Contra la par¨¢lisis
El electoralismo es el peor enemigo de la nueva fase de negociaci¨®n que se abre
Los debates de investidura celebrados la semana pasada frustraron el nacimiento de una nueva mayor¨ªa en el Congreso de los Diputados y por eso Espa?a se enfrenta a otro periodo de incertidumbre respecto a la conformaci¨®n de un Gobierno. El rey Felipe VI ha hecho muy bien dando tiempo a la negociaci¨®n de los partidos, lo cual se?ala el camino a seguir antes de intentar otra investidura. Y lo deseable es que los principales actores pol¨ªticos se pongan a la tarea seria y responsablemente.
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Nadie debe distorsionar el tiempo de la negociaci¨®n como si fuera una representaci¨®n teatral destinada a dar rienda suelta a casi cuatro meses de periodo electoral. El objetivo principal de los partidos es el de buscar los apoyos suficientes para la conformaci¨®n de un Ejecutivo estable. El trabajo debe emprenderse con expresa renuncia al adanismo, a esa sensaci¨®n de creerse que todo ha de empezar desde cero.
Los espa?oles no tienen nada que ganar con la estrategia de la tensi¨®n permanente, evidenciada en los desprecios iracundos a los adversarios. En este aspecto ha destacado particularmente el l¨ªder de Podemos, Pablo Iglesias, probablemente interesado en tapar los problemas internos de su holding pol¨ªtico a base de exacerbar la idea del enemigo exterior. En general se prima la hipermovilizaci¨®n, como si cada espacio pol¨ªtico debiera mantenerse atento a la voz de mando y preparando a las bases para un combate electoral descarnado.
Hemos dicho reiteradamente que a Espa?a no le conviene seguir en la interinidad pol¨ªtica. Es negativo para sostener la recuperaci¨®n econ¨®mica y el flujo de inversiones, para atender a las necesidades de los espa?oles m¨¢s afectados por la crisis precedente y para proyectar hacia el exterior una buena imagen.
A este respecto hay que preguntar al Gobierno de Mariano Rajoy qu¨¦ sentido ha tenido mantener la diplomacia espa?ola a medio gas y no haber facilitado los viajes al exterior de uno de sus principales activos, el rey Felipe VI. La jefatura del Estado no est¨¢ en funciones y por eso fue un disparate la suspensi¨®n de la visita de Estado a Reino Unido. El Rey podr¨ªa haber cumplimentado perfectamente ese viaje con un ministro en funciones. Por fortuna se ha confirmado la reanudaci¨®n de la agenda exterior de don Felipe con la visita a Portugal, prevista para ma?ana, y con su asistencia al congreso sobre la lengua espa?ola convocado en Puerto Rico.
Hay mucho que hacer antes de permitir que se instale la idea de que la pol¨ªtica espa?ola no tiene arreglo sin nuevas elecciones. Nadie puede sostener que Espa?a carece de soluciones por el hecho de que sus principales actores pol¨ªticos, veteranos y nuevos, parezcan incapaces de pactar la formaci¨®n de un Gobierno: si as¨ª fuera, ?qu¨¦ confianza se puede tener en que lo har¨¢n avanzado el verano o en el oto?o, cuando hayamos sido v¨ªctimas de una larga y seguramente crispada campa?a electoral?
El electorado habl¨® en las urnas el 20 de diciembre y hay que encontrar salidas a partir de sus resultados, sin provocar m¨¢s desgastes pol¨ªticos y econ¨®micos de los estrictamente indispensables.
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