El verbo declinar
Rajoy se ha escondido detr¨¢s de un pase digno de un tah¨²r, para quedarse agazapado como un tigre que espera al cervatillo S¨¢nchez
De vez en cuando una palabra que est¨¢ adormecida en un rinc¨®n, como el arpa que todos tenemos en el ¨¢ngulo oscuro del sal¨®n de casa, revive, toma aire y crece, como en este caso le ha sucedido al verbo declinar. El milagro lo ha provocado la negativa de Rajoy a someterse a una investidura para la que no ten¨ªa votos.
El asunto es que Rajoy ha declinado. Eso es lo que importa, porque a qu¨¦ ha declinado ya parece algo secundario. Declinar es lo de menos. Tendr¨ªa que ser lo de m¨¢s, pero es que en este caso lo que significa la palabra es dejarlo todo empantanado.
Mariano Rajoy se ha escondido detr¨¢s de un pase digno de un tah¨²r, para quedarse agazapado como un tigre que espera al cervatillo S¨¢nchez si este cae en su garlito. Iglesias participa en el juego disfrazado de buen le?ador que ayudar¨¢ a S¨¢nchez a escapar. Y S¨¢nchez queda solo en un calvero del bosque esperando a que alguien le salve. Ese alguien solo puede ser Albert Rivera, que aparece en este cuento infantil como el cazador experto del que uno puede fiarse. Pero S¨¢nchez interpreta, con justeza, que algo querr¨¢ ese cazador con cara de bueno.
Total, que a S¨¢nchez se le ha puesto todo peor que regular.
Si alguien pensara que unas elecciones nuevas iban a aclarar el panorama pol¨ªtico espa?ol, apostar¨ªa por ello. Pero una vez m¨¢s, el supuesto axioma que utilizan los comentaristas pol¨ªticos cuando no dan ni una en sus previsiones se ha demostrado falso: el pueblo espa?ol, como el catal¨¢n, como el de Villarejo de Salvan¨¦s, no tiene ni idea de lo que va a salir en una votaci¨®n, menos mal. Unas nuevas elecciones pod¨ªan sumirnos en el caos ya sin remedio. Sin ninguna respuesta a todas las preguntas.
Cualquiera que mire la composici¨®n del Parlamento, si es capaz de mantener la frialdad suficiente, dir¨ªa que solo una combinaci¨®n de Ciudadanos y PSOE dar¨ªa una estabilidad sensata a este pa¨ªs. La tercera pata no puede ser el PP, ni Podemos, ni mucho menos nacionalistas. Esa es la desgraciada situaci¨®n en la que estamos. Qu¨¦ de camino para llegar a esa conclusi¨®n.
Pues aqu¨ª nos ha conducido este pueblo tan sabio que tiene en su historia tantos gloriosos infortunios. La pr¨®xima vez nos pod¨ªan convocar para declinar en lugar de votar.
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