Estragos de la corrupci¨®n
El pasado 17 de enero 'El Pa¨ªs Semanal' publicaba un reportaje sobre la corrupci¨®n en Espa?a. El gran deporte nacional
Carta de la semana:?Estragos de la corrupci¨®n
Confieso ser consumidora habitual de un producto altamente adictivo. No te sube a Venus en un barco, pero viajas por todos los rincones del planeta. Te ayuda a conocer su cultura, sus paisajes, sus problemas. Estimula la curiosidad, la informaci¨®n y garantiza la reflexi¨®n y la opini¨®n cr¨ªtica. Hablo, c¨®mo no, de El Pa¨ªs Semanal. El pasado 17 de enero publicaba un reportaje sobre la corrupci¨®n en Espa?a. El gran deporte nacional. Aunque rompo una lanza por aquellos servidores de lo p¨²blico que cumplen con la ley.
Rosa Mar¨ªa Moreno. Granada
Tiempo de acuerdos
Como casi siempre, estoy de acuerdo en todo con el art¨ªculo de Javier Cercas del pasado 17 de enero. Cuando a los miembros de la c¨²pula de Podemos se les inquiere por la importancia vital que dan al refer¨¦ndum catal¨¢n, no saben, o no quieren, salirse del argumentario de lugares comunes: respetar las particularidades, la plurinacionalidad de Espa?a, pero no he o¨ªdo a ninguno responder abierta y concretamente a lo que se les pregunta. Y, por supuesto, como escribe Cercas, ¡°decidir¡± necesita un objeto; pero tambi¨¦n, como la mayor¨ªa de los verbos, un sujeto. ?Le asiste a Tarragona el derecho a segregarse de Catalu?a? ?O a Calahorra de La Rioja?
Luis Dorado Garc¨ªa.?Lardero (La Rioja)
Cuestiones animales
Admiro el tes¨®n en los art¨ªculos de Rosa Montero. Luchar por la causa animalista en este pa¨ªs es como ir contra viento y marea. ?Recuerda usted aquella penosa costumbre que hab¨ªa entre los setenta y ochenta de hacerse fotos con chimpanc¨¦s en la costa espa?ola? Yo s¨ª, y aunque era muy peque?o cuando ve¨ªa a los turistas posar junto a los primates en Calpe, la tristeza de los chimpanc¨¦s se me qued¨® grabada: sus rostros alica¨ªdos, la sensaci¨®n de que ellos no quer¨ªan estar ah¨ª, contrastando con las sonrisas de los turistas. Por eso no me extra?a que Montero haya comparado el maltrato animal con la esclavitud. Ambas tienen esa visi¨®n de la v¨ªctima como un juguete desechable, de usar y tirar, la extravagancia con la que hacerse una foto y luego olvidarse completamente.
Quiz¨¢s el problema es que siempre necesitemos ser el mat¨®n del patio, y una vez que entendimos que el racismo es una barbaridad, nos pasamos al maltrato animal. Por suerte, aquella fea costumbre de los chimpanc¨¦s y los turistas ya ha quedado atr¨¢s, pero a¨²n hay mucho que hacer. Pero no se preocupe, se?ora Montero, porque cada vez somos m¨¢s personas las que, como usted, tenemos un sue?o. Y no tardar¨¢ en cumplirse.
Jos¨¦ Mirelles.?Correo electr¨®nico
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