Un nuevo plan de ajuste

Es comprensible que la Comisi¨®n Europea insista en que Espa?a necesita un Gobierno para hacer frente a los desaf¨ªos derivados de la reactivaci¨®n econ¨®mica. Bruselas necesita un interlocutor con cierta rapidez ¡ªaunque no con urgencia asfixiante¡ª para saber cu¨¢l ser¨¢ el ajuste presupuestario comprometido por la econom¨ªa espa?ola durante los pr¨®ximos tres a?os.

Tal como se desprende de las previsiones de la Comisi¨®n, la econom¨ªa seguir¨¢ en el carril de crecimiento holgadamente superior al 2,5 (2,8% este a?o, 2,5% el siguiente) y por esa parte no hay problemas. S¨ª los hay en el mercado laboral y en el ¨¢mbito del d¨¦ficit p¨²blico (el Gobierno incumpli¨® el objetivo que se hab¨ªa pactado) y el presupuesto aprobado para 2016 tambi¨¦n lo incumplir¨¢.

Desde Espa?a la urgencia es similar, si no mayor. La formaci¨®n de un Gobierno deber¨ªa ayudar a que disminuya la hemorragia de la Bolsa, incluso aunque es evidente que el factor principal de volatilidad est¨¢ fuera del pa¨ªs. Sobre todo, no conviene demorar que haya un nuevo Ejecutivo porque tiene que negociar en Bruselas otro Plan de Estabilidad Financiera. Concretamente, y en contra de las posiciones que avanza el comisario Moscovici, se trata de convencer a las autoridades europeas de que Espa?a necesita m¨¢s tiempo para reducir el d¨¦ficit, que la econom¨ªa no podr¨ªa soportar en estos momentos un ajuste adicional del gasto y que es necesario modular ese ritmo con un plan de inversi¨®n que ayude a cambiar el modelo, so pena de que el crecimiento espa?ol a partir de 2017 dependa, otra vez, de la construcci¨®n y el turismo.

Hay una raz¨®n m¨¢s en favor de otro Plan de Estabilidad: no hay que proponerse objetivos imposibles de cumplir. Y esto es lo que hizo el Gobierno en 2012. Durante cuatro a?os los ajustes se han quedado cortos y la deuda se ha disparado. Es m¨¢s ¨²til no enga?arse.