?Por qu¨¦ los espa?oles preferimos la pol¨¦mica a la verdad?
Que un comit¨¦ de arbitraje anule desde una oficina un gol a Ronaldo en tiempo real (algo que ya ocurre en EE UU) es impensable en Europa. Somos conservadores y viscerales
15 de mayo de 2015, Verizon Center, Washington D.C. Paul Pierce, leyenda del baloncesto de 37 a?os, acaba de anotar una de las canastas m¨¢s importantes de su carrera. Los Washington Wizards van perdiendo por tres puntos en el sexto partido de la serie semifinal de la Conferencia Este contra los Atlanta Hawks. Pierce, campe¨®n de la NBA en 2008 con los Boston Celtics, diez veces seleccionado para el All Stars, ha soltado el brazo a la desesperada en el ¨²ltimo segundo anotando un triple estratosf¨¦rico desde la esquina y forzando la pr¨®rroga. El ¨¢rbitro concede la canasta.
A 250 kil¨®metros de all¨ª, en Seacacus, New Jersey, Joe Borgia va a encargarse de que el momento de gloria de Pierce y sus Wizards no pase a la historia. El veterano ex¨¢rbitro y actual coordinador del NBA Replay Center apura su ¨²ltimo caf¨¦ de la noche mientras revisa la jugada junto a otros dos miembros de su equipo. Pretenden comprobar m¨¢s all¨¢ de toda duda razonable si el tiro de Pierce se ha producido antes o despu¨¦s de que el cron¨®metro llegase a cero. En aquel momento, el Replay Center lleva poco m¨¢s de un a?o encarg¨¢ndose de validar las jugadas decisivas de todos los partidos de la NBA aunque los ¨¢rbitros no soliciten su intervenci¨®n.
Durante un minuto y medio que a todos los implicados se les hace eterno, Borgia repasa a c¨¢mara lenta las tomas de 11 c¨¢maras distintas de alta definici¨®n. Los m¨¢s de 20.000 espectadores que han asistido al encuentro aguardan expectantes para saber si habr¨¢ pr¨®rroga o si el equipo local quedar¨¢ eliminado. Por fin, tras repasar varias veces, con sudor fr¨ªo en la espina dorsal, da con una toma que muestra con nitidez a Pierce en el margen izquierdo del encuadre y el reloj del pabell¨®n en el extremo contrario. Borgia se decide a anular la canasta. Los espectadores abandonan el pabell¨®n mientras Pierce, que acaba de fichar por Los Angeles Clippers, se despide de ellos desde el centro de la pista. Pudo ser su gran noche.
Durante un minuto y medio que a todos los implicados se les hace eterno, Borgia repasa a c¨¢mara lenta las tomas de 11 c¨¢maras distintas de alta definici¨®n. Los m¨¢s de 20.000 espectadores que han asistido al encuentro aguardan expectantes para saber si habr¨¢ pr¨®rroga o si el equipo local quedar¨¢ eliminado
¡°Me temo que ser¨ªa imposible¡±, concede con una sonrisa de circunstancias Ram¨®n Palomar, periodista del diario Sport, cuando se le pregunta si algo parecido a lo de Pierce podr¨ªa ocurrir en el Santiago Bernab¨¦u (o en el Camp Nou, Anfield Road o San Siro), si los 80.000 espectadores del coliseo madridista soportar¨ªan un minuto y medio de suspense antes de saber si un decisivo gol de Cristiano Ronaldo es anulado o no por un equipo de oficinistas de Bruselas, Lisboa o Sevilla. ¡°Ustedes los europeos tienen un grave problema con el conservadurismo de sus estamentos deportivos¡±, nos cuenta Borgia. ¡°Se preocupan por cuestiones como la posible reacci¨®n del p¨²blico o si la tecnolog¨ªa aplicada a los arbitrajes supone una p¨¦rdida de su autoridad cuando lo que de verdad deber¨ªa preocuparles es la justicia en competiciones profesionales que mueven tantos millones¡±.
