Juego sucio
Fingi¨® que se iba un domingo en el que est¨¢bamos a seis grados, pero la sensaci¨®n t¨¦rmica, tras su comparecencia, cay¨® en picado
Esperanza Aguirre convoc¨® a los medios para fingir que se iba, pero lo cierto es que contin¨²a ah¨ª, donde m¨¢s duele, donde m¨¢s nos duele. Ha renunciado al sueldo que le pasaba el partido, no al que le pagamos nosotros. Hubi¨¦ramos preferido lo contrario. Los da?os que pod¨ªa hacer desde G¨¦nova, aunque significativos, eran limitados. Desde el Ayuntamiento de Madrid es capaz de montar otro tamayazo. Total, que ha escenificado un juego de manos diab¨®lico, pues mientras nos obligaba a mirar hacia un sill¨®n que en la pr¨¢ctica estaba vac¨ªo antes incluso de que dimitiera, se apalancaba en el otro. Las responsabilidades pol¨ªticas se asumen dimitiendo de los puestos pol¨ªticos, no de los administrativos.
Fingi¨® que se iba un domingo en el que est¨¢bamos a seis grados, pero la sensaci¨®n t¨¦rmica, tras su comparecencia, cay¨® en picado. Cuanto m¨¢s se hablaba en los telediarios de su renuncia, como si de verdad se hubiera producido, mayor era la sensaci¨®n de que el term¨®metro se desplomaba. En Moncloa se puso a 10 o 15 bajo cero, parec¨ªa la Rusia de Putin. Rajoy apenas tuvo fuerzas para enviarle un mensaje donde le aseguraba que lo entend¨ªa. Y lo entend¨ªa, vaya si lo entend¨ªa, pues el presidente en funciones, que se mueve en la misma l¨®gica que Aguirre, tambi¨¦n hab¨ªa fingido dimitir de la responsabilidad de formar Gobierno, aunque ah¨ª lo tenemos, gan¨¢ndose (desgan¨¢ndose m¨¢s bien) el sueldo que puntualmente le ingresamos.
Si el tamayazo fue la obra maestra por la que una persona sin escr¨²pulos conquist¨® el poder local, la dimisi¨®n aparente de Esperanza Aguirre podr¨ªa constituir la segunda parte de un asalto, esta vez a la presidencia del Gobierno, cuyo guion solo est¨¢ en su cabeza. Y quiz¨¢, c¨®mo saberlo, en la de Rajoy.
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