ISIS est¨¢ ganando la guerra
Mientras parte del mundo ¨¢rabe pide democracia, el grupo terrorista pretende la victoria del horror en el mundo entero

Solo hace falta parar la oreja por la calle o en los salones para saber quien est¨¢ ganando la batalla de Europa. Se llama ISIS, asegura regentar algo que llama Estado Isl¨¢mico y si sobre el terreno -Siria e Irak- sufre el creciente bombardeo de la aviaci¨®n occidental, a la que pronto se sumar¨¢n las superfortalezas volantes norteamericanas, B-52, en lo que llamamos en Espa?a pa¨ªses de nuestro entorno, hoy B¨¦lgica y Francia, estamos llevando la peor parte.
Es un c¨ªrculo tan cerrado como vicioso. Las fuerzas de seguridad quiz¨¢ evitan alg¨²n que otro atentado, pero con los que se les escapan, como hoy en el aeropuerto de Zaventem y el metro de Bruselas, basta y sobra para que la islamofobia sea la gran arma del ¨ªncubo terrorista. Y con el alud de refugiados que pugnan por abrirse paso hasta Europa el c¨ªrculo se cierra: los musulmanes residentes incluso de larga data en nuestros pa¨ªses, inocentes en su gran mayor¨ªa de cualquier debilidad ante el fanatismo criminal, en la medida en que son objeto del trato como m¨ªnimo entre receloso e insultante de sus vecinos corren el riesgo de convertirse en masa de maniobra del terror. Y no hace falta para ello que se afilien a ISIS, simplemente con que pierdan inter¨¦s en europeizarse, creer y servir a la sociedad en la que viven, basta para que el islamismo criminal avance sobre el terreno. Los atentados generan p¨¢nico en la ciudadan¨ªa, desafecci¨®n entre europeos de ra¨ªz o leg¨ªtimamente adquiridos a trav¨¦s de la inmigraci¨®n, y encuentran probablemente presa relativamente f¨¢cil entre los refugiados reci¨¦n llegados o por llegar, eso si no, como parece inevitable, ya est¨¢n infiltrados entre ellos los agentes del mal.
El verdadero enemigo no es el ISIS estatal, con su territorio, sus bases, sus ministerios y sus inspectores del fisco. La polic¨ªa belga no es ni mejor ni peor que la de los pa¨ªses vecinos, pero se muestra impotente para garantizar nada. Entre millones de sospechosos por el solo hecho de pertenecer a otra religi¨®n, se esconden los instigadores del p¨¢nico. Y nosotros los espa?oles no olvidemos que una lectura miserable de la historia, algo as¨ª como la devoluci¨®n de visita de las Cruzadas, tiene muy presente el pasado sarraceno de la pen¨ªnsula.
?C¨®mo puede, en definitiva, ganar el europeo esta guerra? Es de temer que ¨²nicamente cuando el mundo ¨¢rabe-isl¨¢mico se alce contra el mal en su propio seno. Ni Al¨¢, ni el Cor¨¢n tienen la culpa. Una gran civilizaci¨®n pugna por asegurarse un lugar renovado en el mundo, pero son hoy dos las Primaveras ?rabes: la tunecina, que pelea por la democracia contra la propia ISIS, y el Estado Isl¨¢mico, que pretende nada menos que la victoria de ese horror en el mundo entero, pero siempre empezando por Europa. Y de la victoria de una u otra se derivar¨¢ buena parte de la historia del siglo XXI.
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