Desigualdad pero tambi¨¦n pobreza
La ¨¦lite econ¨®mica cada vez se escinde m¨¢s del resto. El resultado es que hoy 62 personas poseen la misma riqueza que los 3.600 millones m¨¢s pobres del mundo
Hace un siglo exactamente el mundo acababa de entrar en un bucle de tres d¨¦cadas con dos guerras mundiales y sus consecuencias (1914-1945), que acabar¨ªan con la primera fase de la globalizaci¨®n, la que hab¨ªa arrancado en el ¨²ltimo tercio del siglo XIX (1870-1914). Lo que sucedi¨® luego fue calificado por el historiador Eric Hobsbawm como "un siglo corto", un siglo que comenz¨® en el a?o 1914, con la Gran Guerra, y termin¨® en 1989, con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn.
Si viviese Hobsbawn, quiz¨¢ hiciese una revisi¨®n de su tesis a la luz de lo acontecido en lo que llevamos de siglo XXI. Posiblemente podr¨ªa concluir que el siglo XX, al rev¨¦s de lo que crey¨®, fue un siglo largo que todav¨ªa no ha acabado, y que se podr¨ªa dividir netamente en tres partes muy diferenciadas, adem¨¢s del citado periodo de conflictos b¨¦licos. La primera ser¨ªa la de los "treinta gloriosos" (1945-1975), la ¨¦poca de mayor crecimiento del capitalismo con mayor equidad, los a?os de la hegemon¨ªa keynesiana, del "capitalismo de rostro humano". La segunda etapa dura desde finales de los a?os setenta hasta la Gran Recesi¨®n de 2007; es la ¨¦poca de la revoluci¨®n conservadora, la treintena opulenta, tiempo de consumismo desaforado en la que hubo un momento en el que parec¨ªa que la codicia produc¨ªa resultados. Aument¨® espectacularmente la desigualdad, pero en lo b¨¢sico fue porque los ricos se escaparon, incrementaron mucho m¨¢s la renta, la riqueza y el poder que el resto. Pero ese resto, a trancas y barrancas, sigui¨® mejorando y aumentaron los efectivos de las clases medias de todo el mundo. Se viv¨ªa de un simulacro: vosotros os llev¨¢is la mejor tajada pero nos proporcion¨¢is trabajo y un cierto progreso. Aument¨® la desigualdad pero se redujo la pobreza en el mundo.
La tercera fase est¨¢ muy bien reflejada en el informe de Oxfam. Comienza en 2007 y no sabemos cuando podr¨¢ darse por finalizada. En ella ha habido un crecimiento exponencial de la desigualdad y de la pobreza. En este caso, las razones est¨¢n m¨¢s basadas en el hecho de que las reci¨¦n creadas clases medias han visto detenerse la escala social que en que los ricos hayan multiplicado sus beneficios (que los han multiplicado, aunque no tanto como en la etapa anterior). Muchas de aquellas personas que se sintieron parte del progreso y de las clase medias forman parte ahora de ese grupo que el Banco Mundial denomina "los vulnerables" o el "precariado": familias que mejoraron pero que han perdido de modo acelerado parte de lo avanzado. La combinaci¨®n es letal: m¨¢s desigualdad, m¨¢s pobreza.
Se ha reducido la capacidad distributiva de los Estados y, por tanto, aumenta la desigualdad
El informe de Oxfam se centra en esta ocasi¨®n en el papel de los para¨ªsos fiscales. Un papel que quiso ser demediado al inicio de la Gran Recesi¨®n en las declaraciones del G 20, cuando esa formaci¨®n G se convirti¨® en el organismo oficial para protagonizar la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos. No se pas¨® pr¨¢cticamente de la ret¨®rica de los comunicados. El rol de los para¨ªsos fiscales se une a una pol¨ªtica fiscal generalizada, que ha reducido la actividad de los ingresos en la necesaria actividad redistributiva del sector p¨²blico. En cuatro etapas: la primera, rompiendo el proceso generado tras la Segunda Guerra Mundial e iniciando una senda de falta de progresividad en los impuestos; a continuaci¨®n, trasladando parte de los grav¨¢menes sobre el capital hacia el trabajo; luego, transformando los impuestos sobre la renta en impuestos sobre el consumo; por ¨²ltimo, reduciendo e incluso eliminando los impuestos patrimoniales (patrimonio, sucesiones y donaciones), ¨²ltimo reducto de aquella progresividad de los sistemas tributarios.
El resultado es que se ha reducido la capacidad distributiva de los Estados y, por tanto, aumenta la desigualdad. Se ha permitido una fuerte acumulaci¨®n de los ingresos, la riqueza y el poder en una ¨¦lite econ¨®mica que cada vez se escinde m¨¢s del resto (que sufre fuertes tasas de desempleo, devaluaciones salariales, inseguridad en el trabajo y una reducci¨®n de la protecci¨®n social) y que no quiere solidarizarse con la distribuci¨®n del gasto p¨²blico. As¨ª es como se ha hecho tan popular el eslogan de "Somos el 99%", frente al 1% restante.
Y ello es lo que ha dado lugar a la crisis de legitimidad y de representaci¨®n del sistema, que estamos observando por todas partes. La pol¨ªtica y la econom¨ªa inextricablemente unidas. Como las cerezas.
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