Gravitaci¨®n
?Qu¨¦ es el esp¨ªritu sino una contracci¨®n del tiempo y el espacio?
Antes de que Einstein en 1916 demostrara te¨®ricamente la existencia de las ondas gravitacionales, producto del choque de dos agujeros negros que tuvo su origen a miles de millones de a?os luz, y la ciencia fuera capaz de detectarlas, algunos seres privilegiados de nuestro planeta ya las hab¨ªan incorporado a su esp¨ªritu. La infinita armon¨ªa de ese sonido del espacio puede que estuviera inserta en los golpes de cincel de Fidias, en el ritmo de un verso de Ovidio, en la Venus de Botticelli saliendo del mar, en la inspiraci¨®n de Mozart al componer su concierto de clarinete, en la garganta de Louis Armstrong. El alucinante cataclismo que produjeron en un punto del universo dos galaxias al devorarse, despu¨¦s de miles de millones de a?os luz, tal vez ha terminado vibrando en las cuerdas del arpa con que una chica angelical ameniza una cena de mafiosos en un restaurante con tres estrellas Michelin ca¨ªdas tambi¨¦n del espacio. De la misma forma que las ondas gravitacionales han sido captadas por el experimento LIGO, puede que alg¨²n d¨ªa la f¨ªsica cu¨¢ntica demuestre que el alma de las personas y de los animales tambi¨¦n obedece a la f¨®rmula E=mc2 de Einstein como resultado de aquella explosi¨®n. ?Qu¨¦ es el esp¨ªritu sino una contracci¨®n del tiempo y el espacio? Las almas que pueblan esta mota de polvo c¨®smico que es la Tierra forman un solo cuerpo m¨ªstico, cuya materia al transformarse en energ¨ªa engendra el bien y el mal, el para¨ªso y el infierno, la inteligencia clara y el fanatismo. De aquella inmensa bola de fuego se ha derivado la sabidur¨ªa de Plat¨®n, la serenidad de Buda, la l¨¢mpara de Aladino, el ¨¦xtasis de los suf¨ªes, el sudor de todos los esclavos, la hoguera en la que ardi¨® Giordano Bruno, la navaja de Jack the Ripper, los pies alados de Margot Fonteyn. Todos estamos sin saberlo en un agujero negro.
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