Una soluci¨®n perversa de las m¨¢quinas
La tecnolog¨ªa es amoral, pero quiz¨¢ nuestro siniestro destino sea que estas m¨¢quinas lleguen m¨¢s lejos que nosotros
El ritmo de cambio tecnol¨®gico que se perfila actualmente, aunque va a proporcionar muchas ventajas y satisfacciones, tambi¨¦n puede desencadenar consecuencias desagradables.
Un avance importante es el que se est¨¢ produciendo a nivel de las m¨¢quinas. Por ejemplo, hasta hace poco, el cl¨¢sico robot operaba en un ¨¢rea restringida de la f¨¢brica, rodeado de vallas y otros dispositivos de seguridad, con la idea de proteger a las personas que estaban cerca de los mismos. Ahora, con la aparici¨®n de los robots colaborativos (cobots), la m¨¢quina pasa a relacionarse m¨¢s estrechamente con el hombre y a compartir el mismo espacio, contribuyendo a liberarlo de tareas ingratas y aumentar su productividad.
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Otro avance a destacar es el de la inteligencia artificial. Hasta hace poco se consideraba que la m¨¢quina no podr¨ªa llegar a superar al hombre en determinadas habilidades y actividades; ahora, con un software que aprende y razona cada vez mejor, varias fuentes vaticinan que dentro de tan solo 15 a?os podr¨¢n superar a los humanos en diversos ¨¢mbitos cognitivos.
?Pero qu¨¦ efecto tendr¨¢ toda esta automatizaci¨®n tan intensa y efectiva en el mercado laboral? Hay dos escuelas de pensamiento que intentan dar respuesta a esta inc¨®moda cuesti¨®n. Una proclama que, aunque la m¨¢quina destruya puestos de trabajo, siempre acaba creando otros nuevos. La otra afirma que la primera es muy optimista, y que eso ahora ha cambiado; en el pasado se produc¨ªan avances tecnol¨®gicos de la m¨¢quina graduales, pero ahora este progreso est¨¢ adquiriendo gran celeridad, con lo que se destruir¨¢n muchos m¨¢s puestos de trabajo de los que se vayan a crear.
Si la realidad impone la segunda tesis, el nuevo paradigma afectar¨¢ a multitud de profesiones y puestos de trabajo; tocar¨¢ de pleno a las clases m¨¢s bajas, pero tambi¨¦n a fondo a la clase media. Esta sombr¨ªa perspectiva se completar¨¢ con una mayor brecha de desigualdad social y millones de puestos de trabajo con un salario miserable.
Con tales mimbres, el futuro no parece pintar bien para los m¨¢s j¨®venes. Pero puestos a predecir a 15 a?os, sorpresivamente la tecnolog¨ªa tambi¨¦n nos podr¨ªa proporcionar una ingeniosa soluci¨®n para este desaguisado social. Eso s¨ª, esta vez hablamos de una soluci¨®n muy perversa. Veamos en qu¨¦ consiste.
Seg¨²n un estudio de Zogby Analytics en EE.UU., el 87% de individuos de la denominada generaci¨®n Y o del milenio (los nacidos entre 1982 y el 2004), siempre tienen a mano su smartphone, tanto de d¨ªa como de noche. Lo primero que el 80% de estos j¨®venes hacen nada m¨¢s despertarse es mirar a la pantalla de su m¨®vil; adem¨¢s, el 78% ya le dedican m¨¢s de dos horas diarias a su smartphone. A nivel funcional, como tel¨¦fono lo usan cada vez menos, pero se aplican en desplegar una intensa presencia en las redes sociales, navegar por internet o consumir asiduamente m¨²sica y video. En definitiva, constituyen una fren¨¦tica legi¨®n de consumidores digitales que complementan su mundo f¨ªsico con otro digital o virtual.
Las operadoras lo saben y compiten agresivamente para conseguir a estos apetitosos clientes, lo que propicia que haya una amplia oferta de contratos econ¨®micos y tarifas planas. A partir de ah¨ª, hay apps y contenidos para todos los bolsillos. Eso s¨ª, el coste econ¨®mico de vivir en el lado virtual de la vida va disminuyendo progresivamente respecto al lado f¨ªsico.
En el futuro parece que el balance de tiempo de permanencia entre lo f¨ªsico y lo virtual seguir¨¢ aumentando en favor del segundo. Incluso puede llegar el momento en que, este viejo mundo que conocemos, tan solo sea un complemento de ese para¨ªso virtual, algo que a muchos les recordar¨¢ ciertas pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n que hasta hace poco nos parec¨ªan inveros¨ªmiles.
Con este planteamiento, es posible que ya estemos asistiendo a la incubaci¨®n de una alternativa de supervivencia frente a la amenaza de la m¨¢quina: un nuevo mundo low cost para nosotros, basado en ese escape virtual hacia adelante, que permita a uno vivir instalado en la pobreza laboral, sobreviviendo al lado de las m¨¢quinas, con los recursos justos para llevar a cabo tan solo las actividades m¨¢s b¨¢sicas de lo f¨ªsico, como trabajar, comer o dormir (y poca cosa m¨¢s). Visto as¨ª, acceder a las actividades del mundo f¨ªsico podr¨ªa llegar a convertirse en un lujo de primer orden, solo al alcance de unos pocos elegidos (y de las m¨¢quinas, por supuesto).
En este ins¨®lito escenario tambi¨¦n pueden tener cabida los optimistas, que conf¨ªen en que el concepto de calidad de vida se transforme a mejor en esas condiciones; pueden llegar a pensar que se generar¨¢ una mayor riqueza emocional que la que actualmente estamos saboreando. Para los que no sean tan optimistas, conviene recordar que ese futuro mundo virtual es tan real como el f¨ªsico, aunque no sea del agrado de muchos de nosotros.
Estamos todav¨ªa muy lejos de que puedan darse estos escenarios, pero vale la pena reflexionar sobre futuros posibles (sin perder el buen humor). La tecnolog¨ªa es amoral, pero quiz¨¢ nuestro siniestro destino sea que estas m¨¢quinas lleguen m¨¢s lejos que nosotros, que incluso sean capaces de responder a los grandes retos de la vida, mientras los humanos quedar¨ªamos relegados de esas nobles ambiciones y nos mantendr¨ªan entretenidos con un pu?ado de algoritmos.
Xavier Alcober Fanjul es ingeniero consultor.
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