Robert ?lvarez, redactor de deportes de EL PA?S, comparte con matices el an¨¢lisis de Borgia. ¡°En Estados Unidos conciben el deporte profesional como un espect¨¢culo, y que un pabell¨®n aguarde una decisi¨®n arbitral con el alma en vilo forma parte del show. En Europa damos prioridad al aspecto competitivo, somos muy viscerales cuando juega nuestro equipo y, adem¨¢s nos gusta polemizar sobre los errores arbitrales. Nos hemos acostumbrado a que formen parte del juego¡±.
Borgia se rebela contra esta tolerancia cultural al error: ¡°Arbitrar es muy dif¨ªcil y el reglamento del f¨²tbol, muy complejo, pero ?por qu¨¦ no aplicar una tecnolog¨ªa que ya existe y que ni siquiera es demasiado cara para cuestiones objetivas, como si un bal¨®n ha traspasado o no la l¨ªnea de gol o si una falta ha sido dentro o fuera del ¨¢rea?¡±.
El NBA Replay Center empez¨® a funcionar en octubre de 2014. Esta temporada ha revisado unas 1.400 decisiones arbitrales (1,85 por partido). El tiempo medio por revisi¨®n se ha reducido de los 43 segundos de la pasada temporada a 33. ¡°No est¨¢ mal¡±, comenta Palomar, ¡°pero sigue siendo demasiado tiempo para lo que es habitual en el f¨²tbol, un juego que tolera mal las interrupciones¡±. Borgia contraataca: ¡°30 segundos es bastante menos de lo que tardan los jugadores de f¨²tbol en celebrar un gol o fingir una lesi¨®n¡±.
El Replay Center que coordina en Nueva Jersey no es el ¨²nico de las ligas profesionales de Estados Unidos. La NFL de f¨²tbol americano tiene su propio centro, inaugurado en 2014 en el coraz¨®n de Manhattan: 85 monitores en los que 21 empleados revisan de manera obsesiva partidos que pueden durar m¨¢s de tres horas y en los que las interrupciones son continuas. Tambi¨¦n en Nueva York tiene su centro de rearbitraje instant¨¢neo la principal liga de b¨¦isbol, la MLB (la principal liga de b¨¦isbol), que cuenta con un equipo de 30 profesionales coordinado por el exentrenador Tony LaRussa.
La liga de hockey hielo, la NHL, pionera en el uso de tecnolog¨ªa de apoyo arbitral, revisa partidos en directo desde su cuartel general de Toronto, en Canad¨¢. Incluso en los rodeos, esa tradici¨®n norteamericana a medio camino entre el deporte y el folclore m¨¢s descarnado, se revisan repeticiones a c¨¢mara lenta para tomar decisiones clave desde 2006.
En Europa damos prioridad al aspecto competitivo, somos muy viscerales cuando juega nuestro equipo y, adem¨¢s, nos gusta polemizar sobre los errores arbitrales. Nos hemos acostumbrado a que formen parte del juego
?Cu¨¢nto podr¨ªa costarles un centro de rearbitraje a las grandes ligas europeas? El de la NBA ha costado unos 15 millones de euros. ¡°Menos de lo que la FIBA se debe gastar en c¨¢terin¡±, bromea Borgia. Con una instalaci¨®n de estas caracter¨ªsticas, el f¨²tbol se habr¨ªa ahorrado bochornos hist¨®ricos como el gol no concedido a Frank Lampard en el Inglaterra-Alemania de los octavos de final del Mundial de Sud¨¢frica, el anulado a Fernando Morientes contra Corea del Sur en el de 2002, el codazo de Tassotti a Luis Enrique en los cuartos de final del de 1994, las manos de Dios de Lionel Messi y Maradona o la no expulsi¨®n de Luis Su¨¢rez por morder a Branislav Ivanovic durante un Chelsea-Liverpool. Incluso podr¨ªan haberse corregido sobre la marcha errores tan rid¨ªculos como el cometido por Graham Poll en el Croacia¨CAustralia del Mundial de 2006, cuando el ¨¢rbitro brit¨¢nico ense?¨® tres tarjetas amarillas al croata Simunic sin por ello acordarse de expulsarlo hasta varios minutos despu¨¦s.
