?frica y las redes sociales: las nuevas formas de participaci¨®n ciudadana
La nuevas generaciones pretenden aprovechar las oportunidades que les brindan las TIC para convertirse en centinelas de la democracia y el progreso en el continente
Los j¨®venes, para Naciones Unidas, son aquellos con edades entre los 15 y 24 a?os, es decir, el 18% de la poblaci¨®n mundial. Aunque yo extender¨ªa esa categor¨ªa a todos los de edades entre los 0 y los 35 a?os. En ese intervalo est¨¢ la poblaci¨®n m¨¢s din¨¢mica en los procesos de cambio y transformaci¨®n. En ?frica ¡ªel continente m¨¢s joven del planeta¡ª esa juventud desea comprometerse para desempe?ar un papel en la vida pol¨ªtica y en los procesos de avance social y econ¨®mico de sus pa¨ªses.
De Dakar a Addis Abeba, pasando por T¨²nez y Ciudad del Cabo, la juventud africana pretende ser la abanderada de una democracia participativa, la palanca de una nueva econom¨ªa el garante de la cohesi¨®n social.
Los j¨®venes constituyen la base sobre la que los Estados pueden favorecer el desarrollo en los ¨¢mbitos social, econ¨®mico y pol¨ªtico. Su dinamismo, voluntad, compromiso y energ¨ªa representan un triunfo de las democracias africanas al tiempo que son un motor para el cambio. Y no pueden considerarse una minor¨ªa, ya que la mitad de los habitantes del planeta tiene menos de 25 a?os. El 85% de ellos vive en pa¨ªses en desarrollo.
Con su compromiso se puede regular la sociedad. Son el motor del progreso democr¨¢tico. Pese a su corta edad, se imponen y no se resignan a ser "proyectos de adulto" sin m¨¢s. La historia ense?a que es necesario entender a la juventud y sus aspiraciones para construir una estabilidad democr¨¢tica que genere las condiciones necesarias para un desarrollo econ¨®mico sostenido por la cohesi¨®n social.
Contar con los j¨®venes supone acompa?arlos pero, sobre todo, comprenderlos hasta el punto de saber caminar con ellos. Siempre han sabido utilizar su fortaleza para plantar cara a los reg¨ªmenes autoritarios ante las violaciones de derechos, diciendo "no" con valent¨ªa y orgullo. El pasado nos muestra que la juventud africana siempre ha combatido a la altura de sus medios: mediante la marcha, la manifestaci¨®n, la interpelaci¨®n directa, la fijaci¨®n de carteles, la reivindicaci¨®n y el alegato.
En ?frica, los j¨®venes son una soluci¨®n
A lo largo de la historia africana, algunos l¨ªderes que han marcado la lucha y la reivindicaci¨®n se han manifestado muy pronto. Por ejemplo, el expresidente sudafricano Nelson Mandela, que inici¨® su gran revoluci¨®n siendo muy joven con la convicci¨®n de un intelectual, la visi¨®n de un estadista y el compromiso de un gran l¨ªder. Con solo 23 a?os, ya hab¨ªa sido elegido representante de los estudiantes de su universidad. Dos a?os despu¨¦s se convirti¨® en miembro activo del Congreso Nacional Africano (CNA). A los 71 ser¨ªa elegido presidente de dicho movimiento, tras a?os de militancia y activismo que lo condujeron a un largo encarcelamiento.
En otro plano, hay hijos del continente africano que han destacado desde edades tempranas enarbolando el estandarte de los l¨ªderes nacionalistas. Estos revolucionarios o activistas no han esperado a que toda la poblaci¨®n se comprometiese para poner en marcha sus movimientos. A menudo estaban solos y no pod¨ªan contar m¨¢s que con una decena de fieles camaradas de lucha. Consegu¨ªan, no obstante, movilizar a toda una poblaci¨®n en pos de un objetivo. La fuerza de su mensaje, mientras se abr¨ªan camino en un mundo sin Internet y sin medios de comunicaci¨®n privados, termin¨® sumando a sus causas a pueblos entero. En el ¨¢mbito pol¨ªtico, el liderazgo africano se puso de manifiesto durante el periodo de las independencias, y fue a m¨¢s algunos a?os despu¨¦s con los movimientos nacionalistas.
