Toy Story (sexual)
?Puede una RealDoll ¨Cmu?eca hiperrealista de silicona¨C suplantar m¨ªnimamente a la carne? Nunca lo sabr¨¦ porque nadie me prest¨® una
Mi idea era conocer a una. Para sentarme con ella y ver la tele. Como Lars, ese palurdo interpretado por Ryan Gosling que estaba pillado por una mu?eca que compr¨® en Internet. Una vez fui una ni?a que se sobaba con sus peluches. Una vez fui una ni?a a la que le gustaban las mu?ecas. Pero estas en particular me intrigan desde que, hace una d¨¦cada, me qued¨¦ pegada con las fotos que Elena Dorfman hizo a un mont¨®n de frikazos que viv¨ªan con ellas como si fueran sus esposas. Cosas que pasan mogoll¨®n en Estados Unidos. A saber lo que han visto esas mu?ecas. Alguien deber¨ªa hacer un Toy Story con mu?ecas sexuales.
El hecho es que escrib¨ª a varias empresas espa?olas del sector y hasta puse un aviso en Facebook por si alg¨²n conocido, en caso de guardar una en su armario, me la dejaba. Pero nada, no pude hacerme con una. Mi idea era ver una por primera vez. No hablo de esos globos con tetas y agujerito que estallan a la primera emoci¨®n, sino de esas mu?ecas hiperrealistas, conocidas como RealDolls, que imitan a las mujeres o, mejor dicho, a un ¡°ideal¡± de mujer. Dise?adas por japoneses y alemanes all¨¢ por 1930, al parecer para calmar el apetito de sus soldados, de un tiempo a esta parte los americanos las han perfeccionado hasta el punto de convertirlas en aut¨¦nticas actrices porno de silicona completamente inertes, con las que muchos t¨ªos aseguran tener "el sexo que siempre so?aron". Un art¨ªculo al respecto publicado el a?o pasado en Vanity Fair se titulaba ¡°RealDoll es mejor que una mujer de verdad¡±. All¨ª admit¨ªan que con ellas s¨ª pod¨ªan cumplir todas sus fantas¨ªas. Algo que, por lo visto, no es muy diferente a la necrofilia.
Mu?ecasdesilicona.com, una empresa espa?ola que las distribuye desde Marbella, usa como alegato una frase que no tiene p¨¦rdida: "A diferencia de una pareja, ella no se niega a nada". Mejor que una pareja es un monigote. Tampoco quisieron enviarme una. Mi idea idea era conversar, como cuando una habla con Siri, Boibot o Scarlett Johansson en Her, pero en plan mon¨®logo, porque estas son mudas y tienen la lengua extra¨ªble, ya se imaginan para qu¨¦. Cuando Lars/Gosling va por el pueblo con su novia-mu?eca, unos tipos susurran: "Ojal¨¢ tuviera una mujer que no hablara". Las mu?ecas dan para toda clase de chistes sin puta gracia. Pero, a lo que iba, la raz¨®n de que nadie preste su mu?eca es porque es como prestar tu dildo. Vamos, yo no se lo presto a nadie. O como prestar tu coche nuevo, porque tambi¨¦n valen una fortuna, entre cinco y seis mil euros. Hay que ser rico o estar muy jodido para hacer una inversi¨®n as¨ª.
En Espa?a no triunfan, es un hecho. A m¨ª no me alcanza ni para el torso. El torso es una cosa espantosa cuya versi¨®n m¨¢s barata a¨²n puede encontrarse en los sex shops, pero que en la de silicona alcanza los tres mil euros. Se trata de un maniqu¨ª femenino brutalmente seccionado, al que han quitado lo que no es, digamos, aprovechable: brazos y piernas, por ejemplo. Es un trozo de mujer, reducida a vagina y pechos, y que tiene cabeza pero solo porque ah¨ª est¨¢ uno de los ¡°tres orificios insertables¡±, leo en el cat¨¢logo. Mi primer consolador, antes de que se inventaran esos dildos futuristas, era un pene realista negro, sin el negro; pero que alguien pueda masturbarse con una mujer mutilada, aunque sea de pl¨¢stico, dice mucho de a d¨®nde vamos como humanidad. Mi idea era tocarla, o tocarlo, porque ahora tambi¨¦n se vende el RealDoll masculino.
Solo quer¨ªa uno o una para saber si son tan suaves como dicen, si un cuerpo de silicona puede suplantar m¨ªnimamente a la carne. Quer¨ªa saber si pon¨ªan. Si son fr¨ªas pero, al ponerles una bolsa de agua caliente, seg¨²n cuentan en los foros, es casi como estar con una criatura. Quer¨ªa saber si eran tiernas. Yo solo quer¨ªa saber eso y quiz¨¢ desvestirlas y vestirlas, darles calor, pero nadie me prest¨® su mu?eca. As¨ª que, una vez m¨¢s, tuve que buscar porno. Con mu?ecas.
Hab¨ªa varios t¨ªos ah¨ª foll¨¢ndose a sus RealDoll. Solo las penetraban. No les daban besos, ni nada. Me pareci¨® trist¨ªsimo ver las caras de las mu?ecas congeladas. Entonces fue cuando, sin darme cuenta, pinch¨¦ en alguna cosa y un nuevo g¨¦nero apareci¨® ante mis ojos. Era el mundo al rev¨¦s. En este porno las mu?ecas no imitan a las mujeres, sino que las mujeres imitan a las mu?ecas. La t¨ªa, que es acr¨®bata o algo, viene en una maleta, flexible e inmutable, y todo va de que el t¨ªo se la folla como se follar¨ªa a una mu?eca. O sea, ¨¦l hace lo que quiere y ella no siente nada. El sexo seg¨²n una parte del planeta. Vaya gilipollez. Mi idea era¡ abrazarlas, porque una vez fui una ni?a que jugaba con mu?ecas. Y durante esos instantes podr¨ªa jurar que estaban vivas. Pero no me dejaron.
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