Comer en la era global
La globalizaci¨®n, lejos de sumar diversidad, est¨¢ provocando un choque de modelos. Las redes sociales son testigo de ello
Es divertida la imagen de Hillary Clinton, que se encuentra en plena campa?a dem¨®crata para suceder a Barack Obama en la Casa Blanca, sujetando en una mano una chuleta de cerdo ensartada en un palito mientras con la otra coge un enorme refresco. Esta estampa se dio durante la feria agr¨ªcola del Estado de Iowa, a la que la candidata asisti¨® en un af¨¢n de presentarse ante el estadounidense medio como una ciudadana m¨¢s que participa en las costumbres del pa¨ªs. Es lo que tiene hoy d¨ªa la combinaci¨®n de la pol¨ªtica y la comunicaci¨®n, que cualquier gesto trivial de una celebridad adquiere, con un solo clic, una magnitud simb¨®lica y universal. Las redes sociales han acortado las distancias y permiten establecer relaciones con gente de diversas partes del mundo.
El queso
En cocina se utiliza el queso de oveja, cabra y vaca. ?Qu¨¦ diferencia hay entre ellos? El de cabra es el que menos calor¨ªas aporta, seguido del vacuno y el de oveja. Todos ellos son fuente de calcio, que contribuye al funcionamiento de los m¨²sculos, aunque su contenido var¨ªa, siendo el queso de oveja el que m¨¢s tiene, seguido del de vaca. Lo mismo ocurre con el sodio.
Gracias a esta interconexi¨®n global, las experiencias que antes eran inalcanzables para la mayor¨ªa porque no pod¨ªan presenciarse en primera persona est¨¢n ahora a disposici¨®n de cualquiera. Ya se trate de la ejecuci¨®n de una t¨¦cnica ?culinaria, la imagen de un alimento sofisticado o el seguimiento al minuto de un festival de gastronom¨ªa en Per¨².
Todo se comparte en tiempo real con el prop¨®sito de dar una visibilidad absoluta a cualquier acto o peque?o gesto, y que as¨ª nada sortee la mirada general. Por supuesto, el mundo de la gastronom¨ªa tambi¨¦n forma parte de esta realidad. La inocente acci¨®n de colgar en Instagram u Onfan (la nueva red social para los aficionados a la comida) las fotograf¨ªas de un plato probado en Oporto o Cali para compartirlas con los conocidos y, a su vez, con los amigos de estos ya ha dejado de ser un ejercicio cargado de ingenuidad. Elegir qu¨¦ men¨² se quiere probar sigue siendo una decisi¨®n individual, pero, gracias a Internet, esta opci¨®n se ve sometida a una injerencia cada vez mayor por parte de los defensores de lo opuesto en una suerte de fiscalizaci¨®n general. Porque lo que antes era minoritario o anecd¨®tico para la mayor¨ªa, al menos en su comunidad, es hoy un movimiento universal debido a la interconexi¨®n global. Los seguidores de las cocinas aut¨®ctonas, los amantes de la gastronom¨ªa creativa o de las dietas paleo, naturista o vegana defienden este tipo de recetas en sus blogs y p¨¢ginas web, en las que se dedican a hablar de las virtudes, eficacia y bondades de lo que practican.
Hace unos meses, alrededor de cinco millones de personas firmaron una petici¨®n en la plataforma de ciberactivismo Change.org en la que ped¨ªan suspender el festival de la ciudad china de Yulin, donde se consume carne de perro. Este tipo de solicitudes evidencia la confrontaci¨®n existente entre las diferentes maneras de ver lo que es correcto, aceptable y ¨¦ticamente leg¨ªtimo a la hora de comer. Mucha gente reprueba que en el pa¨ªs asi¨¢tico u otros lugares del planeta se guise a las mascotas. Pero ?qu¨¦ pasar¨ªa si los mil millones de ciudadanos indios o musulmanes del planeta firmasen una solicitud similar contra el consumo de carne de vacuno o de cerdo? ?O si alguna organizaci¨®n censurara el empleo de carne de camello como alimento, desautorizando la costumbre de su uso por parte de millones de musulmanes?
La paradoja est¨¢ en que la globalizaci¨®n, lejos de sumar diversidad, est¨¢ provocando un choque de modelos opuestos y rivalidades armadas de argumentos cada vez m¨¢s viscerales y alejados del debate sereno que deber¨ªa acompa?ar las implicaciones que oculta el hecho de comer. Y por ah¨ª todo seguido, hasta la charca de Internet y Twitter.
Terrina de acelga y queso
Ingredientes
Para 4 personas
Para la terrina
- 3 kilos de acelgas
Para el jugo de carne
- 5 kilos de huesos de vaca
- 1 kilo de cebollas
- 500 gramos de zanahorias
- 1 kilo de puerros
- Aceite de oliva
- Agua
Para la terrina de acelga
- El jugo de carne
- Queso de oveja maduro
Instrucciones
1. La terrina
Separar las pencas de las hojas de acelga. Lavarlas y secarlas bien. Cortar la nervadura central si es muy ancha y así la hoja quedará dividida en dos. Es preferible conservarlas lo más íntegras posibles. Agujerear la base de una bandeja de aluminio desechable de 13×12 centímetros y disponer las hojas de acelga hasta un tercio más de su altura. Poner un peso encima para comprimirlas. Cocer en un horno a vapor durante 2 horas.
Si no tiene horno a vapor, coloque una bandeja con agua en la base del horno. Una vez cocida, enfriarla en agua con hielo, manteniendo el peso hasta que este fría totalmente. El resultado final debe ser visualmente parecido a una lasaña.
3. El jugo de carne
Tostar los huesos de vaca en el horno fuerte hasta que estén bien dorados. Cortar las verduras en pequeños trozos y dorarlas en una olla con un poco de aceite. Agregar los huesos de vaca y agua hasta cubrir. Llevar hasta el hervor, bajar el fuego y cocer durante tres horas. Colar y reducir.
4. Acabado y presentaci¨®n
Cortar la porción de acelga en frío en el tamaño deseado. Calentar en una bandeja cubierta con papel de cocina transparente en un horno a vapor. Calentar el jugo de carne y glasear la terrina. Rallar el queso a un lado del plato.
elpaissemanal@elpais.es
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