El activismo en Internet es una herramienta de participaci¨®n, transformaci¨®n y progreso
Entre 1960 y 1970, los nacionalismos africanos se impusieron y contaron con el apoyo de la poblaci¨®n. De 1970 a 1990, una gran parte de los pa¨ªses africanos cay¨® en manos militares, con algunas excepciones, mientras otros sufrieron reg¨ªmenes de partido ¨²nico. Entre las guerras civiles y los sucesivos golpes de Estado, algunos pa¨ªses acabaron pagando un elevado precio por la construcci¨®n de una democracia estable.
Hoy en d¨ªa, la llegada de Internet ha ampliado el espacio de debate y permite la instauraci¨®n de una ciudadan¨ªa aumentada al democratizar el acceso a la informaci¨®n y multiplicar los canales de difusi¨®n. Aunque la penetraci¨®n de Internet en el continente se considere moderada (deber¨ªa ser del 26%, ya que fue del 18% en 2014 y se calcula un aumento anual del 8%), algunos j¨®venes africanos y una decena de internautas han conseguido, a trav¨¦s de los nuevos medios de comunicaci¨®n, atraer a multitudes y movilizar a los j¨®venes a fin de lograr la participaci¨®n ciudadana para influir sobre la vida pol¨ªtica.
Aunque los m¨¦todos de la participaci¨®n y el activismo hayan cambiado, la dimensi¨®n pol¨ªtica de la implicaci¨®n ciudadana sigue igual de presente en el uso de los nuevos medios por parte de la juventud. Estos j¨®venes, que mostraban con orgullo en su habitaci¨®n los p¨®steres y carteles de dirigentes como Nelson Mandela, Sekou Tour¨¦ y Thomas Sankara, comparten ahora en su muro de Facebook o su cronolog¨ªa de Twitter, mensajes y esl¨®ganes de esos mismos dirigentes. Respaldan iniciativas ciudadanas promovidas de manera virtual en las redes sociales. Se ha impuesto, por tanto, un nuevo paradigma en el compromiso c¨ªvico de la juventud.
Sin embargo, este nuevo modelo trae consigo desaf¨ªos y riesgos. Har¨¦ a continuaci¨®n algunas propuestas para exponer nuevas v¨ªas y nuevas formas de compromiso c¨ªvico para los j¨®venes, poniendo el acento en la dimensi¨®n africana de la participaci¨®n mediante las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n.
Las exigencias ciudadanas de la juventud africana se basan sobre todo en la libertad del ciudadano y el control de la acci¨®n p¨²blica sobre la relaci¨®n entre poder y poblaci¨®n.
La libertad siempre ha sido uno de los principales factores del progreso de los pa¨ªses desarrollados. En 2008 la Fundaci¨®n Heritage, uno de los comit¨¦s asesores estadounidenses radicados en Washington, public¨® en The Wall Street Journal el ¨ªndice de libertad econ¨®mica (Index of Economic Freedom) de los distintos pa¨ªses del mundo. Dicho ¨ªndice sigue bajo en ?frica: de los 40 pa¨ªses africanos estudiados, solo Mauricio se sit¨²a entre los 20 primeros del mundo, al ocupar el puesto 18? seguido por Botsuana, que ocupa el 36? lugar. Los ¨²ltimos de la son todos africanos.
Seg¨²n el mencionado ¨ªndice de libertad econ¨®mica, existen 10 categor¨ªas de libertad, sin las que ning¨²n pa¨ªs puede prosperar:
- Libertad de empresa
- Libertad de comercio
- Libertad de estar a salvo de exacciones obligatorias
- Libertad de controlar el tama?o del Gobierno y la administraci¨®n
- Libertad de tener una moneda independiente
- Libertad de inversi¨®n
- Libertad financiera
- Libertad del derecho de propiedad
- Libertad con respecto a la corrupci¨®n
- Libertad de contrato en el mercado laboral
Aunque este ¨ªndice est¨¦ adaptado a la noci¨®n estadounidense y econ¨®mica de libertad, es una prueba de los esfuerzos que deben hacer los dirigentes africanos para mejorar en la democratizaci¨®n. As¨ª pues, la b¨²squeda de estas 10 categor¨ªas de libertades se convierte en un gran desaf¨ªo, en el contexto de la aparici¨®n y la promoci¨®n de las nuevas generaciones de dirigentes africanos.
