Divino tesoro

"Juventud, divino tesoro¡±, dec¨ªa mi abuela en un tono ligeramente ir¨®nico; luego a?ad¨ªa: ¡°Escucha a esta vieja porque un d¨ªa lo entender¨¢s¡±. Ese d¨ªa fue el pasado lunes viendo la pel¨ªcula La juventud, de Paolo Sorrentino. Casi me detiene el cartel promocional: dos hombres mayores admirando a una joven desnuda, como en Susana y los viejos. Pero, al igual que la par¨¢bola, la pel¨ªcula desvela un falso testimonio: el nuestro. Sorrentino y mi abuela se r¨ªen de lo que esperamos ver, pero yo era la ¨²nica ri¨¦ndome en el cine.

Isabel Coixet vio a Catherine Deneuve llorar en la oscuridad viendo un maravilloso primer plano suyo en Belle de Jour (Bella de d¨ªa), durante un homenaje que le tribut¨® el Festival de Cannes. (Coixet lo cont¨® conversando con la periodista Maricel Chavarr¨ªa en el ciclo Con ojos de mujer, organizado por la agitadora cultural Mari Angels Cabr¨¦ en el Ateneu Barcelon¨¦s). Yo lloro sin querer cuando Burt Lancaster en El Gatopardo contempla a la preciosa Claudia Cardinale alejarse. El viejo le¨®n renuncia a su anhelo y se despide de su juventud. ?Llora Deneuve por ya no ser Ella mientras ?l languidece por no tenerla?

Sorrentino nos lleva por otro camino, el de La monta?a m¨¢gica contempor¨¢nea. En el balneario donde transcurre la acci¨®n ya no se admira la radiograf¨ªa de los pulmones tuberculosos de la amada, como en la novela de Thomas Mann, sino una sinfon¨ªa humana, ca¨®tica, po¨¦tica, excesiva, donde lo decadente son nuestras expectativas. Ni una inteligente Miss Universo desnuda logra demorar un instante al viejo Mick cuando, por sorpresa, aparece una veterana amiga. ?Pueden creerlo? La gran belleza surge gracias a una c¨¢mara compasiva con la fragilidad de los cuerpos, al humor humilde ante la soberbia, al placer vertiginoso entre los planos inclinados de monta?as sublimes, levitando sin m¨¢s. ?Profundo o banal? El guion juega con nosotros, pecadores, borrando las reglas del gusto. Dos amigos comentan a diario la dificultad al orinar (su mayor preocupaci¨®n biol¨®gica) y cala su doble sentido ingl¨¦s (take the piss: tomar el pelo).

Ya conocen el refr¨¢n, sabe m¨¢s la fiera por vieja que por fiera. En esta monta?a nueva, el tesoro divino no es la juventud, sino la salud y la libertad. El alba de oro no tiene edad. Quiz¨¢s porque Oscar Wilde llevaba raz¨®n cuando dijo que ¡°la juventud se desperdicia en los j¨®venes¡±, cuando quiero re¨ªr no r¨ªo, y, a veces, r¨ªo sin querer...