La escritora que Obama cita en sus discursos
Con cuatro novelas y cuatro ensayos, Marilynne Robinson est¨¢ reconocida como una de las grandes autoras contempor¨¢neas en Estados Unidos
¡°Tus escritos me han cambiado fundamentalmente. Y creo que para mejor, Marilynne¡±, le dijo en 2013 Barack Obama cuando le entreg¨® la Medalla de Honor de las Humanidades en la Casa Blanca. Y el pasado septiembre, el presidente de Estados Unidos la entrevist¨® para la revista. The New York Review of Books. La obra de Marilynne Robinson (Sandpoint, Idaho, 1943) es exigua. Cuatro novelas ¨CVida hogare?a, Gilead, En casa y Lila: las ¨²ltimas tres, ubicadas en un pueblo de Iowa y protagonizadas por pastores protestantes y sus familias¨C y cuatro libros de ensayo. Robinson es una mujer risue?a y serena, sin gota de cinismo. Parece maravillarse a cada minuto ante el mundo. Nos recibe en el luminoso despacho del Iowa Writers¡¯ Workshop, en Iowa City (Iowa), el legendario taller de escritores en el que da clases desde finales de los a?os ochenta. Aqu¨ª han ense?ado y estudiado cl¨¢sicos de las letras estadounidenses, desde Flannery O¡¯Connor a John Cheever, pasando por Raymond Carver o John Irving.
?C¨®mo aprendi¨® a ser escritora? Redactaba mis cosas cuando era peque?a y le¨ªa mucho. En la Universidad, tom¨¦ clases de escritura creativa, cuatro semestres que fueron de enorme ayuda para m¨ª.
?Qu¨¦ aprendi¨®? Aprend¨ª, en primera instancia, de John Hawkes, un escritor que muri¨® hace 10 o 15 a?os y fue muy prominente en su generaci¨®n. Me ense?¨® a ser consciente de cu¨¢ndo escrib¨ªa bien y cu¨¢ndo no. Me hizo sensible a mi propio estilo. Era bastante severo: odiaba que escribieses mal. Yo no uso elogios ni cr¨ªticas tan extremos como ¨¦l, pero me fue muy ¨²til.
?Usa este m¨¦todo con sus alumnos? A veces le pregunto al alumno cu¨¢l es la mejor parte de su historia, el mejor p¨¢rrafo, el mejor di¨¢logo. Es para que el escritor vea qu¨¦ es lo que hace bien: esto es lo m¨¢s importante que puede hacer un escritor. Debes aprender a sintonizar con tu frecuencia. No puedes ser imitativo. Lo que la gente elige como lo mejor de su historia es lo m¨¢s individual. Un buen escritor no se confunde con otro escritor.
Usted da un curso ahora sobre el Antiguo Testamento. ?Qu¨¦ aprenden los alumnos? Primero, descubren qu¨¦ es. Los que tienen una educaci¨®n religiosa conocen los 10 mandamientos y esas cosas, pero en t¨¦rminos de c¨®mo funciona el relato b¨ªblico como texto literario, para ellos es una revelaci¨®n.
?Desde el punto de vista del estilo? S¨ª, y en la forma. La Biblia es muy autorreferencial. Con frecuencia toma prestado lenguaje de escritores anteriores. Es muy interesante para los escritores. O las comparaciones entre el Antiguo Testamento y la escritura contempor¨¢nea de Oriente Pr¨®ximo, de Babilonia por ejemplo. Se trata de leer textos con atenci¨®n.
?Por qu¨¦ elige el Antiguo Testamento para su curso? Ayer habl¨¦ del libro de Job, que es enormemente influyente en Moby Dick. Cuando lees el libro de Job, y ves la poes¨ªa en el contexto al que alude Melville, lo entiendes con una profundidad que de otra manera no podr¨ªas entender.
?Qu¨¦ otros cursos tiene previsto dar? El hecho es que me retiro despu¨¦s del pr¨®ximo trimestre. Mi vida se ha vuelto tan complicada que no puedo ense?ar y hacer el resto de cosas con las que me he comprometido. Despu¨¦s de todos estos a?os, 26 o 27, debo abandonar este edificio.
"Nunca he visto a nadie con tanta confianza en s¨ª mismo como Obama"
?Por qu¨¦ se ha complicado su vida? Me he comprometido a dar ocho clases en Cambridge en los pr¨®ximos dos a?os: ser¨¢n otro libro. Adem¨¢s, de forma extra?a, me he implicado en pol¨ªtica. Nunca pens¨¦ que lo har¨ªa. Pero surgen cosas que no puedes ignorar. Y tambi¨¦n quiero escribir otra novela.
Dice que se implica en la pol¨ªtica. ?C¨®mo? En parte es consecuencia de que mis ¨²ltimos ensayos llamasen la atenci¨®n del presidente Obama. Gran parte de mi escritura de no ficci¨®n es bastante pol¨ªtica. Me piden que escriba sobre cuestiones contempor¨¢neas, incluso sobre el diario de ayer, y a veces pienso que debo hacerlo.