?Qu¨¦ medios tienen los ciudadanos para controlar a los poderes p¨²blicos, garantizar un equilibrio para la defensa de los derechos fundamentales de los pueblos africanos y preservar las conquistas democr¨¢ticas? ?C¨®mo acompa?a la juventud africana al continente hacia todas estas libertades? ?De qu¨¦ herramientas disponen los j¨®venes? ?C¨®mo se enfrentan a los demonios de las pseudodemocracias y los presidentes con mandatos infinitos?
Una juventud conectada
Cuando las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (TIC) transforman nuestras costumbres, nuestra relaci¨®n con los dem¨¢s, nuestras pr¨¢cticas, nuestros comportamientos nuestras visiones y nuestras luchas, tambi¨¦n transforman nuestra ciudadan¨ªa y nuestras formas de participaci¨®n.
La revoluci¨®n digital ha cambiado la situaci¨®n y abierto nuevas brechas para equipar a esta juventud y ha hecho que el compromiso c¨ªvico sea m¨¢s organizado, pero tambi¨¦n m¨¢s pertinente. Sirva de ejemplo la din¨¢mica de los ciberactivistas senegaleses y la influencia de la participaci¨®n electr¨®nica ciudadana. Despu¨¦s haremos un balance del ciberactivismo en el panorama africano y de los distintos proyectos ciudadanos en la Red, que permiten hablar ya de una verdadera ciudadan¨ªa aumentada en el continente gracias a los nuevos medios de comunicaci¨®n.
?C¨®mo han impulsado las TIC nuevas formas de compromiso c¨ªvico entre los j¨®venes africanos y, concretamente, entre los senegaleses? ?C¨®mo pueden las TIC aportar soluciones fomentando el compromiso pol¨ªtico de los j¨®venes? ?Esta nueva forma de expresarse y vivir la ciudadan¨ªa puede influir en la buena marcha de la sociedad?
Hoy en d¨ªa, los j¨®venes constituyen el p¨²blico principal de las redes sociales de Internet. En enero de 2014, los usuarios de redes sociales eran 2.700 millones de personas. A este ritmo, en cinco a?os llegar¨¢n a la mitad de la poblaci¨®n mundial.
Las salas de chat virtuales donde se produc¨ªan debates y discusiones de barra de bar a prop¨®sito de los cotilleos se han transformado en verdaderos espacios p¨²blicos de construcci¨®n colectiva de la pol¨ªtica y la acci¨®n p¨²blica. Estas plataformas, utilizadas al principio para relacionarse, se han convertido gracias a la informaci¨®n en aut¨¦nticos medios de comunicaci¨®n. El paso de usuario a periodista ciudadano o de bloguero a ciberactivista ha tenido lugar en un plazo de cinco a?os, con cierta adaptaci¨®n de las herramientas. En ese lapso de tiempo se ha producido una respuesta tecnol¨®gica a una demanda de uso y de consumo en el mundo de la informaci¨®n.
Los ciudadanos ya no esperan a que se les proponga participar en los debates. Toman la palabra mediante unas herramientas democr¨¢ticas y de libre acceso. Adquieren un nuevo poder y se instalan en el n¨²cleo del dispositivo: firman peticiones, se re¨²nen, organizan manifestaciones, marchas y sentadas, interpelan a las autoridades pol¨ªticas, hacen sonar las alarmas, ponen la informaci¨®n a disposici¨®n de todos, proponen debates y participan en ellos en el seno de las asambleas nacionales, organizan y garantizan procesos de democracia participativa. Con el uso de las TIC ha nacido un ciudadano nuevo que se convierte, desde ese momento, en motor del cambio y el desarrollo.
