?Resistir¨¢ el centro de Europa?
Un mill¨®n de refugiados han sacudido la Alemania rica, burguesa y liberal. Merkel necesita demostrar que puede integrar a los reci¨¦n llegados, pero la dimensi¨®n del problema est¨¢ agotando la capacidad del Estado y la paciencia de la poblaci¨®n
¡°Por qu¨¦ viniste a Alemania, y no a Italia?¡±, le pregunto a Jawad, un delgado chico de 16 a?os y ojos ilusionados que procede de Afganist¨¢n y est¨¢ junto a los seis metros cuadrados cubiertos por mantas que constituyen el hogar de su familia en un centro de emergencia de recepci¨®n de refugiados, en un polideportivo de Berl¨ªn Este. Hace seis meses no hablaba alem¨¢n, pero ahora responde sin vacilar: ¡°Italien hat kein Geld!¡± (¡°?Italia no tiene dinero!¡±). Breve y sin rodeos. Un mill¨®n de reci¨¦n llegados como ¨¦l en un solo a?o han sacudido de tal forma a la Alemania rica, burguesa y liberal que un partido xen¨®fobo y antiinmigrantes acaba de obtener la cuarta parte de los votos en un Estado oriental del pa¨ªs. La gente se pregunta en todo el mundo: ?resistir¨¢ el centro de Europa?
Otros art¨ªculos del autor
Desde el punto de vista pol¨ªtico y econ¨®mico, el centro de Europa es Alemania. Y el centro de Alemania es el Gobierno de la ¡°gran coalici¨®n¡± de los democristianos de centro-derecha y los socialdem¨®cratas de centro-izquierda. Y el centro de ese Gobierno centrista es Angela Merkel. Por consiguiente, en realidad, Merkel es el centro de Europa.
Tras el mal resultado de su partido, la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), en las elecciones regionales en tres Estados federales, se mantiene aparentemente impasible y sigue defendiendo su estrategia de pacto acuerdo entre la UE y Turqu¨ªa que la cumbre europea aprob¨® la semana pasada en Bruselas. ?Es por la firmeza paciente y pragm¨¢tica que la ha hecho merecedora de tanta confianza? ?O por la soberbia que se instala, como si lo ordenara alguna ley de la f¨ªsica, cuando un pol¨ªtico lleva en el poder m¨¢s de 10 a?os? (Margaret Thatcher, Helmut Kohl, Recep Tayyip Erdogan... la lista es interminable).
Por ahora, el centro de la pol¨ªtica alemana resiste, pero se lo est¨¢n comiendo por los bordes, como un panecillo indio. Sus socios de coalici¨®n, los socialdem¨®cratas, tambi¨¦n han tenido malos resultados, y los vencedores en el vasto y pr¨®spero Estado de Baden-Wurtemberg fueron los Verdes. Ahora existen seis partidos a los que hay que tomar en serio, o siete, si se cuenta aparte la Uni¨®n Social Cristiana B¨¢vara (CSU), que ha criticado con dureza la pol¨ªtica de refugiados de la canciller. El periodista Stefan Kornelius cree que quiz¨¢ el eje esencial de la pol¨ªtica alemana est¨¦ cambiando de izquierda-derecha a centro-m¨¢rgenes. Los pol¨ªticos tradicionales hacen referencias constantes a ¡°los partidos democr¨¢ticos¡±, para distinguirlos de Die Linke, de extrema izquierda, y ahora la Alternativa por Alemania (AfD), antiinmigrantes y antieuro.
La crisis de los refugiados es solo una m¨¢s de las que asedian al poder central europeo
El ¨¦xito electoral de esta ¨²ltima formaci¨®n ha ocupado los titulares de todo el mundo. Algunos de sus candidatos dijeron cosas espantosas. Un tal Michael Ahlborn, en el Estado oriental de Sajonia-Anhalt, calific¨® a los turcos de Drecksvolk, ¡°pueblo de mierda¡±. G¨¹nter Lenhardt, un suboficial del Ej¨¦rcito en la reserva y candidato del partido en Baden-Wurtemberg, afirm¨® que ¡°al refugiado seguramente le da igual en qu¨¦ frontera ¡ªla griega o la alemana¡ª morir¡±. Pero estos comentarios, pr¨®ximos a la ret¨®rica del movimiento de extrema derecha y xen¨®fobo Pegida, quiz¨¢ nos impiden ver el verdadero problema. Todas las personas con las que he hablado durante una intensa semana que he pasado en Berl¨ªn estaban de acuerdo en que es sorprendente el apoyo con el que cuenta AfD en la clase media educada: profesores, m¨¦dicos, empresarios, abogados, gente que sabe exactamente cu¨¢ndo utilizar ¡°Frau Doktor¡± y son muchas veces ¡°Herr Doktor¡± o incluso ¡°Herr Professor¡±.
