La universidad p¨²blica ni se compra ni se vende
Hay que cambiar el discurso de ¡°fuera empresas de la universidad¡± por el de c¨®mo queremos que participen, y al mismo tiempo, quede preservada la independencia de la universidad sobre los particulares
A ra¨ªz de la aprobaci¨®n, en el Consejo de Gobierno de la Universidad Complutense, el pasado diciembre, de un ¡°Reglamento de creaci¨®n de C¨¢tedras extraordinarias y otras formas de colaboraci¨®n con las empresas¡±, se ha iniciado en parte de la Comunidad Universitaria la pol¨¦mica sobre la posible mercantilizaci¨®n o privatizaci¨®n de la Universidad. Desde el m¨¢ximo respeto a esta cr¨ªticas, puede ser un buen momento para reflexionar sobre ello.
Comenzar¨¦ dejando claro que, como dice la canci¨®n, la UCM ni se compra ni se vende. Realmente no hay en el mundo dinero para comprar m¨¢s de 500 a?os de historia, de conocimiento, de patrimonio art¨ªstico, cient¨ªfico y cultural; de aportaci¨®n a la Historia y al desarrollo de Espa?a y el mundo; de contribuci¨®n a la igualdad de oportunidades de acceso a la educaci¨®n superior y a la transformaci¨®n social de nuestro pa¨ªs.
Tampoco cabe ninguna duda acerca del car¨¢cter inequ¨ªvoco de Universidad P¨²blica de la Universidad Complutense. As¨ª lo recoge el primer art¨ªculo de sus Estatutos y su car¨¢cter p¨²blico no est¨¢ sujeto a discusi¨®n. Pero significa eso ?que su financiaci¨®n deba ser exclusivamente p¨²blica? ?Que debamos renunciar a captar un solo euro que no provenga de fuentes p¨²blicas? ?Es eso lo que define el car¨¢cter p¨²blico de la instituci¨®n? ?O es su naturaleza de servicio p¨²blico y los fines que debe desarrollar en beneficio de toda la sociedad? ?O quiz¨¢s el modo de gestionar los recursos que la sociedad ponga a su disposici¨®n, con transparencia y rindiendo cuentas? Para situar correctamente la dimensi¨®n del problema de ¡°privatizaci¨®n¡± del que hablamos, recordar¨¦ que, del presupuesto de la UCM para el 2016, solo el 0,6% proviene de fondos privados, sin contar ah¨ª lo que pagan directamente los estudiantes por tasas, que supone un 20%. Y tambi¨¦n que las misiones de la Universidad son tres: la formaci¨®n, la generaci¨®n de conocimiento y la transferencia del mismo.
Vaya por delante que, en mi opini¨®n, la mejor (y seguramente ¨²nica) forma de garantizarlas es que la Universidad cuente con una financiaci¨®n p¨²blica suficiente para un funcionamiento b¨¢sico de calidad. De hecho, as¨ª lo recoge la LOU en su art¨ªculo 79 y as¨ª venimos reclam¨¢ndoselo a la Comunidad de Madrid en nuestras conversaciones, al tiempo que le recordamos que en los ¨²ltimos cuatro a?os el presupuesto de la Universidad Complutense ha descendido en un 15%. Del mismo modo que la mejor manera de garantizar la igualdad de oportunidades de acceso de los estudiantes, independientemente de su origen socioecon¨®mico, es la gratuidad de los estudios. Por eso denunciamos tambi¨¦n el elevado precio de las tasas en Madrid y nos alegramos de los (t¨ªmidos) descensos realizados que esperamos que contin¨²en.
Como rector, prefiero una universidad implicada en el tejido social a una universidad ajena a la sociedad
No, con el reglamento aprobado, no se pretende resolver el funcionamiento b¨¢sico de la UCM (?podr¨ªamos hacerlo con ese 0,6%?), aunque tampoco est¨¢ de m¨¢s alguna reflexi¨®n al respecto. ?D¨®nde est¨¢ la raya que delimita lo b¨¢sico? ?Incluye la investigaci¨®n? ?Cualquier investigaci¨®n? ?Tener unos museos complutenses al servicio de la ciudadanos madrile?os est¨¢ dentro del funcionamiento b¨¢sico? ?Hacer cursos de formaci¨®n permanente es b¨¢sico? ?Contar con un premio nobel en nuestra plantilla es b¨¢sico o nos conformamos con no tenerlos? ?Lo b¨¢sico es convocar 75 ayudas predoctorales o intentamos llegar a las 100? ?Podemos recurrir a financiar parcialmente estas iniciativas con recursos privados? ?Est¨¢ contraindicado conseguir recursos para los proyectos de investigaci¨®n de calidad que se queden fuera de las convocatorias nacionales?
Pero, como dec¨ªa antes, se trata de cambiar el punto de vista. El arte de definir qu¨¦ es lo b¨¢sico con los recursos disponibles se hace cada a?o en la elaboraci¨®n de los presupuestos. De lo que queremos hablar es de ir m¨¢s all¨¢, de aportar valor a?adido a la Universidad mediante colaboraciones donde lo econ¨®mico no es necesariamente lo m¨¢s importante. La transferencia del conocimiento exige estar en contacto con el tejido productivo. Conocer los problemas a los que se enfrenta nuestra industria y estudiar soluciones conjuntamente. La formaci¨®n de los estudiantes requiere la realizaci¨®n de pr¨¢cticas en empresas y su empleabilidad al final de sus estudios, un objetivo esencial de la universidad, exige mantener relaciones con las empresas. Hay que cambiar el discurso de ¡°fuera empresas de la universidad¡± por el de c¨®mo queremos que participen, de modo que aporten valor y, al mismo tiempo, quede preservada la autonom¨ªa, la independencia y los intereses de la universidad (esto es, de la sociedad) sobre los particulares.
Y con ello hemos llegado al c¨®mo concretar todo esto, para lo que estamos abiertos al debate. Definamos todos los mecanismos de control que estimemos necesarios en el uso de los recursos. Hablemos de las garant¨ªas precisas para evitar conflictos de intereses. Pero, sin abrazar, a priori, el paradigma de la desconfianza; quien suscribe se ha pasado a?os pidiendo confianza en los investigadores a la hora de gestionar sus recursos. La clave est¨¢ en la trazabilidad, la rendici¨®n de cuentas, puntual y exhaustiva, ese concepto que los anglosajones definen como accountability.
No, la Universidad Complutense ni se compra ni se vende. Pero, como rector, prefiero una universidad implicada en el tejido social a una universidad ajena a la sociedad, aunque eso nos obligue a pensar en c¨®mo salvaguardamos nuestra autonom¨ªa y nuestros principios de servicio p¨²blico. Una Complutense que sea percibida como ¨²til por los ciudadanos, a cuyas puertas empresas e instituciones llamen para trabajar juntos por la calidad de la formaci¨®n y la investigaci¨®n que realizamos. Una universidad p¨²blica, con responsabilidad social, que garantice la igualdad de oportunidades y que suponga un servicio para el progreso cultural, social y econ¨®mico de nuestro pa¨ªs.
Carlos Andradas, es rector de la Universidad Complutense.
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