Nairobi, Dakar, Abiy¨¢n, Kigali, T¨²nez, Johannesburgo... Estas capitales africanas se han convertido en focos de innovaci¨®n para las iniciativas ciudadanas. Con el apoyo de las comunidades de j¨®venes activistas, blogueros o simplemente ciudadanos corrientes, los ciberproyectos ciudadanos han permitido ayudar a poblaciones que sufren, impulsar pol¨ªticas de desarrollo, sanear la esfera pol¨ªtica, perseguir la corrupci¨®n y supervisar un proceso electoral. Todo el continente ha descubierto una nueva forma de implicaci¨®n activa en la vida p¨²blica del Estado. Desde 2007, con la puesta en funcionamiento de Ushaidi, que ayud¨® a recopilar testimonios tras la crisis en Kenia, el continente africano ya cuenta con una nueva din¨¢mica ciudadana orientada hacia Internet.
¡°La revoluci¨®n num¨¦rica es una oportunidad para ?frica¡±
En ?frica, las crisis suelen tener lugar en ¨¦poca preelectoral o poselectoral. A continuaci¨®n, acaparan todas las energ¨ªas destinadas a la resoluci¨®n, la pacificaci¨®n y, en menor medida, la redefinici¨®n de la hoja de ruta hacia el desarrollo econ¨®mico. El aparato del Estado pr¨¢cticamente se detiene, las pol¨ªticas de desarrollo se van a pique y los planes estrat¨¦gicos se estancan. Entre la ecuaci¨®n de la estabilidad pol¨ªtica, la cohesi¨®n social y la pol¨ªtica de desarrollo econ¨®mico, la funci¨®n desempe?ada por la juventud se vuelve primordial en una sociedad orientada hacia las nuevas costumbres y servicios a trav¨¦s de las tecnolog¨ªas. Para tener una verdadera estrategia de desarrollo econ¨®mico, ?frica debe garantizar en primer lugar unas transiciones pol¨ªticas libres y transparentes. La estabilidad de los Estados africanos es, ante todo, un requisito previo e indispensable de cualquier proceso de desarrollo y democratizaci¨®n.
?Por qu¨¦?
En determinados pa¨ªses el proceso electoral suele estar salpicado de violencia y graves disfunciones de las instituciones electorales. Estos trist¨ªsimos hechos representan una amenaza real para la paz civil porque las malas pr¨¢cticas que afectan a la credibilidad de los resultados y empujan a los votantes a dejar de confiar en ellos dan lugar, de forma irremediable, a protestas que presagian conflictos poselectorales con consecuencias pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales imprevisibles.
As¨ª, las razones de esa falta de estabilidad son, entre otras, que no se tenga en cuenta la funci¨®n de los j¨®venes ni se los escuche; la exclusi¨®n total de la sociedad civil de la gesti¨®n del proceso electoral; el hecho de que la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n sean partidistas y se inclinen por uno u otro candidato difundiendo mensajes que incitan al odio y la violencia, carezcan de neutralidad y objetividad y no conf¨ªen en la nueva funci¨®n desempe?ada por los ciberobservadores en los nuevos medios; una p¨¦sima educaci¨®n c¨ªvica y electoral de la poblaci¨®n por falta de medios econ¨®micos y de una pol¨ªtica de comunicaci¨®n circular orientada hacia los nuevos medios; la exclusi¨®n de los ciudadanos observadores de las operaciones de recuento de los votos, violando los procedimientos establecidos; la desorganizaci¨®n de la educaci¨®n c¨ªvica y electoral y de la observaci¨®n electoral entre la poblaci¨®n joven y la falta de un cuadro formal de di¨¢logo entre todos los implicados en el proceso electoral.
En otros ¨¢mbitos, a pesar de la gran movilizaci¨®n de los electores, los comicios traen consigo sus propios problemas. El mal funcionamiento de los ¨®rganos estatales encargados de organizar y garantizar el proceso electoral conduce tambi¨¦n a graves violaciones de los derechos humanos. Estas situaciones han acabado arruinando a pa¨ªses enteros y generando graves crisis pol¨ªticas que han dado lugar a guerras civiles o genocidios. Tambi¨¦n tienen su origen en la falta de acceso a informaci¨®n fidedigna, lo que contribuye, en gran medida, a avivar las tensiones. En el informe final de su misi¨®n de observaci¨®n electoral de las presidenciales de 2010 en Guinea, la Uni¨®n Europea (UE) se?alaba: ¡°La falta estructural de medios y, a veces, el escaso nivel formativo de los periodistas limitan la calidad de la informaci¨®n transmitida¡±.
