?Por qu¨¦ es necesario Gran Hermano VIP?
El formato canaliza la cultura democr¨¢tica y refleja las patolog¨ªas sociol¨®gicas m¨¢s comunes
Tendemos a pensar que s¨®lo es necesario lo fisiol¨®gico: comer, dormir y sobrevivir como buenamente sea posible. Pero la grandeza del ser humano es su inquietud y su curiosidad: no nos conformamos con ser simples animales. Necesitamos ir un paso m¨¢s all¨¢: nuestro cerebro nos lo pide. Ser seres racionales e intelectuales nos permite contemplar, tambi¨¦n, lo que hay detr¨¢s de lo puramente f¨ªsico y necesitamos nutrir otras partes de nuestra vida: el ocio y el entretenimiento se presentan, desde que el hombre es hombre, como un elemento fundamental es nuestras vidas y como una forma de liberar nuestra mente y evadir nuestras mon¨®tonas realidades. Un plano en el que no s¨®lo entra la pura gratificaci¨®n f¨ªsica, sino que tambi¨¦n alimenta parte de nuestra ideolog¨ªa y la forma que tenemos de percibir e interpretar nuestro mundo.
?Que qu¨¦ co?o tiene que ver esto con Gran Hermano VIP? Mucho m¨¢s de lo que cualquiera puede imaginar. Es necesario. S¨ª, lo es. Est¨¢ en nuestras vidas: lo consumimos, lo odiamos o lo adoramos; pero ah¨ª est¨¢. Y sus funciones van mucho m¨¢s all¨¢ de una imagen en movimiento junto a un sonido en la pantalla, y ser¨ªan, m¨¢s o menos, las siguientes:
Descubre, para bien y para mal, que ellos tambi¨¦n son humanos
Se emborrachan, tiran los trastos, cocinan como el culo, son hom¨®fobos, racistas, mentirosos¡ algunos, por el contrario, son mejores de lo que pens¨¢bamos. En resumidas cuentas: son humanos. No est¨¢n en un contexto laboral ni formal, porque es imposible estarlo las 24 horas del d¨ªa. Al final, todo sale. Todo se sabe. Y ah¨ª es cuando descubrimos que, efectivamente, son como t¨² o como yo¡ incluso peores.
Miguel Frigenti, el mayor experto de Gran Hermano que existe en este pa¨ªs y colaborador de los debates tanto de su versi¨®n cl¨¢sica como de su variante VIP, nos comenta que ¡°la gran diferencia sobre la versi¨®n de an¨®nimos es la cantidad de sorpresas que el espectador se lleva con los concursantes: la imagen previa que tenemos de los famosos en su vida anterior al concurso se desmorona una vez entran a convivir¡±.
As¨ª es: el morbo se multiplica proporcionalmente al nivel de fama de cada participante: ¡°En esta versi¨®n, los espectadores que votan tienen menos clemencia porque se pierde ese halo de inocencia que albergan los an¨®nimos. Es un ingrediente muy interesante porque, gracias a ¨¦l, las sorpresas y el impacto dentro de la casa est¨¢n garantizados¡±.
Ofrece el encanto de la multiculturalidad no preestablecida
En GH VIP, el c¨¢sting no depende enteramente del encaje de los perfiles personales de los concursantes en un contexto creado para que sea ¨®ptimo de cara a la telerrealidad; en esta versi¨®n, los famosos seleccionados no pueden elegirse en una marea de gente que se cuenta por decenas de miles. Hay que escoger entre un grupo muy selecto de personas con un m¨ªnimo de fama y, dentro de ellas, las dispuestas a participar y que, adem¨¢s, tengan un cach¨¦ que encaje dentro del presupuesto. La personalidad, en este caso, no es lo primordial.
De esta manera encontramos un gran men¨² de famosos apetecibles, pero cuyas personalidades no se han testado ni han sido del todo determinantes para entrar en la casa. La cantidad de historias, odios, amores, discusiones y todo tipo de situaciones no est¨¢ prevista. ?Acaso alguien se imaginaba a Carlos Lozano hablando solo y borracho sobre un Peque?o Nicol¨¢s que intenta destruirle?
