Gente a la que admiro
Los que de verdad me despiertan embeleso son las personas fuertes, no de esp¨ªritu, sino f¨ªsicamente
En una reciente entrevista y ante la pregunta de a qui¨¦n admiraba, respond¨ª: ¡°Admiro a la gente que, con sus ideas, es capaz de cambiar las cosas: Gandhi, Luther King, la madre Teresa de Calcuta¡ Citando a Paulo Coelho: ¡®El universo siempre conspira a favor de los so?adores¡±. Luego mir¨¦ al entrevistador fijamente a los ojos y parpade¨¦ varias veces muy r¨¢pido y luego hice un parpadeo largo y despu¨¦s otra secuencia r¨¢pida, como si, en un improvisado lenguaje en morse, le corroborara que lo que le dec¨ªa era verdad. Pero, no, era mentira cochina. Lo dije para quedar bien, una vez m¨¢s. Los que de verdad me despiertan embeleso son las personas fuertes, no de esp¨ªritu, sino f¨ªsicamente. Personas fornidas que con su sola presencia son capaces de amedrentar a cualquiera y que cuando se presenta un conflicto de verdad, pasan a la acci¨®n con desenvoltura. Confiando ciegamente en la persuasi¨®n de una acci¨®n contundente: los cinco en la cara, por ejemplo. ¡°?Oye! ?Gilipollas! ?D¨®nde vas? Ese aparcamiento lo hab¨ªa visto yo antes¡±. ?BOUM! ¡°No, no, perdona, est¨¢ claro que era tuyo¡±. ¡°?Eh! ?No te cueles!¡±. ?BOUM! ¡°Pasa, pasa t¨² primero¡±. Y as¨ª. Muchas veces he alardeado de torso, insinuando m¨¢s o menos que parec¨ªa tallado en m¨¢rmol, pero lo cierto es que de cintura para arriba parezco un saco de hierba. Es triste, pero en mi vida nunca he podido recurrir a la capacidad de lucha de mi naturaleza corp¨®rea, ante los trances siempre he apostado por la huida programada. El otro d¨ªa, sin ir m¨¢s lejos, corr¨ª calle abajo, mientras mi mujer y mis hijos convenc¨ªan a un muchacho de que dejase la delincuencia. En fin, que me gustar¨ªa ser como Vlad¨ªmir Putin.
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