En este plano, resulta evidente que los problemas provienen de las autoridades, que tienen la responsabilidad de organizar y supervisar un proceso electoral libre y transparente. La sociedad civil, a trav¨¦s del compromiso c¨ªvico, tambi¨¦n debe asegurarse una funci¨®n pionera en distintos ¨¢mbitos, con vistas a un cambio positivo. Es necesario integrar, en un enfoque inclusivo:
Una estrategia de educaci¨®n c¨ªvica a largo plazo.
La independencia y la neutralidad de la circulaci¨®n y la difusi¨®n de la informaci¨®n.
Las cifras alarmantes en torno a las elecciones
3.248 muertos durante la crisis poselectoral de Costa de Marfil de 2010.
800 muertos durante la crisis poselectoral de Nigeria de 2011, seg¨²n Human Rights Watch.
24 personas asesinadas tras la proclamaci¨®n de los resultados de las elecciones presidenciales de 2011 en la RDC.
M¨¢s de 1.000 muertos y 600.000 desplazados en 2007 durante la crisis poselectoral de la RCA.
El presidente del Consejo Constitucional de Senegal, asesinado durante la campa?a electoral de 1993.
La aplicaci¨®n de un conjunto mejorado de acciones y el desarrollo de programas comunes y armonizados de observaci¨®n ciudadana de las elecciones y los procesos democr¨¢ticos.
Sin embargo, es importante se?alar que estos desaf¨ªos solo pueden superarse mediante un compromiso inquebrantable y una concienciaci¨®n colectiva de los ciudadanos ¡ªsobre todo de los j¨®venes¡ª, cuyo futuro ha sido tomado como reh¨¦n por los pol¨ªticos. Cabe decir lo mismo sobre todos los pa¨ªses africanos que necesiten nuevos dirigentes que tomen las riendas de su destino.?
Una juventud comprometida y ciudadana es la llave para acompa?ar al continente africano hacia esta revoluci¨®n: una revoluci¨®n suave impulsada por las TIC. Deber¨¢ permitir a la juventud poner en marcha acciones colectivas y contribuir mediante ellas a una nueva forma de compromiso ciudadano y de participaci¨®n en la vida pol¨ªtica, social y econ¨®mica. Y esta nueva forma de integraci¨®n traer¨¢ consigo soluciones concretas e id¨®neas para los grandes problemas que frenan el desarrollo y la unidad del continente.
Adem¨¢s, a excepci¨®n de los problemas ocasionales ligados a la resoluci¨®n de las crisis ¡ªen algunos pa¨ªses¡ª esta din¨¢mica ciudadana de la juventud pretende ser un centinela de la democracia de los pa¨ªses africanos. Como tal, est¨¢ decidida a intervenir directamente o hacer que otros intervengan en los distintos procesos de cambio pol¨ªtico, econ¨®mico y social.
Esta nueva dimensi¨®n, que se apoya en la juventud, permitir¨¢ dirigir y llevar a cabo proyectos de desarrollo y de implicaci¨®n ciudadana en los dispositivos democr¨¢ticos. Una juventud que, como es evidente, crear¨¢ estrategias destinadas a supervisar y hacer que se supervise a los dirigentes pol¨ªticos en sus acciones y el cumplimiento de sus promesas, para fomentar la transparencia y el buen gobierno. Ser¨¢ un escaparate de la ciudadan¨ªa aumentada de ?frica, en torno a los ejes siguientes: buen gobierno, transparencia, democracia participativa, rendici¨®n de cuentas, lucha contra la corrupci¨®n y la impunidad, solidaridad, pol¨ªtica econ¨®mica y de crecimiento inclusiva.
As¨ª se convertir¨¢n, a trav¨¦s de los nuevos medios de comunicaci¨®n, en defensores de los derechos humanos e impulsores de propuestas de soluci¨®n para los problemas, pero tambi¨¦n y por encima de todo, en nuevos interlocutores de los gobernantes.
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