Relanza y redescubre a grandes personajes
Es cierto: unos est¨¢n mucho m¨¢s pasados que otros, pero GH VIP funciona como la mejor segunda oportunidad para todos ellos. Si la dejan pasar, probablemente no se vuelvan a ver en otra como esta jam¨¢s. Gracias a este formato hemos redescubierto y repuesto en la escena a personajes ahora imprescindibles como Ylenia ¨Cque tras ello triunf¨® hasta en un ¨¢mbito desconocido para ella como la m¨²sica¨C, Carlos Lozano ¨Cque muri¨® medi¨¢ticamente desde que Operaci¨®n Triunfo dej¨® de emitirse en TVE y que est¨¢ dando grandes momentos¨C e incluso a Bel¨¦n Esteban, que todav¨ªa necesitaba un empujoncito medi¨¢tico a la vuelta de su larga ausencia en los plat¨®s. ?sta ¨²ltima ya no fue s¨®lo un relanzamiento ¨Cpoco necesario en su caso¨C, sino m¨¢s bien un redescubrimiento: nadie pod¨ªa esperarse que en algunas situaciones pudiera ser tan chunga; algo por lo que tuvo que ser hasta juzgada dentro del reality. Y por cierto, fue condenada.
No debemos olvidar que otros, prometiendo a la audiencia mucho combustible para el programa, resultan ser un gran bluf. Sandro Rey o Sema siempre nos recordar¨¢n que muchas personas s¨®lo nos gustan cuando est¨¢n en el papel de un personaje que ellos mismos han creado.
Es una gran lecci¨®n de democracia
GH VIP transmite un mensaje s¨²per importante: que las glorias y las penurias ser¨¢n iguales para todos, incluso en el g¨¦nero del reality show. Cuando parece que entrar en la casa de Guadalix es la forma accesible de llegar a la fama para personas an¨®nimas a cambio de asumir un alto peaje ¨Cel de mostrar sus intimidades en un programa de televisi¨®n¨C, llega el VIP y nos recuerda que ese precio tambi¨¦n lo tienen que pagar los que ya son conocidos si quieren mantenerse, aunque sea por poco tiempo, presentes en la memoria de los telespectadores.
Refleja que el clasismo social no se qued¨® en los libros de Marx
A nadie le descubrimos Am¨¦rica si decimos que existen ricos y pobres, que existen clases sociales y que tambi¨¦n est¨¢n los pa¨ªses desarrollados y el tercer mundo. No nos gusta recordarlo porque nos convencemos a nosotros mismos de que somos clase media¡ es una verdad inc¨®moda. GH VIP nos viene a recordar todas estas lecciones que sentaron las bases de la revoluci¨®n burguesa: que existen muchas diferencias entre los de arriba y los de abajo. La simple denominaci¨®n de VIP (no olvidemos, aunque tengamos muy asumida la sigla, que es un acr¨®nimo del ingl¨¦s very important person ¨Cpersona muy importante¨C) ya lo manifiesta: aqu¨ª s¨®lo entran los que pueden, los que tienen y donde es muy probable que t¨² nunca llegues.
Ha puesto en valor al p¨²blico del plat¨®
Lo que casi siempre fue un elemento est¨¦tico m¨¢s dentro del decorado del programa, ahora es una genial forma de comunicar a los concursantes los feelings de la audiencia desde fuera, como si de una encuesta se tratase. Esto, adem¨¢s de otorgarles un papel mucho m¨¢s all¨¢ de lo decorativo, les convierte en un genial actor desestabilizador para los participantes y la convivencia entre los mismos.
Fue en la edici¨®n de 2015 (GH VIP 3) donde Bel¨¦n Esteban no daba cr¨¦dito a los abucheos que escuchaba de fondo cuando Jordi Gonz¨¢lez conectaba con la casa. Si bien es cierto que este fen¨®meno se inici¨® en la primera edici¨®n de Operaci¨®n Triunfo, donde cuando cantaban por turnos la canci¨®n ¡®Mi m¨²sica es tu voz¡¯ unos eran mucho m¨¢s aplaudidos que otros, aqu¨ª nos encontramos frente a avisos de expulsi¨®n, con el estr¨¦s que ese hecho puede conllevar. Adem¨¢s, este fen¨®meno tambi¨¦n se produce desde entonces en el Gran Hermano cl¨¢sico. Doble win.