Para contrarrestar esta radicalizaci¨®n y esta fragmentaci¨®n, el centro ¡ªy el centro del centro, es decir, Merkel¡ª necesita hacer dos cosas muy dif¨ªciles: demostrar que puede integrar a m¨¢s de un mill¨®n de reci¨¦n llegados con un origen cultural muy diferente a los millones de alemanes que dudan de que sea posible, y cortar la entrada de nuevos refugiados. En cuanto a lo primero, una visita a un centro de refugiados permite ver el extraordinario esfuerzo de hospitalidad p¨²blica civilizada que est¨¢ haciendo este pa¨ªs (seis metros cuadrados para todos, seg¨²n me cuenta el supervisor del centro de refugiados de Berl¨ªn, comida, ropa, atenci¨®n m¨¦dica, clases especiales para los ni?os en edad escolar, una suma mensual que se transfiere a una cuenta bancaria), pero tambi¨¦n que la dimensi¨®n del problema est¨¢ agotando la capacidad del Estado y la paciencia de la poblaci¨®n hasta un nivel cr¨ªtico.
Cortar la llegada de m¨¢s gente significa depender de dos l¨ªderes err¨¢ticos: Erdogan y Putin
Cortar la llegada de m¨¢s gente, aunque todo salga conforme al plan de Merkel, significa depender de forma alarmante de dos l¨ªderes err¨¢ticos y antidemocr¨¢ticos, Erdogan y Putin, el sult¨¢n y el zar. Para que Alemania pueda mantener su apertura ¨¦tica y humanitaria a los verdaderos refugiados, Merkel ha respaldado una propuesta que entra?a problemas ¨¦ticos y legales: encerrar a los refugiados en campamentos en Grecia y luego hacer intercambios uno por uno con refugiados sirios en Turqu¨ªa. Eso quiere decir pactar con el sult¨¢n turco que est¨¢ pisoteando la libertad de prensa y violando los derechos humanos y las normas europeas de m¨²ltiples formas. Quiere decir tambi¨¦n fiarse de que la Rusia de Putin va a mantener en vigor el precario cese de hostilidades en Siria. Al hablar con gente cercana a la canciller, est¨¢ penosamente claro que toda su pol¨ªtica pende de estos hilos turco y ruso. Para referirse a esta estrategia se ha empleado la palabra ?berrealpolitik, pero, como pasa siempre con el realismo en pol¨ªtica exterior, hay que preguntarse hasta qu¨¦ punto es realista. Y eso, para no hablar de las probabilidades de que muchos m¨¢s refugiados emprendan la peligrosa traves¨ªa marina de Libia a Italia, o intenten llegar por otras rutas.
La crisis de los refugiados se ha apoderado de la pol¨ªtica alemana, pero no es m¨¢s que una de las varias que asedian al poder central europeo. Est¨¢n tambi¨¦n la crisis del euro, la guerra de baja intensidad y la corrupci¨®n m¨¢s que intensa en Ucrania, el Gobierno nacionalista conservador en la vecina Polonia, Marine le Pen en Francia... ah, s¨ª, y la amenaza de Brexit. En Alemania no quieren que Gran Breta?a se vaya de la UE, pero no es su m¨¢xima prioridad. Si los brit¨¢nicos votamos por la salida, no nos ofrecer¨¢n un acuerdo m¨¢s favorable, sino que se volver¨¢n de inmediato hacia Francia, con la intenci¨®n de construir un n¨²cleo europeo fuerte. Si el pa¨ªs insular no quiere ayudar al resto de Europa, tendr¨¢ que arregl¨¢rselas como pueda. Los alemanes tienen tareas importantes que cumplir: volver a estabilizar un pa¨ªs y, con ¨¦l, un continente.
Timothy Garton Ash es profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su nuevo libro, Free Speech: Ten Principles for a Connected World, se publicar¨¢ en primavera. [PIEPAG]@fromTGA
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.