Fallo inform¨¢tico
PP y Podemos insisten en hacer funcionar el nuevo equipo con el viejo sistema operativo
La semana pasada se demostr¨® que tenemos un nuevo sistema pol¨ªtico pero no la cultura pol¨ªtica para hacerlo funcionar. El 20-D, los votantes alumbraron un Parlamento en el que ninguno de los dos grandes partidos est¨¢ en condiciones de formar Gobierno estable ni por s¨ª solo ni con peque?os apoyos puntuales. Que el partido que gan¨® las elecciones no pueda gobernar sin el concurso del principal partido de la oposici¨®n y que ese partido no pueda formar una coalici¨®n ganadora lo dice todo sobre la profundidad del se¨ªsmo que ha sacudido la pol¨ªtica espa?ola.
Es como si hubi¨¦ramos comprado un ordenador nuevo (el hardware) pero careci¨¦ramos del sistema operativo (el software) para hacerlo funcionar. Y como todo el mundo sabe, un ordenador sin sistema operativo no es m¨¢s que una caja tonta que genera una enorme frustraci¨®n. Los dos actores que est¨¢n en el centro del tablero, PSOE y Ciudadanos, est¨¢n intentando instalar un nuevo sistema operativo. Pero PP y Podemos insisten en hacer funcionar el nuevo equipo con el viejo sistema operativo. El PP porque busca seguir gobernando igual que en el pasado pero con el apoyo incondicional de Ciudadanos y el PSOE. Podemos porque a pesar de que habla de nueva pol¨ªtica sue?a con un sistema bipartidista en el que solo existieran PP y Podemos y el ganador se lo llevara todo.
El pacto PSOE-Ciudadanos refleja bien lo ocurrido en Alemania despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones: a cambio de no reinicializar el sistema yendo a unas nuevas elecciones, los socialistas se movieron hacia la derecha en pol¨ªtica econ¨®mica y, a cambio, los conservadores se movieron hacia la izquierda en pol¨ªtica social, de g¨¦nero y medioambiental. En Espa?a vemos algo similar en las cesiones en la flexibilidad laboral y el equilibrio presupuestario a cambio de las guarder¨ªas de cero a tres a?os, la sanidad p¨²blica universal, el ingreso m¨ªnimo vital y las ayudas a las familias en situaci¨®n de precariedad. El supuesto de partida es que los votantes de un partido prefieren un Gobierno que ejecute una parte de su programa antes que quedarse fuera y que no se ejecute ninguna. ?Perfecto? No, pacto. @jitorreblanca
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