Mantiene viva la televisi¨®n
Gran Hermano es ¨²nico porque, adem¨¢s de las particularidades que todos conocemos, es un programa vivo dentro de un mundo en el que casi todo est¨¢ guionizado y en el que la improvisaci¨®n suele ser desastrosa y penalizada. Al igual que una vela encendida, GH VIP mantiene esa llama justo al acabar su versi¨®n cl¨¢sica para regocijo y disfrute de la audiencia. Es genial: cualquier cosa puede pasar, es imprevisible y siempre mantiene la ilusi¨®n y la tensi¨®n en los espectadores. Es el fuego de esa vela, que se mueve de forma imprevisible y que, en un momento dado, puede incluso generar un incendio.
Es una patada a los bienpensantes y cerrados de mente
A pesar de que se ha demostrado que ver estos formatos televisivos no tiene por qu¨¦ estar relacionado con el nivel cultural e intelectual de cada persona, existe un prejuicio muy extendido que relaciona directamente a los espectadores de realities y programas afines con gente poco formada y de baja moralidad. Recordemos que el insigne escritor Terenci Moix era un gran defensor de Gran Hermano desde sus comienzos.
Miguel Frigenti lo tiene claro: ¡°Defender un producto como Gran Hermano VIP a estas alturas es innecesario. Las cr¨ªticas no cesar¨¢n; es parte fundamental de la historia de este programa. Yo no creo en la telebasura; creo en los programas bien hechos y mal hechos, y GH es un espacio que lleva haci¨¦ndose muy bien desde que naci¨®¡±.
Adem¨¢s, aunque suene estramb¨®tico, en una sociedad tan contagiada por lo pol¨ªticamente correcto y por las apariencias, GH VIP se presenta como necesidad por significar, tambi¨¦n, un compendio de peque?os elementos subversivos: pol¨ªticos que pasan a mostrar su cotidianeidad por dinero, celebridades consagradas que se enrollan y divierten con nuevos famosos arrastrados por llegar alg¨²n d¨ªa a su nivel, un famoso de alto cach¨¦ que no hace las maletas porque est¨¢ seguro de que no va a salir y de repente es expulsado¡ Muchas veces encontramos escenas ¨Ccon su evidente contenci¨®n¨C que nos recuerdan a Los Juegos del Hambre con todo lo que ello conlleva. Y lo m¨¢gico es que ni nos damos cuenta, como nos pasaba con La Bola de Cristal.
La audiencia lo necesita
Como ya explicamos en este mismo medio, la ciencia explica por qu¨¦ la audiencia prefiere, frente a otros g¨¦neros, la telebasura¨Ct¨¦rmino popular pero injusto¨C: nos engancha, nos emociona e incluso activa nuestro instinto de supervivencia. Nos encanta, como quien se deleita comi¨¦ndose una hamburguesa o viendo una pel¨ªcula porno.
Frigenti, adem¨¢s, pone en valor el buen hacer del equipo que consigue parir este formato: ¡°La audiencia lo compra porque estamos hablando de Gran Hermano al fin y al cabo: el mejor programa de los ¨²ltimos 16 a?os. Si encima le a?adimos el atractivo de que sus concursantes tienen una vida p¨²blica que interesa, nos encontramos con el ¨¦xito que est¨¢ cosechando¡±.
Gran Hermano VIP: tranquilos que tendremos para rato
A pesar de que tuvo un par¨®n de nueve a?os (explicado probablemente por la alternativa rentable del formato cl¨¢sico y por la indisponibilidad de celebridades hasta bien entrada la crisis econ¨®mica), ya llevamos, con espectacular ¨¦xito, dos ediciones celebradas de forma contin¨²a. Las audiencias hablan; en los despachos de Mediaset se frotan las manos. Y la audiencia, agradecida, sabe valorar lo que ese electrodom¨¦stico maravilloso llamado televisi¨®n les ofrece sin pedir nada a cambio. Miguel Frigenti nos lo confirma: ¡°Gran Hermano ha demostrado ser un formato con muchos fieles. Seguidores que no abandonan su programa favorito, pase el tiempo que pase¡±. Por lo que parece, su versi¨®n VIP corre en la misma senda que su triunfador predecesor.
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