Campesinas de la era Instagram
Karl Lagerfeld presenta una impecable colecci¨®n para Chanel mientras que Valli y Armani afianzan su inconfundible estilo
?Existe la eco-couture? Karl Lagerfeld quiere hacernos pensar que s¨ª. O, al menos, los responsables de anunciar de qu¨¦ iba el desfile de alta costura de Chanel antes de que se oficiara este martes en el Grand Palais de Par¨ªs. ¡°Habr¨¢ gui?os a lo natural, detalles de madera, corcho en las cu?as de los zapatos¡¡±, deslizaban como quien desclasifica informaci¨®n confidencial. Despu¨¦s la cosa no fue para tanto¡ en lo que se refiere a lo ecol¨®gico. En lo dem¨¢s, el k¨¢iser de la moda orquest¨® un espect¨¢culo impecable con una puesta en escena m¨¢s minimalista de lo que acostumbra: una casa de tablas de madera n¨®rdica al estilo de Alvar Aalto con un jard¨ªn desnudo por cuyas tablas vimos largos midi, siluetas longil¨ªneas en contraste con vol¨²menes en faldas y, como novedad, mangas supertrabajadas en patronaje y texturas.
Un impecable trabajo de t¨¦cnicas y artesan¨ªa donde adquir¨ªan particular relieve las faltriqueras (esos bolsitos pegados a la cintura) pensadas para guardar el m¨®vil y siluetas con cierto aire campesino ultradeluxe (con un elaborado recogido de pelo ad hoc). Campesinas de la era Instagram, en definitiva. No en balde, medios como Vogue Par¨ªs radiaron como primera cr¨®nica del desfile fotos seleccionadas de esa red social tomadas por algunos presentes. Todo en su pasarela iba dirigido a recordar qui¨¦n manda aqu¨ª: sus cl¨¢sicos tweeds desflecados, los juegos de texturas, capas de noche, los blancos rotos y colores suaves empolvados, el habitual bicolor en los zapatos¡ ¡°La alta costura pervivir¨¢ mientras Chanel siga en pie¡±, Lagerfeld dixit.
La tarde del lunes, uno de los aventajados del negocio cimentaba las bases de su estilo. Giambattista Valli, que lleva casi 20 a?os trabajando en la capital de la moda, quiso recordar, tras los atentados del pasado noviembre (que ¨¦l equipara con el 11-S), que ¡°este es un momento para dar las gracias¡±. El dise?ador quiso hacerlo como mejor sabe: poniendo en escena un elaborado juego de siluetas (del minivestido ¨¦vas¨¦ al corte imperio renovado) acudiendo a la belleza de las flores. Su punto de partida inspiracional eran los jardines emblem¨¢ticos de Par¨ªs (Bagatelle, Palais-Royal, Luxemburgo y Tuller¨ªas) y su destino final, las compradoras m¨¢s atrevidas.
El italiano apel¨® a las bases de la alta costura: prescindir de la practicidad en los movimientos en favor de lo profusamente elaborado y bonito. Hay algo en toda su propuesta que respira costura joven. Desde que se sumara al calendario de la alta costura hace cinco a?os ha ido fidelizando clientas gracias a esas organzas plisadas y arquitect¨®nicas capaces de desesperar a cualquier costurera. Con las flores como hilo conductor (bordadas, en relieve, en guipures) jug¨® a te?ir el blanco y negro con toques empolvados en rosa, amarillo, azul y gris. Una exhibici¨®n de t¨¦cnicas de costura con una traca final muy Valli: tules y organzas voluminos¨ªsimas. S¨ª, de las que hacen llorar a las costureras.
St¨¦phane Rolland, conocido en Espa?a por su ¨ªntima amistad con el bailaor Rafael Amargo y por proveer de looks de impacto para los photocall a Silvia Abascal, Paz Vega y Nieves ?lvarez, plante¨® un desfile de costura de manual. Al menos en la puesta en escena, con pasillos estrech¨ªsimos en un piso de la George V, espectadores api?ados y las chicas sosteniendo el n¨²mero de su estilismo y saliendo a desfilar al dictado de una voz oficiante que anunciaba los detalles de cada prenda micro en mano. Hasta las directrices de la parada con posado frente a los fot¨®grafos, peleando por el espacio en un rinc¨®n, remit¨ªa a otros tiempos. No queda claro de si era algo completamente descolgado en el tiempo o a una reivindicaci¨®n algo falta de medios de lo que se presupone que es un desfile cl¨¢sico de alta costura. Al fin y al cabo, por mucho espect¨¢culo que se monte alrededor, esto va dirigido a fidelizar y recibir a las compradoras. Y de eso Rolland sabe mucho. Aunque despu¨¦s se salte las reglas del manual para pasar directamente a esgrimir una colecci¨®n de vestidos de ingenier¨ªa complicados y ostentosos. Moda para epatar, al fin y al cabo.
Giorgio Armani, con su colecci¨®n Priv¨¦, jug¨® sobre el terreno que mejor controla: su propio sello, inc¨®lume al paso del tiempo. El que le ha convertido en la mejor garant¨ªa de ¨¦xito entre las celebrities que buscan un valor seguro en la alfombra roja sin necesidad de tener grandes nociones de moda. La de este martes ha sido una oda a los tonos lavanda, con gui?os al cl¨¢sico negro Armani. El arranque se convirti¨® en una reivindicaci¨®n del short y los vestidos cortos, declinados hasta derivar en los trajes de princesa con escote palabra de honor y vuelo en la falda, con parada obligatoria en el pantal¨®n de vestir. El volante y los apliques Swarovski fueron los adornos b¨¢sicos. El maestro vive instalado en la elegancia y cuenta con el respaldo del camino allanado. El inventor del fondo de armario no tiene ninguna necesidad de figurar ni demostrar nada. Aunque su gran acierto del desfile fue precisamente incorporar a su reconocible cat¨¢logo de chaquetas algunas holgadas al estilo bomber. Se ha ganado estar donde est¨¢ por su trabajo, coherencia y sabidur¨ªa. Y tiene la certeza de que lo suyo perdurar¨¢ en el tiempo. ?No es eso a lo que deber¨ªa aspirar cualquier casa de costura?
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