El Parlamento como trampol¨ªn a la empresa
La marcha de dos diputados al sector privado reaviva el debate de la pol¨ªtica como vocaci¨®n
La abrupta marcha de dos diputados holandeses a la empresa privada ha avivado el dilema de si la pol¨ªtica es un servicio (cobran 7.300 euros al mes) o bien un empleo que puede cambiarse por otro m¨¢s lucrativo. En las ¨²ltimas semanas, un liberal de derecha, Bart de Liefde, ha renunciado a su esca?o para aceptar un puesto de lobista en la compa?¨ªa de taxis Uber. Su partida ha sido muy criticada, porque ya durante su tiempo en la C¨¢mara hablaba en favor de la firma. El caso de Wassila Hachchi, liberal de izquierda, es a¨²n m¨¢s sonado. De repente, desapareci¨® del pa¨ªs diciendo que iba a colaborar en la campa?a electoral de Hilary Clinton, candidata a la presidencia de Estados Unidos. Luego se supo que no ten¨ªa siquiera garantizada la plaza.
El fen¨®meno de las puertas giratorias orientadas hacia consejos de administraci¨®n afecta (beneficia, en realidad) tambi¨¦n a los pol¨ªticos en Holanda. Lo mismo que los fraudes contables y las salidas humillantes del hemiciclo, aunque estas ¨²ltimas son poco frecuentes. Seg¨²n el rotativo econ¨®mico Financieele Dagblad, un promedio de 35 parlamentarios suele abandonar el sill¨®n antes de concluir su mandato. Teniendo en cuenta que falta todav¨ªa un a?o para las elecciones, y 35 de los que tomaron posesi¨®n en 2012 se han marchado, este puede ser un ciclo movido.
Es verdad que, desde 2012, ning¨²n Gobierno holand¨¦s ha durado m¨¢s de cuatro a?os. Pero la imagen de los dos diputados aprovechando supuestamente su privilegiada agenda de contactos ha removido a sus se?or¨ªas. En especial a la nueva presidenta del Congreso, la socialdem¨®crata Khadija Arib. Nacida en Marruecos en 1960, lleg¨® a Holanda con 15 a?os y antes de entrar en pol¨ªtica fue funcionaria y asistente social. Su ascenso ha sido lento y trabajoso, y suele ser blanco de la extrema derecha por su doble nacionalidad. Por eso, ahora que ha llegado a una de las cimas de su carrera no ha tenido empacho en calificar el gesto de sus colegas de ¡°flaco servicio a la democracia¡±. ¡°Esto es una vocaci¨®n y no se deja cuando ya no te apetece¡±, ha dicho.
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