Excepci¨®n brit¨¢nica

El primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, ha conseguido, de momento, lo peor de cada lado. Por un lado, la oferta que le ha enhebrado el presidente del Consejo Europeo en combinaci¨®n con la Comisi¨®n supone un deterioro para la Europa a la que Reino Unido pertenece, aunque a veces no lo parezca. Por otro, ese supuesto logro en absoluto le garantiza el apoyo de amplios sectores euroesc¨¦pticos ¡ªque ¨¦l toler¨®, aliment¨® y cuid¨®¡ª, sino m¨¢s bien, como se ha visto por las primeras reacciones pol¨ªticas y medi¨¢ticas, su encono.

El paquete Tusk, por el apellido del ex primer ministro polaco que preside las cumbres de la UE, es, ciertamente, un mal signo para la articulaci¨®n actual de la Uni¨®n Europea; para su vocaci¨®n pol¨ªtica, que debe ampliarse en vez de reducirse m¨¢s; para su cohesi¨®n interna, pues da p¨¢bulo al primero de los ego¨ªsmos nacionalistas, el brit¨¢nico; y como consecuencia, para su futuro como actor mundial de peso, cre¨ªble y confiable.

En efecto, el planteamiento deteriora la pulsi¨®n hacia una uni¨®n ¡°m¨¢s estrecha¡±, otorgando a Londres una excepci¨®n en este desider¨¢tum b¨¢sico, lo que puede estimular a otros Gobiernos refractarios.Da ventajas asim¨¦tricas a las monedas nacionales que se oponen al euro, como la libra, m¨¢s que a las que a¨²n no pueden acceder a ¨¦l, y en detrimento de la eurozona. Recorta el alcance del d¨¦bil mercado laboral ya existente al establecer nuevos obst¨¢culos, algunos de ellos ¡ªcomo la erosi¨®n de las ventajas sociales a los trabajadores desplazados¡ª minimizadores del principio de no discriminaci¨®n por raz¨®n de nacionalidad y a la m¨¢s somera justicia social. Y refuerza el papel retardatario, en vez de impulsor, de los Parlamentos nacionales.

Es, pues, una mala oferta. Recorta muchos de los avances conseguidos en m¨¢s de medio siglo. Y abre la espita a una eventual implosi¨®n de la Uni¨®n, siquiera de efectos retardados.

Sin embargo, no le ser¨¢ f¨¢cil a David Cameron activarla, pues se condiciona a que obtenga el apoyo de una mayor¨ªa cualificada de los otros Gobiernos (para cortar las alas a los inmigrantes que eligen a esos Gobiernos). O a una mayor¨ªa reforzada de Parlamentos nacionales. Y ya se sabe que es mucho m¨¢s arduo vertebrar mayor¨ªas favorables a un particularismo que urdir una minor¨ªa de bloqueo.

Conviene, y mucho, que Reino Unido contin¨²e en la UE, por razones democr¨¢ticas (su ejemplar Parlamento), defensivas (su potencia militar), financieras (la City) y de equilibrio (ante el eje franco-alem¨¢n). Pero no a un precio exorbitante. Los otros 27 deben endurecer la oferta. Y la eurozona, demostrar con hechos que ese socio m¨¢s lento no cortocircuitar¨¢ a los m¨¢s r¨¢pidos. ?C¨®mo? Acelerando los pasos pendientes para culminar la inacabada uni¨®n monetaria (fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos de la uni¨®n bancaria, uni¨®n fiscal, seguro de desempleo europeo...).

A la postre, Cameron puede perder su refer¨¦ndum: ser¨ªa su muerte pol¨ªtica, la ruptura de su partido y quiz¨¢ de su pa¨ªs, dado el europe¨ªsmo de Escocia. Pero aunque gane, Reino Unido no ser¨¢ por ello m¨¢s relevante: con ego¨ªsmo y reservas no se construye nada grande ni atractivo.