Para cambiar tu mundo, cambia tu conversaci¨®n
Tenemos un problema y no paramos de hablar de ¨¦l con amigos o con la almohada. Podemos llegar a ser obsesivos y repetir una y otra vez la misma cantinela. El hecho de hablar de ello nos alivia (cuidado que es peor trag¨¢rselo todo y no compartirlo con nadie). Pero quiz¨¢ la soluci¨®n pase porque una vez hayamos hablado de nuestros problemas, comencemos a transformar los temas de nuestras conversaciones. Las conversaciones que mantenemos nos definen. Todos tenemos personas en nuestro entorno que sabemos que si quedamos con ellas nos hablar¨¢n de lo mismo: que si sus hijos, que si el f¨²tbol, que si las enfermedades¡ Son parte de sus pasiones o de sus obsesiones porque lo que hablamos nos atrapa. Nuestras palabras configuran nuestro mundo de realidades. Si pensamos que nuestro jefe es una pesadilla y lo repetimos a sol y sombra, ser¨¢ muy dif¨ªcil observar algo distinto de ¨¦l o de ella. Como hemos dicho en alguna ocasi¨®n: el objetivo para la felicidad no es tener la raz¨®n, sino ser pr¨¢cticos con nuestras propias emociones. Y nuestras conversaciones nos encienden ciertas emociones. O si no, piensa c¨®mo te quedas despu¨¦s de hablar de lo mal que va el pa¨ªs, la empresa, la pareja o lo que sea¡ Por ello, si quieres sentirte bien contigo mismo necesitas revisar cu¨¢les son las conversaciones que mantienes. Veamos tres claves para ello:
- Hablar no es conversar. Hablar es solo una parte. Hablar no cambia necesariamente los sentimientos, las ideas propias o de los dem¨¢s; sin embargo, la conversaci¨®n nos ayuda a transformar nuestra forma de entender el mundo, como sostiene Theodore Zeldin, en su libro ¡°Conversaci¨®n¡±. La conversaci¨®n es m¨¢s permeable. Implica escucha, tener la curiosidad sobre el otro y estar dispuesto a cambiar nuestras propias ideas iniciales (por eso, quiz¨¢ las conversaciones m¨¢s est¨¦riles entre conocidos son las pol¨ªticas¡ es dif¨ªcil que alguien var¨ªe el punto de vista, por otros motivos que no son conversacionales). Por ello, ?qu¨¦ porcentaje del tiempo hablas y cu¨¢nto conversas?
- ?Necesitamos amigos conversadores! A veces cuando vivimos un problema con la pareja, las mujeres solemos llamar a amigas (y los hombres a amigos) para contar lo mal que nos va y los errores que cometen ¡°siempre¡± los hombres (o las mujeres). Esas conversaciones nos alivian. Total, todos estamos en el mismo barco¡ pero no necesariamente nos ayudan a crecer. Una conversaci¨®n te reta internamente. Cuando tengamos un problema, sea cual sea, necesitamos que no nos den continuamente la raz¨®n y escuchemos otros puntos de vista para ampliar nuestro enfoque. ?Con qu¨¦ personas tienes la posibilidad para compartir buenas conversaciones?
- Abramos nuestros temas de conversaci¨®n. En la China antigua hab¨ªa asociaciones po¨¦ticas que reun¨ªan a mujeres para conversar de otros temas diferentes a las tareas dom¨¦sticas. Es un buen ejemplo para comprender que hagamos lo que hagamos, necesitamos incluir temas de conversaci¨®n m¨¢s all¨¢ de nuestros problemas u obsesiones, que nos alivien de lo que nos duele o simplemente, para comenzar a contemplar la vida de una manera m¨¢s amable. Piensa, por ejemplo, en la ¨²ltima semana de qu¨¦ has estado conversando con la pareja, familia o amigos¡
- Hablar no es conversar. Hablar es solo una parte. Hablar no cambia necesariamente los sentimientos, las ideas propias o de los dem¨¢s; sin embargo, la conversaci¨®n nos ayuda a transformar nuestra forma de entender el mundo, como sostiene Theodore Zeldin, en su libro ¡°Conversaci¨®n¡±. La conversaci¨®n es m¨¢s permeable. Implica escucha, tener la curiosidad sobre el otro y estar dispuesto a cambiar nuestras propias ideas iniciales (por eso, quiz¨¢ las conversaciones m¨¢s est¨¦riles entre conocidos son las pol¨ªticas¡ es dif¨ªcil que alguien var¨ªe el punto de vista, por otros motivos que no son conversacionales). Por ello, ?qu¨¦ porcentaje del tiempo hablas y cu¨¢nto conversas?
- ?Necesitamos amigos conversadores! A veces cuando vivimos un problema con la pareja, las mujeres solemos llamar a amigas (y los hombres a amigos) para contar lo mal que nos va y los errores que cometen ¡°siempre¡± los hombres (o las mujeres). Esas conversaciones nos alivian. Total, todos estamos en el mismo barco¡ pero no necesariamente nos ayudan a crecer. Una conversaci¨®n te reta internamente. Cuando tengamos un problema, sea cual sea, necesitamos que no nos den continuamente la raz¨®n y escuchemos otros puntos de vista para ampliar nuestro enfoque. ?Con qu¨¦ personas tienes la posibilidad para compartir buenas conversaciones?
- Abramos nuestros temas de conversaci¨®n. En la China antigua hab¨ªa asociaciones po¨¦ticas que reun¨ªan a mujeres para conversar de otros temas diferentes a las tareas dom¨¦sticas. Es un buen ejemplo para comprender que hagamos lo que hagamos, necesitamos incluir temas de conversaci¨®n m¨¢s all¨¢ de nuestros problemas u obsesiones, que nos alivien de lo que nos duele o simplemente, para comenzar a contemplar la vida de una manera m¨¢s amable. Piensa, por ejemplo, en la ¨²ltima semana de qu¨¦ has estado conversando con la pareja, familia o amigos¡
Fuente de la foto: Pixabay
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