Navarra

Milan Kundera siempre ha desconfiado del t¨¦rmino antropo-cultu-mitol¨®gico ¡°eslavo¡± aplicado a pa¨ªses del este de Europa, que ¨¦l considera en realidad Centroeuropa. Dice Kundera que los rusos primero llaman ¡°eslavo¡± a lo que luego est¨¢n dispuestos a convertir en ruso. Algo parecido sucede con nuestros nacionalistas, que llaman ¡°vasco¡± o ¡°catal¨¢n¡± a todo lo que quieren asimilarse como nacionalista despu¨¦s. Es decir, borrarlo de la n¨®mina cultural y m¨¢s tarde pol¨ªtica de lo espa?ol. La palanqueta para forzar esta apropiaci¨®n indebida es el idioma. No se trata de afirmar el derecho de los hablantes a su lengua, que nadie niega, sino de reivindicar el derecho de la lengua a buscarse hablantes aunque prefieran no serlo, si habitan en territorios determinados gen¨¦ricamente ¡°vascos¡± o ¡°catalanes¡± por el criterio nacionalista. Y no basta con que junto al idioma com¨²n del Estado se mantengan y amparen tambi¨¦n las lenguas propias de cada autonom¨ªa, sino que ¨¦stas deben ir creciendo m¨¢s y m¨¢s por voluntarismo nacionalista hasta arrinconar la com¨²n sin atender a otros criterios. A fin de cuentas es precisamente eso, lo com¨²n, lo que estorba y debe ser abolido.

La asimilaci¨®n de Navarra ha sido siempre la conquista de Jerusal¨¦n para los cruzados del nacionalismo vasco. Y ahora con el Gobierno de Geroa Bai, parece que tienen el camino m¨¢s expedito. Hoy, en Pamplona, realizan una concentraci¨®n CSIF, ANPE, CC?OO, UGT y otros sindicatos, que en total representan al 52% de los docentes de Navarra, con el lema ¡°No a la discriminaci¨®n de los docentes en castellano. Por una ense?anza p¨²blica alejada de ideolog¨ªas¡±. Protestan ante las perspectivas de una priorizaci¨®n sectaria de los docentes en euskera para el acceso a las plazas de la escuela p¨²blica. Y la izquierda otorga o calla.