N¨²mero dos en Facebook e icono de estilo involuntario
Sheryl Sandberg marca tendencia aunque detesta que la vean as¨ª
Si quisiera, Sheryl Sandberg podr¨ªa empapelar su despacho de Silicon Valley con los t¨ªtulos que se le adjudican: icono del mundo tecnol¨®gico, del feminismo de tercera ola, de las ejecutivas que desaf¨ªan una cultura empresarial dominada por los hombres, y una decena m¨¢s. Pero hay uno que jam¨¢s aceptar¨¢: ser referente de estilo. La n¨²mero dos de Facebook, una de las mujeres m¨¢s poderosas del mundo, repele las referencias a su atuendo, a pesar de ocupar con frecuencia portadas de publicaciones especializadas. Si su regla de oro es salir a las cinco de la tarde del trabajo, la de plata es jam¨¢s hablar de moda. Por mucho que le insistan.
Una omisi¨®n que alcanz¨® especial relevancia con su pol¨¦mico libro Vayamos adelante, donde relata su historia de ¨¦xito y exhorta a las mujeres a tomar ciertas pautas para desenvolverse en un mundo donde son minor¨ªa. Sandberg habla sin tapujos de c¨®mo gestion¨® su embarazo cuando era directora de operaciones de Google o de conciliar la vida familiar y llegar a la c¨²spide. Pero en todo el recetario de consejos, no hay una sola referencia a la vestimenta profesional. Desde cabeceras como Financial Times o The New York Times le afearon el gesto, argumentando que al negarse a hablar de su atuendo, ayudaba a perpetuar la percepci¨®n de la moda como una cuesti¨®n superficial. Si estaba determinada a que la mujer dejara de ser juzgada por su aspecto, darle la espalda al tema no era soluci¨®n. ¡°Si Mark Zuckerberg puede hablar de por qu¨¦ encabeza una oficina donde todos van en sudadera, ?por qu¨¦ ella no lo aborda?¡±, inquir¨ªan.
Sandberg desoy¨® las cr¨ªticas. Pos¨® en la revista Vogue junto a Michelle Obama, Christine Lagarde o su colega Marissa Mayer, pero fue la ¨²nica cuyo modelo no se detallaba. La moda era el elefante en la habitaci¨®n. Pero quiera o no, su forma de vestir levanta expectaci¨®n. Su estilo, lejos del sempiterno traje de pantal¨®n tradicional de las ejecutivas, sobresale.
?La musa de Davos
Los botines de Prada o los vestidos de tubo de Calvin Klein se han convertido en su marca personal, y el mes pasado fue oficiosamente erigida como embajadora del ¡°estilo Davos¡±, tras su participaci¨®n en el Foro Econ¨®mico Mundial. No le rest¨® atenci¨®n a su discurso y tampoco descontextualiz¨® sus logros, pero s¨ª supuso otro foco de atenci¨®n.
Los motivos de Sandberg para ser tan refractaria con este asunto es algo que solo ella conoce. No parece congraciarse con el estilo de otras mujeres como Hillary Clinton, quien confront¨® a un entrevistador que le pregunt¨® por sus vestidos: ¡°?Me habr¨ªa preguntado eso si fuera un hombre?¡±, le pretext¨®. Sandberg, en cambio, se limita a guardar silencio. Sus tendencias son portada, su estilo es escrutado al mil¨ªmetro, pero ella no se preocupa en sonre¨ªr para la foto. Es icono de estilo, aunque sea a su pesar
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