer sitio que reconoci¨® que las mujeres y los hombres deb¨ªan ser iguales, porque lo eran. Y un sitio donde hubo resistencia ejemplar contra los invasores nazis. Un para¨ªso de los derechos humanos. Y es Dinamarca el pa¨ªs que est¨¢ discutiendo qu¨¦ les quitan a los refugiados de sus escuetos bienes para garantizar el pago por los da?os provocados. A falta de una decisi¨®n firme, hab¨ªa que sugerirles a los daneses y a sus dirigentes pol¨ªticos que les quiten los dientes de oro. Ellos (sirios, iraqu¨ªes, etc¨¦tera) tienen la costumbre de hacerse pr¨®tesis de ese material. Y adem¨¢s no ser¨ªa la primera vez que unos europeos hacen eso. Ya se hizo con los jud¨ªos.
Segunda: Bandas, al parecer organizadas, de hombres de raza ¨¢rabe, atacaron a mujeres alemanas en la estaci¨®n de tren de Colonia. Hab¨ªa muchos elementos para reflexionar en aquel disparate colectivo. Uno de ellos era, desde luego, la cuesti¨®n racial. En el lado de los europeos blancos y homologables, o sea, de los buenos, la idea de siempre: la educaci¨®n es la culpable. El problema es que las mujeres afectadas tendr¨ªan que esperar otros veinte a?os hasta volver a la estaci¨®n de Colonia para que no les pasara nada. Y otra salida es la del ministro del Interior: a los refugiados implicados, se les expulsa. ?Ad¨®nde? Las mujeres de Colonia tendr¨¢n que enterarse para saber ad¨®nde viajar. Y queda por resolver tambi¨¦n qu¨¦ hacer con los hombres acosadores que no estaban all¨ª. Importante cuesti¨®n para medir si la justicia es medi¨¢tica o igual para todos.
El asunto central es c¨®mo resolver un problema que es una amenaza en cualquier lugar de Europa. Una mujer no puede ir a las nueve de la ma?ana con falda corta a la orilla de una avenida populosa de Europa. La fr¨ªen a obscenidades y a propuestas indecorosas. Nos queda mucho, pero hay que ser todo lo bestia que sea necesario con estos salvajes. Eso es democr¨¢tico.
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