El nexo entre Cervantes y Shakespeare
Los dos grandes genios de la literatura occidental est¨¢n unidos por la historia de Cardenio
Los dos grandes genios de la literatura occidental, casi coincidentes en el tiempo, hasta el punto de morir con solo once d¨ªas de diferencia, est¨¢n unidos por una de las historias secundarias del Quijote: la de Cardenio, Luscinda, don Fernando y Dorotea. Shakespeare habr¨ªa escrito, en colaboraci¨®n con John Fletcher, un Cardenio, que no conocemos m¨¢s que en la versi¨®n de Lewis Theobald de 1727 (con el t¨ªtulo de Doble falsedad). Tenemos noticia, en cambio, de dos pagos a la compa?¨ªa de Shakespeare, el 20 de mayo y el 9 de julio de 1613, por la representaci¨®n en la Corte de seis obras, una de ellas con el t¨ªtulo de Cardenno, inequ¨ªvoca referencia al personaje cervantino. La inscripci¨®n del manuscrito en 1653. en el registro de libros londinense, nos informar¨ªa de que el de Shakespeare habr¨ªa sido una obra en colaboraci¨®n con John Fletcher, con quien ya hab¨ªa colaborado en Enrique VIII y en Los dos nobles parientes.
Puede parecer sorprendente que Shakespeare se haya servido de una de las historias secundarias del Quijote. Para quien no lo ha le¨ªdo, el Quijote es fundamentalmente la historia de Don Quijote y Sancho. Una historia que, a partir del Romanticismo, se interpreta como la conflictiva lucha entre el esp¨ªritu y la materia, los ideales o aspiraciones del ser humano y la realidad, la poes¨ªa y la prosa de la vida, simbolizadas en los dos protagonistas. Pero esto es una construcci¨®n de los rom¨¢nticos alemanes. Para los contempor¨¢neos de Cervantes, el Quijote era una historia que conten¨ªa mucho m¨¢s que las peripecias de Don Quijote y Sancho, era una historia que inclu¨ªa en s¨ª otras historias. De hecho, tanto en Espa?a como en Francia o Inglaterra, las primeras recreaciones del Quijote toman como modelo mayoritario las historias intercaladas.
El autor de la versi¨®n dieciochesca del Cardenio de Shakespeare y Fletcher, Lewis Theobald, hab¨ªa sido, al lado de Alexander Pope y Warburton, uno de los m¨¢s importantes editores de Shakespeare en la primera mitad del XVIII. Afirma haber utilizado tres manuscritos para su versi¨®n, pero deb¨ªa de desconocer la colaboraci¨®n de Shakespeare con Fletcher. Por una nota en un peri¨®dico ingl¨¦s de 1770 sabemos que un manuscrito del Cardenio de Shakespeare y Fletcher se conservaba en el museo del teatro de Covent Garden, si bien se perdi¨® en el incendio de 1808. As¨ª pues, ante la p¨¦rdida o destrucci¨®n de los manuscritos, no tenemos otra fuente para conocer el texto del Cardenio de Shakespeare y Fletcher que la adaptaci¨®n de Theobald a comienzos del XVIII. Es, pues, tarea imposible dilucidar el grado de intervenci¨®n del adaptador, aunque se piensa que los cambios introducidos por Theobald no habr¨ªan sido muy importantes, precisamente porque se manifiesta orgulloso de una novedad de muy peque?o calado.
Resulta tentador establecer una comparaci¨®n entre la historia cervantina y la recreaci¨®n de Shakespeare, no ya en la fidelidad al modelo sino en la mirada sobre los personajes. Y esa comparaci¨®n, sin que debamos sacar m¨¢s consecuencias, resulta a todas luces ventajosa para el escritor espa?ol. Los personajes cervantinos destacan por estar construidos con la ¡°arcilla¡± humana, pese a todo lo que puedan tener de convenciones literarias. Pero lo que resulta m¨¢s pr¨®ximo a nuestra sensibilidad es la benevolencia de Cervantes y su confianza en el g¨¦nero humano, en su capacidad para enmendar su comportamiento.
Los personajes cervantinos destacan por estar construidos con la ¡°arcilla¡± humana
El Cardenio cervantino est¨¢ atormentado ¡ªy perturbado¡ª por su indecisi¨®n, por la inexplicable paralizaci¨®n sufrida al contemplar la boda de su amada con su amigo el noble don Fernando (una indecisi¨®n que se revelar¨¢ como afortunada, pues es el ¨²nico camino para el final feliz). Por el contrario, el Cardenio de Shakespeare y Fletcher tiene una menor complejidad psicol¨®gica. A diferencia del cervantino, interrumpe espada en mano la ceremonia, pero lo hace para quedar ridiculizado de un modo indigno: don Fernando se limita a ordenar a sus criados que lo expulsen de la sala.
Las diferencias se aprecian a¨²n m¨¢s en el personaje de Dorotea. La Dorotea cervantina es la imagen del poder de la verdad y del comportamiento racional, no impulsivo, en las peores circunstancias. De manera que, armada solo con la fuerza de la verdad, y de su belleza y elocuencia, derrotar¨¢ a su enemigo, demostrando as¨ª la distancia que la separa de la mujer indefensa y desvalida del mundo caballeresco (precisamente el papel que representa en el enga?o de la supuesta princesa Micomicona).
En el personaje de don Fernando, Cervantes retrata, de una forma sorprendentemente descarnada, el ego¨ªsmo y prepotencia de un noble de elevado linaje, que no duda en incumplir la palabra dada y en traicionar al amigo, mientras que en el Cardenio de Shakespeare y Fletcher aparece en una versi¨®n m¨¢s complaciente. Pero la diferencia m¨¢s notable se aprecia en el modo de llegar al final feliz: m¨¢s convencional en el Cardenio ingl¨¦s, porque se produce por la sensata intervenci¨®n del hermano de don Fernando, todo ello bajo la autoridad del padre. Por el contrario, en el Quijote el final feliz se consigue exclusivamente por la determinaci¨®n e inteligencia del personaje femenino, Dorotea, una labradora al fin y al cabo.
Por si no fuera poca cosa el relevante papel que proporciona a la muchacha, Cervantes le concede no ya la felicidad social que se produce en la versi¨®n de Shakespeare y Fletcher, gracias al matrimonio con el noble, sino algo m¨¢s importante: la felicidad personal, al conseguir la transformaci¨®n del joven prepotente; la conversi¨®n del deseo en amor, la ¨²nica garant¨ªa en palabras de Cervantes, de una felicidad duradera.
Emilio Mart¨ªnez Mata dirige un grupo de investigaci¨®n internacional sobre la interpretaci¨®n del Quijote y ha preparado la edici¨®n de un desconocido Cardenio ingl¨¦s.
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