Sin ¡®Carol¡¯ y sobreexpuestos a Chris Rock
La discriminaci¨®n a los artistas negros en los Oscar procede de la demograf¨ªa y el mercado, no de la Academia
![Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu se abraza con Leonardo Di Caprio](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PFEUILUCLG77CAG2HFVP3UT6MU.jpg?auth=4334963a96f4de9a8ce88cf6a27cc8a383b874d867cade66c81ec671933fc966&width=414)
?Qu¨¦ se hizo de Carol, una pel¨ªcula brillante y rodada con micr¨®metro? ?No ha llegado el momento de resucitar los opulentos melodramas al estilo de Douglas Sirk, Vincente Minnelli o Leo McCarey? ?Entiende la Academia que Ennio Morricone merece m¨¢s el Oscar por atronar The hateful eight que John Williams? ?Era falsa la misericordia ca¨ªda sobre Sylvester Stallone en los d¨ªas previos a la gran gala del cine de Hollywood? Estos y otros misterios quedaron preteridos ante Chris Rock. Monologuista divertido en el Saturday Night Live, actor prescindible tirando a p¨¦simo ¡ªde la escuela de otras maldiciones b¨ªblicas como Martin Lawrence, Eddie Murphy, Owen Wilson o Ben Stiller¡ª, Rock someti¨® a los espectadores a una sobreexposici¨®n, dentro y fuera del Dolby Theatre, con un discurso prometedor como denuncia y de comicidad mejorable.
Cada roto tiene su ojal, y as¨ª lo entendi¨® la Academia. Diluy¨® en la verbosidad de Chris el amago de mot¨ªn de la comunidad negra, justificado por la est¨²pida violencia contra los negros e impelido por una discriminaci¨®n evidente pero mal analizada. Poco tiene que ver con la Academia la ausencia de artistas negros entre los nominados y mucho con el mercado. Dicho sea como resumen del funcionamiento industrial del cine, pocos actores tienen la capacidad hoy de soportar el peso de grandes inversiones; casi todos son blancos (hombres y mujeres, con Leonardo di Caprio, en primera l¨ªnea; sin su presencia no hubiera sido posible la inversi¨®n requerida para The Revenant); las ¨²nicas excepciones rese?ables son Denzel Washington y, quiz¨¢, Idris Elba. La industria produce calculando qui¨¦nes son sus espectadores potenciales y qu¨¦ figuras pueden atraer capitales.
Las causas de la discriminaci¨®n est¨¢n en la ra¨ªz del negocio y no en la Academia; y en la ra¨ªz del negocio hay marketing, demograf¨ªa y avidez de capital. Los hispanos, los chinoamericanos o las tribus indias podr¨ªan esgrimir argumentos similares a los que utiliza Spike Lee. Los chistes de Rock, algunos sangrientos, aunque sin llegar a Ricky Gervais, esterilizaron la protesta al tiempo que la convert¨ªan en oficialmente p¨²blica. La cuesti¨®n nodal ¡ª?hacia d¨®nde camina la producci¨®n cinematogr¨¢fica seg¨²n la direcci¨®n de los premios?¡ª queda, como casi siempre, para la trastienda de las fiestas.
Los Oscar 2016 se han manejado con tiento entre la superproducci¨®n y el drama de contenido. Spotlight, la investigaci¨®n del Boston Globe sobre la pederastia eclesial, est¨¢ bien contada, pero carece de contrapeso dram¨¢tico; vale exactamente lo que cuenta. Carol es un producto m¨¢s inteligente y decisivo para el cine de los pr¨®ximos a?os que Spotlight. El descarte de The Revenant emite un mensaje a las superproducciones (¡°ganar¨¦is en taquilla, pero no aqu¨ª¡±); Di Caprio, sumo sacerdote de la hermandad de los dicaprinos o dicapriosos, movilizados para exigir el tributo debido a su cofrade mayor, ha tenido mejores performances, seg¨²n reza el clich¨¦; y Brie Larson, bien sin excesos. La ceremonia del a?o que viene vivir¨¢ de otra pol¨¦mica y aclarar¨¢ quiz¨¢ un poco m¨¢s el porvenir del negocio.
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