Cuidado con los plazos

La normalidad democr¨¢tica necesita que Pedro S¨¢nchez se someta a la investidura en el plazo m¨¢s breve posible. A¨²n reconociendo la extraordinaria dificultad de su prop¨®sito y el m¨¦rito de intentarlo, lo m¨¢s deseable es que acelere su trabajo porque ya ha transcurrido mes y medio desde la celebraci¨®n de las elecciones. Un periodo de tiempo lamentablemente perdido por el l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, que acudi¨® a las consultas del Rey sin haber intentado siquiera conseguir apoyos.

Aunque no existe plazo legal para convocar la investidura, los actores deben impon¨¦rselo por una elemental raz¨®n de responsabilidad. Eso no s¨®lo afecta a S¨¢nchez, sino tambi¨¦n a sus eventuales socios. Espa?a no puede permanecer indefinidamente con un Gobierno en funciones. A las urgencias econ¨®micas se suma la sombra permanente de la amenaza independentista, reforzada ayer mismo con los primeros tr¨¢mites de tres leyes en el Parlamento de Catalu?a para la ruptura con Espa?a. Con este gesto, sus autores dejan claro que contin¨²an decididos a aplicar la declaraci¨®n independentista del 9 de noviembre, suspendida en su d¨ªa por el Constitucional.

Es verdad que el deseo de llegar a una conclusi¨®n r¨¢pida choca con el rompecabezas con el que se encuentra la minor¨ªa socialista. Pero tampoco se puede mantener al pa¨ªs en la incertidumbre. Ser¨ªa insoportable ir m¨¢s all¨¢ de las ¡°tres semanas o un mes¡± mencionadas por el presidente del Congreso. Un equipo negociador tan bregado como el que ha formado S¨¢nchez tampoco necesitar¨¢ mucho m¨¢s tiempo para armar un pacto o rendirse a la evidencia de su imposibilidad. Para acortar esos plazos, ser¨ªa conveniente que S¨¢nchez entendiera que no est¨¢ haciendo una ronda de consultas para conocer el estado de ¨¢nimo de las fuerzas pol¨ªticas, sino una negociaci¨®n con los partidos a los que quiere pedir sus votos para la investidura. Sobran, por tanto, las reuniones previstas con los independentistas. No se trata de quedar bien con todos, sino de formar un Gobierno.

Por debajo de las negociaciones contin¨²a la amenaza de repetir las elecciones en caso de fracaso de S¨¢nchez ¡ªy, eventualmente, de otro candidato que quiera intentarlo despu¨¦s¡ª. A este respecto es interesante la coincidencia mostrada ayer por el PP y Podemos en la Mesa del Congreso, pretendiendo acortar al m¨¢ximo la convocatoria de la sesi¨®n de investidura, con la probable intenci¨®n de que corran cuanto antes los plazos para la repetici¨®n de las elecciones. Los partidos no deber¨ªan confiar tanto en que votar de nuevo les favorezca, y para los intereses generales, la repetici¨®n de las elecciones ser¨ªa una confesi¨®n de impotencia, un retraso de la toma de decisiones hasta mucho m¨¢s all¨¢ de lo razonable y una prolongaci¨®n excesiva de la interinidad pol¨ªtica en que vivimos.

La situaci¨®n es lo suficientemente compleja como para que nadie pretenda boicotear la formaci¨®n de Gobierno. Los vetos entre el PP y el PSOE, y entre Ciudadanos y Podemos, pertenecen a un tiempo de bloqueos que debe dejarse atr¨¢s. Quien no est¨¦ de acuerdo con el Gobierno que se forme, sea el de S¨¢nchez o el de otro futuro candidato, que haga una oposici¨®n todo lo severa que quiera. Pero que no entorpezca la posibilidad de pactos, sin los cuales ser¨¢ imposible dotar a Espa?a de un Gobierno.