La lucha contra una enfermedad que conocemos ¡°poco y mal¡±
El d¨ªa mundial contra la lepra recuerda que todav¨ªa m¨¢s de 200.000 personas contraen cada a?o una dolencia olvidada y estigmatizada
De la lepra sabemos ¡°poco y mal¡±. Es la opini¨®n de Jos¨¦ Ram¨®n G¨®mez, un m¨¦dico que conoce mucho y bien esta enfermedad olvidada y estigmatizada de la que apenas queda un ligero recuerdo en los pa¨ªses ricos. A los pobres nunca dej¨® de azotarlos. Es un mal que, como la mayor¨ªa, se esparce mejor entre la miseria, el hacinamiento y la ausencia de condiciones higi¨¦nicas. El ¨²ltimo dato de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) indica que 214.000 personas se infectaron en 2014.
Cada ¨²ltimo domingo de enero, el D¨ªa Mundial de la Lucha Contra la Lepra trata de recordarnos a ricos y pobres que, aunque puede estar en el olvido, el mundo no ha terminado con la enfermedad. ¡°Ni va a hacerlo¡±, puntualiza G¨®mez, que hace 30 a?os se fue a Valencia para echar una mano ¡°durante unos meses¡± en la Fundaci¨®n Fontilles. Hoy es su director m¨¦dico de lepra y miembro del equipo de cooperaci¨®n internacional. Ha vivido en Brasil y siempre que puede viaja por ?frica y Latinoam¨¦rica para luchar contra la dolencia.
No aspira a terminar con la lepra porque donde permanece es precisamente en lugares con carencias sanitarias en las que, seg¨²n cuenta, lo m¨¢ximo a lo que se puede ambicionar es diagnosticarla de forma temprana para curarla y evitar las tremendas secuelas que deja si no se trata a tiempo. Porque s¨ª, tiene cura. Pensar lo contrario es uno de los mitos sobre la enfermedad de los que se queja G¨®mez. Pero desde 1982 existen f¨¢rmacos que, en un tratamiento de un a?o, plantan cara a la Mycobacterium leprae. De hecho, seg¨²n la jerga de la OMS la eliminaci¨®n mundial ¡ªes decir, una tasa de prevalencia de menos de un caso por 10.000 habitantes¡ª se alcanz¨® en el a?o 2000. Desde 1995 la organizaci¨®n proporciona gratuitamente a quienes la requieren un tratamiento multimedicamentoso que, a lo largo de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, ha conseguido curar a cerca de 16 millones de pacientes.
La lepra es una enfermedad curable y poco contagiosa, pese a que muchos piensan lo contrario. La clave es el diagn¨®stico temprano
Por eso, la clave est¨¢ en el diagn¨®stico. ¡°Mi reto cuando viajo a los lugares donde la enfermedad causa m¨¢s problemas es preparar al personal sobre el terreno para detectarla, si se consigue concienciar sobre esto, no tiene por qu¨¦ ser un gran problema¡±, asegura el m¨¦dico.
El ¨²ltimo informe de la OMS, sin embargo, indica que la tasa de personas con discapacidades visibles en el momento del diagn¨®stico ha aumentado en el ¨²ltimo a?o. Esto significa que la lepra se est¨¢ diagnosticando tarde y que falta informaci¨®n sobre los primeros s¨ªntomas de la enfermedad: manchas en la piel ausentes de sensibilidad y nervios gruesos, sobre todo. El problema de esto no es solo el de las secuelas que deja en los enfermos, que estas s¨ª pueden ser irreversibles, sino tambi¨¦n que al no estar tratada se puede contagiar, algo que se frena cuando quien la padece est¨¢ bajo medicaci¨®n.
A pesar de todo, otra de las cosas que ¡°sabemos mal¡± es la transmisi¨®n de la lepra. ¡°Casi todo el mundo piensa que es muy contagiosa, y sucede todo lo contrario. Existe una predisposici¨®n gen¨¦tica que hace m¨¢s probable la infecci¨®n y esto se potencia en condiciones de vida precarias, pero en situaciones normales es muy complicado que unas personas transmitan la bacteria a otras¡±, explica G¨®mez.
En la Fundaci¨®n Fontilles, donde trabaja, todav¨ªa tratan a una veintena de pacientes que sufrieron la enfermedad y que mantienen secuelas: problemas de movilidad en las extremidades y ¨²lceras son las m¨¢s frecuentes. Sin embargo, en Espa?a la lepra es pr¨¢cticamente inexistente. Se detectan una veintena de casos al a?o y pr¨¢cticamente todos son importados de otros pa¨ªses, de aquellos de donde procede buena parte de la inmigraci¨®n que ha llegado en los ¨²ltimos a?os, como Ecuador, Colombia o Brasil, seg¨²n cuenta el m¨¦dico.
Despu¨¦s de tres d¨¦cadas dedicado a esta enfermedad casi por accidente ¡ªen Vitoria, de donde es natural, hab¨ªa trabajado en el ¨¢mbito de la neurolog¨ªa, una especialidad que guarda relaci¨®n por los s¨ªntomas de la lepra¡ª, G¨®mez sigue con ganas de viajar por el mundo para frenar en la medida de lo posible a la bacteria, aunque los recortes que afectan a la cooperaci¨®n espa?ola se lo pongan cada vez m¨¢s dif¨ªcil.
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