Mensaje a Berl¨ªn
El BCE convence a los mercados, pero la eurozona necesita otra pol¨ªtica fiscal
No es habitual que el responsable de un banco central supere las expectativas de los mercados; pero eso es exactamente lo que hizo ayer Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), cuando anunci¨® una intensificaci¨®n sin precedentes de las medidas excepcionales de pol¨ªtica monetaria para el ¨¢rea euro. Sirvan de ejemplo tres pinceladas: el tipo de inter¨¦s se sit¨²a en el 0% (estar¨¢ en ese nivel ¡°un tiempo considerable¡±, seg¨²n Draghi); el l¨ªmite de la compra de deuda pasa de 60.000 millones mensuales a 80.000 millones; y en la compra de deuda quedan incluidos los bonos de las empresas europeas. La reacci¨®n de los mercados fue inmediata y entusiasta; casi todos los parqu¨¦s subieron en torno al 3%, aunque ¡ªse?al de los tiempos de oscilaciones bruscas que se avecinan¡ª volvieron a caer. Y el euro se depreci¨® el 1% frente al d¨®lar; buena noticia para los exportadores.
Draghi es aficionado a lanzar mensajes. Algunos son expl¨ªcitos, como su percepci¨®n pesimista del riesgo deflacionista en Europa. Sabe que todo est¨¢ en contra de una recuperaci¨®n de los precios. Pero los que suelen importar m¨¢s son los impl¨ªcitos. De las decisiones que anunci¨® ayer pueden entenderse dos. El primero es que el BCE est¨¢ agotando los m¨¢rgenes de pol¨ªtica monetaria (cada vez m¨¢s escasos) para controlar el riesgo de deflaci¨®n y crear la atm¨®sfera necesaria para sostener cualquier atisbo de recuperaci¨®n; el segundo nos informa de que los par¨¢metros b¨¢sicos de la econom¨ªa europea (crecimiento e inflaci¨®n) no han mejorado y obliga a intensificar la expansi¨®n monetaria.
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Con todo, la se?al m¨¢s importante del BCE es el mensaje codificado a Berl¨ªn: la autoridad monetaria ha hecho cuanto ten¨ªa que hacer, ha agotado pr¨¢cticamente sus m¨¢rgenes y casi lo ¨²nico que queda es mantener ¡°por un tiempo considerable¡± la excepcionalidad monetaria. Pero con la pol¨ªtica monetaria no alcanza para salir del estancamiento. Lo sabe Draghi como lo saben el FMI y la OCDE, todos ellos convencidos de que es la hora de la pol¨ªtica fiscal. Aunque en la eurozona el riesgo de recesi¨®n sea poco relevante, resulta que el crecimiento reducido con bajas tasas de creaci¨®n de empleo y el fantasma de una deflaci¨®n que no acaba de irse es un problema casi tan grave como la propia recesi¨®n. La presunci¨®n de que las ¡°reformas estructurales¡± son la receta que puede sacar a Europa del estancamiento ignora la realidad; cada pa¨ªs entiende por reforma estructural lo que le dicta su preferencia pol¨ªtica y hasta ahora no se conoce una sola que haya mejorado significativamente la productividad.
Europa afrontar¨¢ con ¨¦xito el estancamiento si Berl¨ªn se persuade de dos l¨ªneas b¨¢sicas de acci¨®n. La primera es que en un ¨¢rea monetaria con bajo crecimiento, el pa¨ªs rector, si tiene super¨¢vit, debe invertir, preferentemente en infraestructuras; la segunda, que la depresi¨®n de la demanda se corrige ¡ªcuando la rentabilidad privada es baja¡ª con inversi¨®n p¨²blica. Europa tiene que financiar su propio programa de recuperaci¨®n; dispone de varias opciones financieras para hacerlo, pero lo l¨®gico ser¨ªa hacerlo con deuda mutualizada.
No es sencillo que Berl¨ªn acabe de captar el mensaje; por eso hay que repetirlo una y otra vez.
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