Tolerancia de ficci¨®n. El cinismo alarmante que encierran los Oscars
Un negro dando premios a blancos. Una transexual de ficci¨®n nominada mientras se veta la actuaci¨®n de una transg¨¦nero real... Los Oscars representan a la perfecci¨®n la falsa tolerancia de Hollywood
Todo por las minor¨ªas pero sin las minor¨ªas. El lema del despotismo ilustrado parece haberse modernizado en el modern¨ªsimo y pol¨ªticamente correcto Hollywood y esta es la frase que resume el ambiente imperante en la pr¨®xima gala de los Oscars. La ¨²ltima voz cr¨ªtica ha sido la aflautada y prodigiosa de Anohni, la cantante transg¨¦nero anteriormente conocida como Anthony, de Antony and the Johnsons. La primera transg¨¦nero en conseguir una nominaci¨®n ha anunciado en una carta p¨²blica que no acudir¨¢ a la gala porque no la han dejado actuar. La Academia ha considerado que tiene mucho m¨¢s sentido saltarse su interpretaci¨®n para que un grupo m¨¢s mainstream tenga tiempo de cantar a gusto aunque no est¨¦ nominado, como ha sucedido con los Foo Fighters. Llueve sobre mojado. Su cr¨ªtica se suma a las proferidas por el colectivo afroamericano por la ausencia de int¨¦rpretes negros entre las nominaciones por segundo a?o consecutivo.
As¨ª las cosas se va a producir una gran paradoja. La 88 edici¨®n de los premios Oscars va a ser presentada por un negro, Chris Rock, que dar¨¢ premios a blancos. El p¨²blico aplaudir¨¢ la valiente interpretaci¨®n de Eddie Redmayne como primer transexual de la historia (en la reivindicable La chica danesa) consciente de que la organizaci¨®n ha vetado que subiera al escenario el primer transg¨¦nero en conseguir una nominaci¨®n. Todo muy pol¨ªticamente correcto de cara a la galer¨ªa, con sus justas dosis de diversidad racial, sexual y de g¨¦nero. Todo ha cambiado para que todo siga igual.
Hay un elefante rosa en la habitaci¨®n
M¨¢s de una publicaci¨®n ha visto en la coincidencia de Carol y La chica danesa entre las pel¨ªculas nominadas un logro para lesbianas y transexuales, los colectivos menos visibles que se esconden tras las siglas LGTB. Puede que algo hayamos avanzado en los ¨²ltimos a?os, pero estas nominaciones no son ni mucho menos revolucionarias, vienen a confirmar una tendencia que se repite en la industria en los ¨²ltimos a?os sin hacer mucho ruido.
Interpretar un papel de transexual es un plus de cara a los Oscars, m¨¢s si eres un int¨¦rprete cisg¨¦nero cuya sexualidad est¨¢ fuera de toda duda. Es un fen¨®meno similar al de las actrices guapas que se afean para una pel¨ªcula (Cameron D¨ªaz, Nicole Kidman, Charlize Theron por poner unos cuantos ejemplos). Todo empez¨® con la brillante Hilary Swank y su interpretaci¨®n en Boys don¡¯t cry. Felicity Huffman no se llev¨® el gato al agua por su rol en Transam¨¦rica, pero s¨ª una merecida nominaci¨®n. Este a?o le ha tocado a Eddie Redmayne. Ninguna de las tres pel¨ªculas que nos ocupan, siendo las tres producciones de gran calidad, consigui¨® una nominaci¨®n como film del a?o. No se quiere premiar aqu¨ª la valent¨ªa del director y los guionistas, no se quiere resaltar la validez de las historias que cuentan. Se premia el valor de un actor por arriesgar su carrera meti¨¦ndose, aunque sea durante un peque?o lapso de tiempo, en la piel de los que s¨ª est¨¢n marginados en la industria.
No deja de ser un sinsentido ver como Cate Blanchett aumenta su (merecido) prestigio por interpretar a una mujer lesbiana mientras Ellen Page reconoce que su salida del armario le va a restar muchas posibilidades de conseguir un rol como mujer heterosexual. Esta circunstancia evidencia la doble moral de una industria tremendamente conservadora. Ejemplos como el de Ellen Degeneres o Neil Patrick Harris, int¨¦rpretes abiertamente homosexuales con bastante ¨¦xito, no restan credibilidad a la afirmaci¨®n de Page. Harris sali¨® del armario cuando ya ten¨ªa el papel que le hizo famoso en la serie C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre, al igual que Degeneres, con la longeva sitcom, Ellen. Desde que ambos reconocieran su sexualidad sus papeles en la ficci¨®n han disminuido dr¨¢sticamente, pero se han convertido en los perfectos presentadores de las galas y ceremonias del cine. No son tan v¨¢lidos para formar parte de la industria como para ser la cara visible de la misma premiando a otros. Esta circunstancia es la que se repite este a?o en el papel del presentador, aunque ata?a a otra minor¨ªa, en este caso racial.
Chris Rock representa tanto a los negros que no los representa
Hablemos ahora de la gran paradoja que encarna el presentador de los Oscars. Chris Rock se ha expuesto a muchas cr¨ªticas por participar en esta gala, pero las quejas de la comunidad afroamericana contra el actor no comenzaron este a?o, vienen de lejos. Rock lleva mucho tiempo haciendo de negro en todas sus interpretaciones. Esta afirmaci¨®n, que podr¨ªa parecer est¨²pida, encierra un significado interesante. Repasando su filmograf¨ªa vemos como se repite un patr¨®n en sus papeles, que se limitan siempre a cumplir la cuota racial, a hacer de simple comparsa del compa?ero blanco, cisg¨¦nero de mediana edad que se lleva toda la gloria. Es lo que en la jerga hollywoodiense se conoce como token black guy, el negro con acento barriobajero que en una pel¨ªcula de acci¨®n suelta frases graciosas entre explosi¨®n y explosi¨®n y que en una pel¨ªcula de miedo muere acuchillado en los primeros 30 minutos. Este personaje tipo nace de sumar estereotipos y no parece tanto escrito por un guionista como por un responsable de marketing.
Ahora piensa en los papeles de Morgan Freeman en la saga de Batman, de Samuel L Jackson en Pulp Fiction, o de Denzel Washington en Training day. Hablamos aqu¨ª de personajes m¨¢s o menos complejos, m¨¢s o menos secundarios, pero cuyo leit motiv, cuyo motor en la trama, va m¨¢s all¨¢ de ser simplemente un hombre negro. Son la ant¨ªtesis del token black guy, la ant¨ªtesis del modelo inocuo y pol¨ªticamente correcto que Hollywood nos est¨¢ intentando colar. Ya sabes, el todo por las minor¨ªas pero sin las minor¨ªas.
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