Hola, Sean

Tengo una idea buen¨ªsima: fundar una revista. Ser¨ªa una revista especial, no como las que hay ahora, llenas de periodistas mediocres, sino hecha por gente aventurera, glamurosa y dispuesta a atravesar el mundo por una buena historia. Todas las notas tendr¨ªan que ser golpes editoriales, y para eso entrevistador y entrevistado deber¨ªan ser igual de famosos. Ser¨ªa como una versi¨®n VIP de lo que ahora llaman periodismo ciudadano. Por ejemplo, si publicara una entrevista con el rey de Arabia Saudita, Salm¨¢n bin Abdulaziz, enviar¨ªa, para entrevistarlo, a Paris Hilton, no a un periodista que no supiera distinguir entre un zapato de Manolo Blahnik y uno de Jimmy Choo. Pero es un mal ejemplo, porque en mi revista los reyes importar¨ªan poco. Yo publicar¨ªa entrevistas con gente peligrosa, siniestra, pesadillas de la humanidad. Por ejemplo, Abu Bakr al-Baghdadi, el l¨ªder de ISIS. ?C¨®mo? F¨¢cil. Lo primero ser¨ªa preguntarle al se?or al-Baghdadi qui¨¦n desear¨ªa que lo entrevistara. ?Podr¨ªa ser, por ejemplo, Susan Sarandon? ?Justin Bieber? (uno nunca sabe los gustos de esa gente tan enigm¨¢tica). ?Bono? Se?or asesino, se?or sicario, se?or narcotraficante: usted pida y nosotros le enviamos a su famoso favorito. De Rub¨¦n Blades a Madonna, todo es posible. ?Que entrevistadores as¨ª no sabr¨ªan repreguntar, que no lograr¨ªan un texto equilibrado, que ni siquiera se les ocurrir¨ªa incluir los testimonios de las v¨ªctimas de esa gente siniestra y que entonces escribir¨ªan art¨ªculos aberrantes? Esos son pensamientos movidos por la envidia y la maledicencia, t¨ªpicos de cerebros resentidos. Mientras, mi revista crecer¨ªa y crecer¨ªa, y cumplir¨ªa con el fin que tiene todo medio que se precie: hacer bulla y vender muchos ejemplares. (Aprovecho para enviar mis saludos al se?or Sean Penn, gran pionero y enorme inspiraci¨®n con su entrevista al Chapo Guzm¨¢n).

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