Uni¨®n antiterrorista
Se cierran las divisiones provocadas por el 11-M. Esperemos que cunda el ejemplo
La mejor noticia de los 12 a?os transcurridos desde los atentados del 11-M es el final simb¨®lico de las divisiones entre espa?oles sobre la mayor agresi¨®n terrorista sufrida por este pa¨ªs. Una serie de agentes pat¨®genos se empe?aron en provocar la confusi¨®n sobre los autores del dolor indiscriminado sembrado por las bombas, hasta el punto de negarse a aceptar la responsabilidad de los grupos yihadistas, puesta en evidencia por la polic¨ªa y la justicia, prefiriendo agarrarse a conjuras de otra naturaleza. Las asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo han dado un ejemplo de unidad durante los actos celebrados en recuerdo de los 192 muertos y m¨¢s de 1.500 heridos, que contribuye a cerrar las heridas del 11 de marzo de 2004 en un momento tenso de la vida nacional.
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Hay que felicitarse de que esa unidad simb¨®lica haya sido compartida por la pol¨ªtica. Autoridades madrile?as de diferentes partidos han puesto especial ¨¦nfasis en ello, visible en la participaci¨®n conjunta de la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, y de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, en los actos convocados. Los l¨ªderes nacionales no coincidieron en los actos de recuerdo, pero por lo menos se condujeron con prudencia y evitaron palabras o gestos disonantes sobre el hecho central que les convocaba a la memoria y al respeto.
Un clima de uni¨®n es importante no solo para cerrar las fracturas del pasado, sino para prepararse ante zarpazos futuros. Por grande que sea el esfuerzo de los medios policiales y judiciales, no estamos libres de atentados. Es preciso proteger la lucha antiterrorista de los vaivenes pol¨ªticos y enfrentarse a hechos dif¨ªciles, como la presencia creciente de espa?oles entre los detenidos por actividades relacionadas con el yihadismo. La filtraci¨®n de documentos del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), conocida ayer, ha desvelado la identidad de unos 22.000 yihadistas de medio centenar de pa¨ªses, entre los que figuran al menos media docena de espa?oles.
No menos claro es el dato de que casi la mitad de los detenidos en Espa?a por terrorismo islamista entre 2013 y 2015 eran espa?oles; y que no se trata solo ni mayoritariamente de lobos solitarios, sino de individuos conectados con redes y c¨¦lulas con funciones operativas, algunas de ellas decididas a actuar en Espa?a, como explicaban ayer dos expertos en la materia desde EL PA?S.
Hace falta que la colaboraci¨®n, o al menos la no agresi¨®n entre las fuerzas pol¨ªticas sobre un tema tan grave, se extienda a otras cuestiones importantes necesitadas de amplios consensos. Desde luego no es f¨¢cil, vista la divisi¨®n que reina en las filas de la pol¨ªtica. La persistencia de la amenaza yihadista constituye una raz¨®n de peso para no demorar los acuerdos que permitan constituir el nuevo Gobierno de Espa?a, pero no es ni mucho menos la ¨²nica. Si han hecho falta 12 a?os para soldar un aspecto simb¨®lico de la unidad contra el terrorismo, esperemos que no sea necesario perder demasiado tiempo en recuperar un grado suficiente de confianza en la pol¨ªtica como para atender otras necesidades fundamentales de los ciudadanos.
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