?Ve una conexi¨®n entre sus novelas espirituales, sus clases sobre el Antiguo Testamento y la pol¨ªtica actual? Cualquier persona con sensibilidad religiosa, con inclinaciones humanistas, debe tener en cuenta que la pol¨ªtica tiene un impacto profundo en nuestras vidas.
?C¨®mo es ser entrevistada por el presidente de Estados Unidos? No podr¨ªa haber sido m¨¢s cordial, muy amable. Nunca me he sentido tan bienvenida por nadie. Es un don que ¨¦l tiene. Ojal¨¢ pudiera hablar con ¨¦l cada d¨ªa. Fue una conversaci¨®n amable, sustancial, simp¨¢tica.
Es inusual, un presidente, de EE UU o de cualquier otro pa¨ªs, tan versado en literatura, filosof¨ªa¡ No lo hemos apreciado adecuadamente. Gente que le conoce de verdad le compara con Jefferson. Y creo que es una comparaci¨®n adecuada.
Es un intelectual. S¨ª. Tiene tanta confianza en s¨ª mismo que su intelectualismo carece de los manierismos que pueden resultar repelentes a veces. No es que sepa tanto de ¨¦l, pero he conocido a muchos intelectuales en mi vida y nunca he visto a nadie tan confiado sin caer en la autosatisfacci¨®n. Cuando le dices algo en lo que no ha pensado, lo aprecia.
Puede ser un problema ser tan intelectual en la Casa Blanca, ver todos los lados de un problema. Los presidentes deben decidir a veces, no analizar tanto. Quiz¨¢ s¨ª, quiz¨¢ no. ?Sabe? Ya hemos tenido a presidentes decididos. Pensar es una actividad saludable para un presidente de EE UU.
Y es escritor. S¨ª, y bueno.
Marilynne Robinson
Ha pasado en poco m¨¢s de una d¨¦cada de ser una autora de culto, conocida en c¨ªrculos reducidos, a figurar en el pante¨®n de los grandes de la literatura contempor¨¢nea estadounidense. En silencio, lejos del ruido y los focos de la industria cultural, ha construido una obra muy personal, ensayos y novelas que no se parecen a nada, casi anacr¨®nicos. O mejor: arcaicos o intemporales. Por los temas: la religi¨®n y la espiritualidad. Y por el estilo y tono: seco, meditativo, casi calvinista, como ella. Tuvo un debut sonado en 198o con una novela, Vida hogare?a, aplaudida por la cr¨ªtica. Pero tard¨® 25 a?os en regresar a la literatura de ficci¨®n con Gilead, que supuso su consagraci¨®n definitiva y le vali¨® un Pulitzer.
?C¨®mo describir¨ªa su manera de ser cristiano? Conozco su pensamiento religioso porque vengo del mismo entorno. Es dif¨ªcil de describir. Est¨¢ muy centrado en lo humano. Queda claro en su pol¨ªtica exterior y en otros ¨¢mbitos. En la medida de lo posible act¨²as con reverencia ante cualquier otro ser humano. Es una tragedia terrible que est¨¦ atrapado en esta situaci¨®n b¨¦lica. Pero en mi tradici¨®n religiosa, en mi cristiandad, el mundo en s¨ª mismo es una revelaci¨®n. No se dice: ¡°Esto es profano y esto es religioso¡±. Todo cabe bajo el mismo paraguas. La pregunta es: ?qu¨¦ aprendes de ello?, ?qu¨¦ ves?, ?qu¨¦ descubres? Es la idea de que Dios est¨¢ implicado intr¨ªnsecamente en todas las vidas, en todos los seres. Cuando encuentras a otro ser humano, asumes que es Dios plante¨¢ndote una pregunta. ?Qu¨¦ quiere Dios de esta situaci¨®n? Y hay que recordar que Dios es tan leal a la persona con la que te encuentras, incluso con tu enemigo, como lo es contigo. Se trata de una visi¨®n del mundo basada en un cuestionamiento abierto, en la idea de que el mundo es sagrado, de que Cristo define el comportamiento que es humano, humanamente deseable, de que hay motivos profundos para la confianza. Es una especie de espiritualismo de este mundo, muy intenso, casi un misticismo. Mucha literatura americana viene de aqu¨ª: Dickinson, Thoreau, Emerson, Melville. Es muy distinto de la cristiandad de Fox News, para entendernos.
