El imperio de Valencia contraataca
Los titulares sobre los casos de corrupci¨®n que se acumulan en Valencia llevan tiempo aireando una situaci¨®n imposible de ignorar
Los titulares sobre los casos de corrupci¨®n que se acumulan en Valencia llevan tiempo aireando una situaci¨®n imposible de ignorar. Y la ciudadan¨ªa, opina Gustau P¨¦rez, soci¨®logo integrante de Grup Sociograma, que recientemente ha firmado un amplio estudio socioecon¨®mico para el lobby ciudadano Val¨¨ncia Vibrant, no la ignora, pero s¨ª que ha decidido pasar p¨¢gina. Los culpables deber¨¢n responder ante la justicia, pero ¡°la ciudadan¨ªa ha apostado soberanamente por comenzar una nueva etapa¡±. La ciudad quiere verse bajo una nueva luz y as¨ª lo ilustra una serie de propuestas culturales.
¡°Valencia est¨¢ viva, ?viva!¡±, viene proclamando desde 2013 Verlanga, que junto a otras publicaciones digitales como Valencia Plaza reflejan el latido creativo de la urbe. ¡°Nos daba rabia comprobar que, por esa actitud de autorrechazo que los gobernantes nos hab¨ªan inoculado, la efervescencia cultural no recib¨ªa la difusi¨®n merecida¡±, dice Rafa Rodr¨ªguez, uno de sus responsables. Verlanga habla, con orgullo pero sin chovinismo, de nombres y lugares locales. ¡°Hace dos a?os parec¨ªa pecado decir que nos gustaba nuestra ciudad. Nosotros lo gritamos a los cuatro vientos, y la gente, que ten¨ªa ganas de o¨ªrlo, nos hizo el eco¡±.
"Hace dos a?os parec¨ªa pecado decir que nos gustaba nuestra ciudad. Nosotros lo gritamos a los cuatro vientos"
Seg¨²n P¨¦rez, Valencia ¡°se est¨¢ construyendo un relato diferente en el que se plasman otras maneras de sentir y vivir la ciudad. Y esta nueva construcci¨®n colectiva permite a la ciudadan¨ªa ser protagonista de los acontecimientos y repercute en una mejora de la autoestima¡±. Esta es la actitud que transmiten los retratos de la serie Qui ¨¦s qui, que sus art¨ªfices, la fot¨®grafa Eva Ma?ez y el periodista Vicent Molins, describen como una ¡°c¨¢psula de personajes en una ciudad fascinante¡±. Explican que, con este proyecto, su intenci¨®n era colarse ¡°entre los surcos de la sociedad civil, captando un retrato de Valencia sin distancias, mostrando una ciudad necesitada de una exposici¨®n continua de sus activos especiales y de un reencuentro consigo misma¡±. Las salas de teatro, bares, galer¨ªas y librer¨ªas que pueblan el palpitante barrio de Russafa son tambi¨¦n un buen exponente de esa tendencia. La periodista Mariola Cubells, directora de relaciones externas del centro cultural La Rambleta, apunta que ¡°en los ¨²ltimos a?os han convivido una cultura oficial arcaica y otra que malviv¨ªa en los m¨¢rgenes. Valencia tiene que creer en lo suyo. Posee una cantera de gente joven con ideas renovadoras¡±.
El economista Ramon Marrades, uno de los impulsores del colectivo Val¨¨ncia Vibrant, explica que su misi¨®n consiste en recuperar un debate sobre la ciudad que estaba muy sesgado. ¡°Nuestra filosof¨ªa: dialogar desde la sociedad civil y pasar de la conversaci¨®n a la acci¨®n. Mejores empresas y profesionales significan mejor ciudad¡±. Su ¨²ltima convocatoria propuso un debate p¨²blico sobre c¨®mo mejorar la marca Valencia. Porque, tal y como apunta P¨¦rez, hay que desterrar t¨®picos ingratos. ¡°Igual que Valencia ha sido ejemplo de corrupci¨®n, tambi¨¦n puede serlo de ¨¦tica y modernidad, de transici¨®n y adaptaci¨®n a los nuevos tiempos que vienen¡±.
elpaissemanal@elpais.com
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