El Congreso es un plat¨®
El vaciamiento pol¨ªtico y rellenado cat¨®dico del Parlamento son procesos paralelos
"?Qu¨¦ esc¨¢ndalo, he descubierto que en este local se juega!", clamaba el capit¨¢n Renault en el Rick's de Casablanca antes de recoger sus ganancias de manos del crupier. Similar indignaci¨®n iz¨® EL PA?S, el d¨ªa siguiente a la constituci¨®n de las Cortes, para avisar a los dirigentes de Podemos de que no pueden ¡°convertir el Parlamento en un plat¨® de televisi¨®n¡±. H¨¢gase la rueda, amigos: hace tiempo que el Congreso de los Diputados no es m¨¢s, ni menos, que un plat¨® de televisi¨®n. A ese papel esc¨¦nico lo redujeron el PSOE y el PP a base, por un lado, de rodillos parlamentarios y oposiciones impotentes y, por otro, de cesiones de soberan¨ªa a instituciones sobre las que hay escaso o nulo control democr¨¢tico. A ese papel esc¨¦nico lo ha reducido tambi¨¦n, y sobre todo, la fuerza gravitacional del campo televisivo. Rastas y coletas no anuncian una nueva pol¨ªtica, sino una nueva televisi¨®n.
Otro art¨ªculo del autor
El Congreso deja de ser una instituci¨®n eminentemente pol¨ªtica en el momento en que sus reglas de funcionamiento no est¨¢n dictadas desde dentro sino desde fuera. Si hace veinte a?os hubi¨¦ramos preguntado a un parlamentario qu¨¦ hay que hacer para triunfar en su trabajo, habr¨ªa contestado: escuchar a votantes y expertos, defender propuestas en el pleno, llegar a acuerdos con otras fuerzas y convertirlas en leyes. Lo que hicieron Rajoy, Rubalcaba y tantos otros representantes de lo que algunos llaman ¡°vieja pol¨ªtica¡±. Si lo preguntamos ahora, la respuesta sincera ser¨¢: salir en la televisi¨®n o, como dicen ellos, ¡°pillar tertulia¡±. Pero para eso tienen que jugar el juego de la televisi¨®n, no el de la pol¨ªtica. Dar titulares tronitronantes, montar numeritos, subir el share.
El vaciamiento pol¨ªtico y rellenado cat¨®dico de las instituciones parlamentarias son procesos paralelos de alcance mundial. A mi juicio anuncian el advenimiento de la profec¨ªa de la ¡°burocratizaci¨®n del esp¨ªritu¡±, formulada por Max Weber hace casi un siglo: la sustituci¨®n de la pol¨ªtica por la tecnocracia. Porque la l¨®gica de la televisi¨®n es econ¨®mica y su avance representa, hasta cierto punto, nuestra derrota como sujetos pol¨ªticos; es decir, seres capaces de dotarse de fines a s¨ª mismos. En la actualidad si queremos triunfar en la pol¨ªtica, el arte o la ciencia tenemos que colaborar en el negocio de la televisi¨®n, cuyos propietarios son la banca y unas cuantas corporaciones industriales nacidas en la frontera entre los sectores p¨²blico y privado.
La pol¨ªtica vende; es decir, alguien la compra
Por supuesto que la otra pol¨ªtica, la vieja, la que no ha cambiado ni cambiar¨¢, sigue existiendo. Pero no la encontrar¨¢n en el Parlamento. Quiz¨¢ habr¨¢n o¨ªdo de ella en el Consejo de Ministros, pero tampoco reside all¨ª. Vive entre Bruselas, Frankfurt, la City de Londres, Pek¨ªn, Wall Street y los rec¨®nditos para¨ªsos fiscales donde se concentran los intereses del gran capital. Ha sido privatizada.
En el Parlamento encontrar¨¢n un reality show llamado ¡°democracia representativa¡± y los dirigentes de Podemos lo saben muy bien. La emergencia de este partido representa el ascenso de una nueva ¨¦lite, los expertos en comunicaci¨®n pol¨ªtica, y eso es al mismo tiempo un peligro y una oportunidad. Un peligro porque tienen tan clara la nueva l¨®gica de la pol¨ªtica que pueden sobreexplotarla. El numerito del beb¨¦ es un ejercicio estrat¨¦gicamente mod¨¦lico de ocupaci¨®n de la agenda pol¨ªtica a trav¨¦s de la televisi¨®n, donde el tercer partido en apoyo popular se llev¨® todos los titulares e incluso entre las cr¨ªticas logr¨® imponer su marco cognitivo ¡ªno somos iguales¡ª, con la ayuda inestimable de Celia Villalobos (y ya van dos veces), mientras desde el exterior llegaban gritos de ¡°s¨ª nos representan¡±. Son tan buenos haciendo esto que es de temer que no hagan otra cosa.
Y resulta que es necesario hacer m¨¢s cosas, aqu¨ª est¨¢ la oportunidad. Porque con Podemos y Ciudadanos una generaci¨®n de votantes conquista la mayor¨ªa de edad. La televisi¨®n est¨¢ generando una nueva socializaci¨®n pol¨ªtica que, a pesar de todas sus deficiencias, es socializaci¨®n; o sea, produce comunidad. Una comunidad enfrentada a problemas pol¨ªticos formidables: la creciente brecha de desigualdad de clase, g¨¦nero y edad es el primero. Entretanto la pol¨ªtica vende, es decir, alguien la compra. Y quien consiga representar a ese votante tendr¨¢ la oportunidad hist¨®rica de devolver la pol¨ªtica al Parlamento. Seamos realistas, pidamos lo imposible.
Luis Garc¨ªa Tojar es profesor de Sociolog¨ªa y Comunicaci¨®n pol¨ªtica en la Universidad Complutense de Madrid. (@erroresnuevos)
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