Esta religiosidad nos suena ex¨®tica a muchos europeos. Quiz¨¢, no lo s¨¦. Visit¨¦ recientemente tres pa¨ªses europeos, Suecia, Holanda y Espa?a, que se declaran seculares y la gente est¨¢ interesada en las cuestiones religiosas. Puede ser que la cultura religiosa haya dejado de ser axiom¨¢tica en las vidas de estos pa¨ªses, uno luterano, otro calvinista y otro cat¨®lico. Ahora, quiz¨¢ sea porque yo voy con este signo: ¡°Persona interesada en la teolog¨ªa¡±, pero la gente no deja de hablar de estos temas conmigo y dan la impresi¨®n de lamentar no haber podido abordar las preguntas cl¨¢sicas que ha tratado la religi¨®n. No creo en esta cuesti¨®n de la secularizaci¨®n, creo que es m¨¢s complejo.
Me cuesta imaginarme a un escritor espa?ol escribiendo sobre un cura en un pueblo castellano hoy, como el pastor de su novela Gilead en Iowa. No creo que nadie hubiese cre¨ªdo que alguien iba a escribir libros como los m¨ªos hasta que yo lo hice. Se lo digo siempre a mis alumnos: ¡°Si no encontr¨¢is el libro que quer¨¦is leer, escribidlo. No pens¨¦is que os est¨¢ prohibido porque no es convencional¡±. La gente intenta no ser com¨²n, pero lo hace llevando lo normal hacia otras direcciones. Hay todo tipo de cosas sobre las que escribo que, por el motivo que sea, la cultura del momento soslaya.
?Escribi¨® sus libros as¨ª, pensando: ¡°Esto es lo que quiero leer¡± y olvid¨¢ndose de las convenciones, de la innovaci¨®n? Exacto. As¨ª es. Empec¨¦ a escribir Gilead despu¨¦s de un cuarto de siglo sin escribir ficci¨®n. A priori, si hubiese llevado a un agente la historia de un hombre mayor muriendo en Iowa en 1956 y le hubiese dicho que tengo esta idea para una novela, me habr¨ªa contestado: ¡°Quiz¨¢ podr¨ªas encontrar algo m¨¢s interesante¡±. Pero debes escribir el libro primero, y despu¨¦s descubrir si hay lectores o no. Esto no puede anticiparse.
?C¨®mo explica el ¨¦xito de Gilead y de sus otras novelas? El libro que yo quer¨ªa leer result¨® ser el libro que otras personas quer¨ªan leer. Una de las cosas interesantes es que est¨¢ localizado en un lugar y un tiempo muy concreto. Es muy americano, en el coraz¨®n del Medio Oeste. Pero est¨¢ traducido al persa, al griego, al rumano. Muchas personas tienen intereses metaf¨ªsicos aunque no los llamen teol¨®gicos. Las personas tienen padres, hijos. El hecho de que se centre en un pueblo y en una familia lo hace significativo a personas que lo leen en ¨¢rabe.
Es universal. Ciertas cosas son universales. Una es que afrontamos nuestra mortalidad. Otra es que vivimos en un mundo particular, con olores caracter¨ªsticos, ciertos tipos de luz diurna.
El paisaje de Iowa tiene algo espiritual: la llanura, las colinas sin fin. Es casi m¨ªstico. S¨ª, lo es. Ves estos campos tan bellos, y las casas con nubes de ¨¢rboles alrededor, que se explican porque el calor en verano es terrible. Me conmueve. Y el cielo parece tan grande y activo.
Su texto sobre el miedo en EE UU [¡®Fear¡¯, incluido en el ¨²ltimo volumen de ensayos, The Givenness of Things] parece escrito ahora, despu¨¦s del atentado en San Bernardino (California) [murieron 14 personas el 2 de diciembre de 2015]. Ma?ana vamos a ver a Donald Trump en Davenport. Hubo malos candidatos en las pasadas elecciones. ?l toma aquello y lo exagera. Me gustar¨ªa saber c¨®mo es la gente que va a verlo. Me pregunto si a tanta gente le interesa ¨¦l como pol¨ªtico y cu¨¢ntos van para ver si su cabello sale volando al viento o algo as¨ª. Pero es muy alarmante ver c¨®mo la gente cae ante efectos pol¨ªticos tan baratos cuando, si en alg¨²n momento debemos ser serios sobre lo que hacemos, es ahora.
?Es pesimista sobre su pa¨ªs? No, no puedo serlo. Cuando vives en el campo, ves el trabajo de la gente, a qu¨¦ aspira y piensas: ¡°Es impresionante¡±. Y despu¨¦s tenemos esta extra?a subcultura de gente politizada, que parece infiltrarse cuando nadie mira, y es muy dif¨ªcil establecer una conexi¨®n entre la vida que ocurre sobre el terreno y todo este sinsentido alocado que ocurre ahora en la superficie. Habl¨¢bamos de Obama: fue elegido dos veces, no es un logro menor. Debemos tomarlo como un indicador de solvencia: los americanos son capaces de reconocer, por encima del ruido, qui¨¦n deber¨ªa ser presidente.
elpaissemanal@elpais.es
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