Seg¨²n Sergi Albert, que fue ¨¢rbitro de f¨²tbol de Primera Divisi¨®n y ejerci¨® durante a?os de comentarista deportivo, ¡°la mayor¨ªa de ¨¢rbitros estar¨ªan encantados de disponer de asistencia tecnol¨®gica, porque les descargar¨ªa de responsabilidades que ahora tienen que asumir en solitario. Las inercias conservadoras son de las federaciones, no del estamento arbitral¡±.
El ex¨¢rbitro catal¨¢n opina que ¡°es de una miop¨ªa in¨¦dita que en un deporte como el f¨²tbol, que se juega en una superficie inmensa, casi una hect¨¢rea, s¨®lo haya un ¨¢rbitro sobre el rect¨¢ngulo de juego, cuando en el resto de deportes profesionales hay al menos dos¡±. El ¨²nico avance en los ¨²ltimos a?os, a?ade, ¡°ha sido ponerle a ese ¨¢rbitro un par de auriculares y rodear el rect¨¢ngulo de asistentes que, en mi opini¨®n, no aportan demasiado. Porque ?de qu¨¦ sirve el juez de gol si tiene que decidir si un bal¨®n ha cruzado la l¨ªnea en directo, sin ver repeticiones?¡±.
Para Robert ?lvarez, no s¨®lo el f¨²tbol tira de inercias conservadoras para no aplicar la tecnolog¨ªa a sus arbitrajes. ¡°Tenemos un caso reciente en la liga ACB: el tiro decisivo de Justin Doellman en el Barcelona Lassa¨CValencia Basket de hace poco m¨¢s de un mes, un presunto triple que fue considerado canasta de dos puntos. El Barcelona ha amenazado con acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo porque considera que el colegiado no aplic¨® el protocolo habitual en este tipo de decisiones¡±. Para Ram¨®n Palomar, el problema consiste en que ¡°la jugada fue revisada a trav¨¦s de las im¨¢genes de la transmisi¨®n televisiva y, como ese partido lo transmiti¨® Teledeporte, no Televisi¨®n Espa?ola, s¨®lo hay dos tomas, ninguna de ellas concluyente¡±. Algo que, seg¨²n reconoce Palomar, no hubiese ocurrido en caso de que la ACB dispusiese de su propio replay center.
Para Borgia, la tecnolog¨ªa aplicada al deporte s¨®lo est¨¢ bajo sospecha ¡°hasta que deja de estarlo¡±. El tenista John McEnroe se pas¨® toda su carrera protestando decisiones arbitrales que ten¨ªan que ver con si una bola hab¨ªa botado dentro o fuera. Con la llegada en 2005 del c¨¦lebre ojo de halc¨®n, muchas de sus quejas no habr¨ªan tenido sentido. ¡°Lo curioso es que lo que nos ofrece el ojo de halc¨®n no es una imagen real, sino una reconstrucci¨®n virtual de la jugada. Pero los aficionados aceptan que eso es lo que ha ocurrido en realidad y no hay nada m¨¢s que hablar¡±, se?ala Borgia.
Lo curioso es que lo que nos ofrece el 'ojo de halc¨®n' no es una imagen real, sino una reconstrucci¨®n virtual de la jugada. Pero los aficionados aceptan que eso es lo que ha ocurrido en realidad y no hay nada m¨¢s que hablar
El ojo de halc¨®n, por cierto, se utiliza ya en algunas competiciones de f¨²tbol, y fue decisivo para que se concediese un gol a Stephan Lichtsteiner en un partido de los cuartos de final de la Copa de Italia. De haberse utilizado en el Mundial de 2010, los aficionados ingleses no llevar¨ªan m¨¢s de cinco a?os quej¨¢ndose del gol que la anularon a Frank Lampard contra Alemania. ¡°La tecnolog¨ªa ayuda a que gane el deporte¡±, concluye Borgia. ¡°Cuando me preguntan de qu¨¦ equipo soy, digo que mi equipo son los ¨¢rbitros. Nadie les apoya, pero son los encargados de hacer justicia¡±.
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